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Cuando duermes, tu cuerpo arista envenena mis ángulos de redondeces. Me abrazas, soy la uña que se lima contra tu espalda piel ballena húmeda. Me abrazas, soy la mano que acuna su sueño en tu sudor maltratado. Cuando duermes, tu abrazo sabe a sexo cálido bajo la lengua. Respiro, y sólo huele a descanso.
Alicia Colmenar
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