EL BLUES DEL FUEGO:
CANIBALISMO AUDIOVISUAL
EN LAS MULTITUDES
CONECTADAS
MARÍA CAÑAS
EL SUSURRO DE LAS
IMÁGENES
XVII JORNADAS DE ESTUDIO
DE LA IMAGEN
Vivimos tiempos extraños,
de imaginarios excesivos y delirantes, lúgubres y sensuales, a la vez.
Imaginarios como rizomas abiertos a fracturas y contradicciones que el arte utiliza
en su búsqueda poética de formas de subversión y renacimiento.
Tiempos en los que
sentimos “el susurro de las imágenes”, junto a su frenético griterío. Y ante
ello, como archivera compulsiva que soy, creo que se puede encontrar refugio en
la imagen, aunque a veces, no puedo evitar pensar que cuanto más trabajo con
ellas más parece devorarme el silencio.
La economía de Hollywood
y del mercado del arte generan una tremenda inflación y sobreabundancia de
imágenes. Por ello a la hora de crear, elegí reciclar, revisitar, homenajear
obras ya existentes; reinterpretar los recursos de la gran industria y el
infinito iconográfico de la cultura libre, que están ahí disponibles para que
los reinventemos. Ha llegado el momento de filmar lo que nadie filma y donde
nadie filma o de hacer cine sin cámaras.
En definitiva, como
expresó Roland Barthes, se trata de la cultura considerada como palimpsesto
infinito, de cada obra “hecha de escrituras múltiples, surgidas de varias
culturas y que entran unas con otras en diálogo, en parodia, en discusión”.
Me interesa la imagen
como fuego (“El fuego camina conmigo.” Lynch. Algunas de mis piezas son un
universo en llamas donde confluyen huellas de vidas al límite, incendios
interiores y cosmogonías barrocas digitales) y como juego (“¿No es el arte un
juego entre todos los hombres de todas las épocas?. ” Duchamp).
Mi perspectiva caótica y
apasionada a la hora de crear-pensar con las imágenes, es la poética del Apropiacionismo,
el Dadaísmo gamberro, el “marujeo” Punk y el Surrealismo garrulo (Buñuel).
Concibo la imagen como un
instrumento revelador de fantasmas. Para mí, lo importante, es la función
chamánica de las imágenes, su invitación a liberar todas las fuerzas ocultas de
nuestro inconsciente.
Apuesto por el remontaje
de imágenes propias y ajenas, para elaborar nuevos sentidos distintos a los de
su uso primigenio. Me considero una Dra. Frankenstein audiovisual, pues creo
que siempre puedes insuflar nueva vida al material de archivo y residuos
reciclados.
Trato de repensar y
remezclar la vida, el cine, la historia del arte y el detritus audiovisual que
nos rodea, desde lugares y tiempos nuevos, con la intención de subvertir la
realidad e ironizar sobre los tópicos. Agitar las imágenes, para así
transformarnos en seres más libres, críticos y creativos. Mi capacidad para
fagocitar y (re)crear imágenes no conoce límites. En mi obra conviven, sin
prejuicios, todo tipo de material de archivo con imágenes rodadas con una
pequeña mini DV o un móvil, dilapidadas por un aplastante sentido del humor que
transita de la ironía a lo gamberro, de lo místico a lo obsceno.
www.animalario.tv y El
Perfecto Cerdo son excesivos ejercicios metadiscursivos sobre el “carácter
porcino” de la información actual y la cultura de archivo; una declaración de
principios: si del cerdo puede aprovecharse todo, de la imagen contemporánea
para crear, sea cual sea su procedencia, también.
Mis obsesiones son las de
todos los humanos: la vida y la muerte, el amor y el desamor, la amistad, la
soledad, la pasión y la entrega, el trabajo y el tiempo…
Trato de hacerle un corte
de mangas constante a la muerte y exorcizarme del amor de pareja a través del
arte. Al final todos acabaremos en el hoyo, aunque algunos mirando a las
estrellas.
Intento provocar
artísticamente, mostrar con vitriólico humor una visión esperpéntica del
mundo. En mis obras
deconstruyo y pervierto la Fiesta Nacional (La Cosa Nuestra), el universo del
cerdo ibérico (El Perfecto Cerdo), el flamenco (Rest in Peace), la televisión
(Lands of 1.000 TVs), los reality shows y la telebasura (Down with Reality), la
pornografía, la historia del arte y el cine (La Virtud Demacrada), las
relaciones amorosas y el melodrama (Kiss the Murder y Kiss the Fire), el falso
glamour de las megalópolis (Meet my Meat N.Y.), el turismo del “give me two” y
la hipocresía sexual (Por un puñado de yuans) …
Mis fotomontajes,
videocollages y scratch-documentales pueden entroncarse con la tradición de
francotiradores que cuestionaron los fundamentos de la historia del arte y del
cine clásicos, por medio del arte experimental, rompiendo las reglas del juego,
y atisbando la verdad oculta y desnuda de las imágenes.
Mi obra es un delirante
torrente audiovisual en el que se dan la mano iconoclastia y pornografía,
cinefagia y zoofilia. Mi pasión es registrar la extraña mezcla de diversión y
tremendismo, de imaginería siniestra y pornográfica que nos rodea, operando en
el canibalismo iconográfico.
Trabajo con imágenes de
estética “low cost”, “do it yourself” , serie B (menos dinero es más
creatividad) ; desde una insurgencia y resistencia personales, una “imagofagia”
militante pero no proselitista ni panfletaria (“moscojonerismo”,
“cibergarrulismo”, “zensualismo”, vampirismo iconográfico, cine de ensayo), que
se introduce en los tópicos y géneros para dinamitarlos.
Me fascinan los filósofos
de las imágenes prestadas (Ernst, Godard, Deutsch, Stezaker…) Narradores de la
naturaleza humana a través del collage, que conciben la historia como un
proceso arqueológico siempre abierto. El cine sin fin de Val Del Omar.
Y el cine ready made,
gracias a Duchamp y su creencia en que cualquier material encontrado puede ser
arte. Él liberó al artista de ser artista y preconizó a los “prosumers”
(productores-consumidores).
Me gusta la idea de
conectarnos, colaborar viralmente con nuestros ídolos y dioses y los ejercicios
de canibalismo artístico colectivo. Pasar del “Kill Your Idols” al “Copy Your
Idols”.
Y los “imagineros del
pánico” (Caravaggio, Goya, el Bosco, Bacon, Buñuel, Browning, Lynch, Witkin…) que
veneran al freak que se sale de la norma y nos hace pensar. Me emociona su
glorificación del icono monstruoso con la intención redentora de recuperar
modelos deformes para la sociedad como seres humanos dignos.
Y los gabinetes de
curiosidades, las cajas llenas de postales, la mujer prehistórica que pintó
antes que habló…que conforman la lectura previa a cualquier idioma.
Reivindico el derecho a
la creatividad y experimentación para el crecimiento personal, la importancia
del arte para la salud mental social. Tengo muchas incertidumbres y
contradicciones acerca de la vida y del arte, pero vivo esa sensación como una
riqueza despoblada de prejuicios. Intento evitar en mi vida y mis obras las
dicotomías demasiado evidentes; posicionarme ante las cosas de una forma
desinhibida y apasionada, como los niños.
Mi pasión es crear
imaginarios-homenaje a todo o a todos aquellos vivos o muertos, en persona o
por sus obras, que nos hicieron dudar, reflexionar, crecer y soñar.
Ante este alud de
detritus audiovisual y accesibilidad infinita, algunos como Tom Gunning en “Un
abecedario para un mundo visible”, creen que una nueva ciencia podría surgir de
estos crecientes montones de cenizas de imágenes desechadas y de amnesia
visual. Y yo a veces, me siento perdida, y encuentro consuelo zen en esta
profecía de T.S. Elliot, pensando que me ha llegado el momento de descansar:
“En esta basura pétrea, ¿qué raíces prenderán?, ¿qué ramas crecerán? hijo de
hombre, no lo puedes decir ni adivinar, pues sólo conoces un montón de imágenes
rotas donde golpea el sol.”
Patino, Vardá, Herzog..,
son para mí ejemplos de una actitud ética ante su oficio y ante la realidad
social, una visión del mundo coherente y una capacidad de comprensión humana
que los alejan del maniqueísmo, la frivolidad, la espectacularidad gratuita y
demás paparruchas engendradas por la industria del entretenimiento digital que
imperan hoy en día.
El juego, la ensoñación,
el pensamiento sin objetivo se están quedando sin espacio en la cultura web 2.0
corporativista y mercantilizada.
La utopía en Internet hoy
sería, crear comunidad cultural fuera del interés corporativo.
Y nos queda la esperanza
de las multitudes interconectadas (Brea), la energía creativa y crítica
necesarias para vislumbrar otros territorios de sensibilidad.
Y Mary Shelley
susurrándonos al oído: “Siguiendo los caminos ya trazados, buscaré un nuevo
camino”…
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