EL OTRO ILUSTRE COLEGIO DE Pataphysica OICDP
SEMBLANZA DEL ACTUAL ESPECTÁCULO DE
"EL OTRO ILUSTRE COLEGIO OFICIAL DE PATAPHYSICA"
Nosotros somos El Otro Ilustre
Colegio Oficial de Pataphysica, en nosotros se cuece el puchero de cualquier azar.
El Otro Ilustre Colegio Oficial
de Pataphysica, formado para la ocasión por violinistas, toneles, trompatistas,
guitarristas, ruiditos, pianistas y oradores, amén de otros estamentos
poliédricos, hace una representación fidedigna de los dimes y diretes del
inconsciente individual; en un espectáculo total de hora y media de duración,
los Doctores en Pataphysica se explayan a sus anchas con la auténtica
convicción del que sale a buscar caracoles después de una tormenta de mucho
cuidado.
La mar salada –de la que todos
guardamos un grato recuerdo-, fijación de los juegos de nuestra infancia,
acompaña el desarrollo de la representación, erigiéndose en el poste o
barómetro que engullirá a los Doctores devolviéndolos a su habitat natural: el
útero-etílico de sus supremas panzas.
Mezcla de surrealismo y
cabaret, los Doctores en Pataphysica ejecutan una suerte de equilibrio entre el
yo y el él prorrumpiendo en aplausos.
La Música y las declamaciones u
oralidad arropan las acrobacias de los doctores que, con las pértigas que la
naturaleza les concedió, degustan el Martini on The Viola. Componentes:
Un pianista, el Dr. Friedrich
Von Pinacothéque, perenne, toca.
Un Orador, el Dr. Bungalou
Lumbago A’tresbandas, que condensa en su alma las hipérboles y epifenómenos contenidas
en las obras completas del divino Marqués de Sade y en el tomo 43 de la “Breve
Introducción a las Extravagancias” de Julius Bolffpach, famoso escritor y
empaquetador rumano.
Un Trompatista, el Dr. El
Antiabraham Mi Primer Mamut, apéritif et ascéte cycliste.
Un guitarrista libador de
bisectriz, el Dr. Antuan Duanel, neurótico obsesivo desde que nació y
espadachín polígamo invicto en el almabique; rara cualidad la poligamia, que le
hace ser extremadamente dúctil en el arte del birlibirloque. Los miércoles
alternos de cada tres sale al balcón de su casa donde exactamente a las cinco
en punto de la tarde una orquesta compuesta de 25 amazonas le interpreta el
“Orfeo en los Infiernos” de Jacques Offenbach; detalle que justifica plenamente
su existencia.
Un rudo ruidista, el Capitán
Estulticia, coprófago, merodeador. Cuando no es una circunferencia ligeramente
abombada cita continuamente a Homero en su célebre: "Si...pero"; cita
que, aun no siendo de Homero, sin embargo gusta de citar en su casa, la suya de
citar, la de citas.
Una Viola, Mademoiselle Fosas
Marianas, expeditiva muestra de cómo la oscura ciénaga abisal evoca una
prometedora tarta de fresas en nata.
Música y textos originales.
LA TIERRA DEL GRAJO. Novela.
© Por el Doctor Bungalou Lumbago A’tresbandas. Dr. en Pataphysica.
En La Tierra del Grajo la
naturaleza impone tanto el ritmo como el desarrollo argumental, siendo este un
relato certero y apasionado a la vez. Un goce balsámico para el alma, con el
inconfundible sabor del coñac añejo, ¡Torres diez pardiez!. En efecto, en LTDG
el tiempo planea como un todo que absorbe a los personajes, a la trama y al
mismo autor; una idea del tiempo tal como la concibió Dalí con sus relojes
blandos, una idea que va totalmente en contra de cómo es aceptada y resuelta
por el mundo contemporáneo. Poliédrico, como buen Doctor en Pataphysica, en su
manera de ver y recrear la realidad, con su paraguas octogonal, nuestro autor
cubre las vergüenzas de sus coetáneos y, de su prima carnal. Asimismo,
encaramado a uno de los 80 cocoteros de su propiedad, observa y dirige el
caótico concierto natural del pedregal mientras degusta, con una ceja levantada
y la otra acariciando el reluciente pomo de su bastón, el bizcocho Nietzscheano
horneado con amor, por Hirundina para la ocasión. En la novela se palpa “eso
que no es del tiempo” y que Juvenal ya había identificado con un par de alubias
frescas, dos por cabeza. El tono narrativo es lustroso, florido, pulido y
profundamente peludo en las páginas Con-claves del libro, siempre a merced de
los azares de la vida natural como un ovillo que se desenrolla y nos va
mostrando toda la belleza del paisaje y los diversos accidentes que se imponen
a los personajes cuya mente, que está en continuo proceso de asombro, va siendo
desvelada por sus actos, con un desprecio absoluto por los acontecimientos del
devenir que se van imponiendo en sus vidas. Para ellos no existe el transcurso
del tiempo, solo el lento y pausado deleite de lo que les va ocurriendo como si
se demoraran infinitamente, paladeando las delicias de unas jugosas y
suculentas patas de bogavante, por detrás y por delante. Milimétricamente
exactas son las páginas dedicadas a la descripción geográfica y paisajística,
con el acertado añadido de la suspensión de la acción y la intromisión
de…pero…léanla, léanla,…hermenéuticos herederos de Dragó. Es este poderoso -y
asombroso- poder de observación lo que le permite, cual cirujano de bisturí,
penetrar con su mirada tanto en el infinito mundo natural como en la inagotable
profundidad –o no- de la mente humana. 1 La situaciones se desarrollan y son
descritas de una manera totalmente cinematográfica y en el fondo de las mismas
se aprecia y yergue la belleza extática (una de las propuestas de LTDG) belleza
alejada de los convencionalismos ruidosos de la sociedad capitalista-triunfalista
y sus mareas de sensaciones encubiertas... Es una novela para degustarla con el
tiento que ya advertía Alfred Jarry como recomendación a la hora de afrontar
sus escritos: +/- : no podrán ser apreciados por los lectores en toda su
magnitud hasta que Nos no nos hayamos ajustado convenientemente el
mondadientes. Efectivamente, si la Pataphysica precede al ser, La Tierra del
Grajo marca la línea a seguir después de éste. El espíritu alegre y gozoso que
se despliega en el terraplén del tercer tramo de la obra culmina con la
profunda sensación de estar viendo al mismo autor departiendo en un enorme
sillón junto a Mann y a Waugh, puros, pastas y licores varios esparcidos
alrededor. Igualmente impecables son los toques estilísticos de tacón Pataphysicos
a lo Boris Vian donde se percibe que el narrador puede llevar al lector y a sus
familiares más íntimos y alejados allá donde él quiera, esto es: aquí, allá,
acullá, para acabar comprando las barras de pan en la cadena internacional de
panaderías “La Hogaza Paralela” en Werther Bremen (Oriental). Adjetivos
precisos, exactos, como guiados por estilográfica Borgesiana, proporcionan el
punto justo de equilibrio para que el texto conforme un todo formal Apolíneo.
Dioniso, por sus partes, mueve el bigote al compás del ritmo cadencioso de la
mecedora donde se solaza Claudia. Para finalizar aplaudir el gran acierto que
han tenido los editores al hacerse con los royalties de LTDG, ya que Verbum,
que, casualmente, significa: pala, azotea y séptimo de peluquería, también
significa, incomprensiblemente, verbo; y ese es precisamente el dominio del
autor, esas son sus armas, “la palabra meditada”, bruñidas con infinita
paciencia y esmero en el frondoso vergel Wagneriano de su fértil imaginación.
Auguramos así, una futura gran colaboración entre ambos; la editorial Verbum,
por fin, está en buenas manos.
BUENAS TARDES.
L'Alt
Penedès (Moho Tse Tung) julio de 8490 desde el reinado del Padre Úbú_2015vulg.
Dr. Bungalou Lumbago A’tresbandas. Dr. en Pataphysica.
-- La Tierra del Grajo
Editorial Verbum, Madrid 2015 ISBN 978-84-9074-157-3 306 páginas