Cuando la vida era un nudo corredizo
alrededor de mi cuello de cisne negro,
cada día levantaba a pulso una idea,
la sacaba de los fangos nocturnos,
la limpiaba, estiraba sus ángulos opuestos
y, colgada en el palo mayor,
la dejaba ondear frente a mis ojos
mientras, en blanco y negro,
sucedía lo demás.
Por entonces yo respiraba por branquias,
tenía ocelos y amenazaban ya
una incipientes alas.
Por eso me sentía extraña,
por eso y porque en el rebaño
llamaba mucho la atención.
No había aprendido a balar y sin embargo
aullaba como las lobas
aun en las más oscuras noches sin luna.
Todavía hoy brillan demasiado mis escamas
en medio de tanta lana,
pero sobre todo soy demasiado escurridiza
cuando intentan sujetarme entre las manos.
"Palabras de amor para esta guerra" ed. Baile del sol
Begoña Abad (Burgos, 1952) cultiva una poesía de una sencillez
cautivadora donde la palabra desnuda y sin artificio es la seña de identidad
estilística de unos versos conmovedores que recurren a los pequeños momentos de
la existencia y a los íntimos sentimientos del ser humano. Señas de identidad
que no renuncian ni a uno mismo ni a los otros.
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