«El instante en que un sentimiento penetra el cuerpo es política.
Esta caricia es política».
Por ELOÍSA OTERO
Hace un año, por estas fechas, falleció la poeta estadounidense Adrienne Rich. Me enteré por casualidad, hace unos meses, gracias a un artículo de Belén Gopegui publicado en el periódico Diagonal:
«(…) Y hoy ha muerto Adrienne Rich, pues aunque murió hace dos meses, el 27 de marzo, parece que muriera hoy mismo en el papel. Has muerto, sin embargo los periódicos impresos españoles no lo dijeron, ni los telediarios. Estabas en internet, como en voz baja una tristeza iba por las redes llevando la noticia. Construimos lugares para tu vida y tu muerte porque haces falta, porque entre tantas voces reconocidas y premiadas a las que no podemos admirar, aprendimos contigo que “de la misma forma que se puede construir mal una metáfora, la historia puede conducir también a deformaciones cuando olvida actos de resistencia y de rebelión, cuando destruye modelos transformadores o cuando sentimentaliza las relaciones de poder”. (…)».
Adrienne Rich (1929-2012) fue una poeta y ensayista luchadora, que exploró temas como los derechos de las mujeres y los derechos de las minorías, el racismo, la sexualidad, el amor y la justicia económica. Eterna candidata al premio Nobel, impartió clases en colegios y universidades, publicó más de una decena de títulos de poesía y cinco colecciones de textos de no ficción y ganó importantes premios. Cuando el presidente Bill Clinton le otorgó la Medalla Nacional de las Artes en 1997, se negó a aceptarla por las «políticas cínicas» de esa administración. En 2003, Rich y otros poetas también se negaron a asistir a un simposio de poesía en la Casa Blanca para protestar por la invasión a Irak.
«En sus textos, sus entrevistas y sus poemas, brillaba una verdad muy personal que siempre me ayudó (a mí y a muchos y muchas más) a no sentir miedo, a no sentirte sola, a no percibirte absurda cuando sospechabas que tu verdad íntima se hallaba en algo que a veces tu entorno no compartía», escribió su traductora, María Soledad Sánchez Gómez, al conocer la noticia de su fallecimiento.
No quería dejar pasar la oportunidad de recordar y recomendar a esta escritora, y activista, cuya obra se ha convertido en referencia para comprender las reivindicaciones del feminismo reciente, que indagó «en la relación entre la poesía, la política y la historia, así como en la necesidad de las visiones utópicas frente a la complacencia y desesperanza de nuestro tiempo».
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