Victor Nubla (1956-2020) In Memoriam
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LOS HECHOS PEREZ
por Victor Nubla y Juan Crek
reproducción facsímil electrónica de la primera edición de
30 ejemplares de la novela, publicada por las Ediciones del Khan en diciembre
de 1995
con maquetación de Sergio Oca y Elena Val
Con el soporte de la
Asociación para el resurgimiento de la Gran Oreja Pérez (A.R.G.O.P.)
fuentes:
Macromassa
Bándica
Manufacturas Marte
Unidad Sergio Caolín II
Vector Mácrico Anual Reportando
Oficina Pérez / Grandes Ujieres
© Juan Crek
/ Victor Nubla (Macromassa)
excepto:
Diseño de la
Gran Oreja Pérez © Biel Oliver
Pérez Obrero © Zush
Consecución Pérez © Pep Ribas
Pérez-niño © Adrià García
Apushasha y las lluvias de gallinas © Rita Morros
-todos ellos
Grandes Ujieres de Pérez-
INTRODUCCIÓN
por la Unidad Sergio Caolín II
Juan Crek (el perdedor demócrata) y Victor Nubla (el premonitor
variable) han considerado este libro como FANTASTÓNICO y ESTROPELÁSTICO, en
unas declaraciones que concedieron a esta unidad en el punto 3.502 (donde se
encuentran el azar y la locura). Desde allí, seguían con atención las
actividades de:
Un jefe militar de jerarquía ciego,
un psicólogo brutal,
un testigo falso testarudo,
un diseñador de moda con escarlatina,
un fabricante de armas hipersensible,
un juez voluptuoso,
un carcelero de andar algo afectado,
un hereje con anhelo de reconocimiento,
un criminal de cara ovalada y
un científico nuclear influenciable.
LOS HECHOS PÉREZ recoge una buena parte de la filosofía de Pérez y
algunos datos ciertamente embarazosos sobre su vida privada. Define con
precisión los términos estructurales de la nebulosa macromássica y apunta
determinados detalles sobre el emplazamiento del Submundo. Así mismo, incorpora
atractivas estampas gráficas de las Manufacturas Marte.
También ha sido posible contar con un texto introductorio redactado por Pérez
específicamente para la ocasión. Es el siguiente:
"La estepa ardía. Yo pensé: "¡cielos, pienso!".
Inmediatamente, dejé de hacerlo. Pude así observar el paso majestuoso de las
abejas, el vuelo grácil de los machos cabríos, la siempre aguileña cara del
avellano. El cuello y el sistema linfático del perejil. La lengua del
miércoles. Las fechas antiguas de Egipto. El oído y la sordera."
Pérez
Pérez B que tiene Pérez A
de A Pérrez pasear.
Pérrez B que no tiene Pérez A
de ser paseado.
Pérez B que Pérrez se rasca
y piensa:
¡A! ya se B que como Pérez,
Pérrez es.
EXORDIO
Los Hechos Pérez recogen varios hechos, sin incluir Helecho
Maltrecho ni El Hecho de Saberlo, que son hechos básicamente posteriores. Los
Hechos Pérez se remontan a los primeros momentos de la intersección
Pérez/Macromassa, de manera que se incluyen algunos antiguos textos de tipo
precursor o profético, como El Regreso a las Botellas de Papá Nódulus o Mis
Primeros Pasos. La experiencia física de todo esto es mucho más compleja y/o
difícil de creer. Por ello, resulta inevitable atenerse en muchas ocasiones a
los vestigios gráficos y semánticos no verbales que particularizan los
hallazgos procesados al margen de la entrevista y los textos.
Ahí comienzan los hechos Pérez...
PROLEGÓMENO
Antes de disfrutar del Submundo, Pérez se dedicaba a explorar el
difícilmente pintoresco territorio de No-Mundo Pérez, también conocido como No
Caídas Totales o Alfa Cinco (en su variante Aburrido por la Tarde), con sus
encantadores nativos, especialmente los de la variante Absolutamente
Convencido, cuya educación personal y genética les había llevado a una
intelectualización exacerbada que les impedía comprender todo aquello que no
podía ser exacerbado intelectualmente. De ahí provienen estas máximas y
mínimas: "Se me aparece el versículo que hace referencia a la principal
dificultad técnica universal: Luego se va" (palabras de Pérez a la Unidad
Sergio Caolín II durante una complicada noche) "Me comería la sopa si todo
saliera bien" (palabras de la Unidad Sergio Caolín II a Pérez durante un
difícil mediodía).
La segunda frase la inspiró el curioso sentido de la hospitalidad mental que
muestran los habitantes de las esferas de tipo Alfa. Hospitalidad Mental no es
igual a Comodidad Mental del Anfitrión, diríais. Sin embargo, para los nativos
de Alfa Cinco (en su variante Aburrido por la Tarde), esas cosas suelen
hacerse, establecerse y sucederse a sí mismas con todo el aplomo del que ese
tipo de cosas son capaces.
Puede pasar que ello acarree la pérdida de una oreja. Una irremediable pérdida
que, fatalmente, sumió a Pérez en la ausencia de su oreja y en la conciencia de
la otra.
Las pérdidas de oreja pueden (no siempre) paliarse con sonotones orgásmicos. No
es recomendable usar más de tres ni menos de uno. Aún así, muchos sonotones
orgásmicos contaban con otros defectos. El principal de ellos, no ser orejas.
INTRODUCCIÓN II
Pérez obtuvo su licencia de mantenimiento de esferas en uno de los
primeros días del otoño de 1.9767; era un día lluvioso y alegre y las
calefacciones extendían el aroma de gas-oil por toda la ciudad. Cuando el
hombre-buzón con el sobre oficial llamó a la puerta, Pérez trataba de cerrar
una ventana para evitar que escapara la zamploña que le había regalado su
vecino, un socavador de frisgos que viajaba frecuentemente. Abrió la puerta
unos centímetros y atrapó el certificado mientras la zamploña le miraba,
expectante, desde la cortina del salón, aguardando su paseo diario sin
comprender que no sólo llovía al otro lado de la ventana, sino también más allá
de la puerta.
Extrajo del sobre la llamativa licencia fosforescente y la sostuvo en las
manos. La alegría y la confianza le invadieron, sintiéndose dispuesto a
sobrellevar con entusiasmo las tareas de constatación de parámetros de
fluctuación microtónica y obtener aspectos referentes que pudieran facilitarle
la redacción de los informes (útiles y convincentes, tal como deben de ser)
que, a partir de su incorporación, debería remitir sin falta, todos los
estiércoles, a Mundo Pérez. Súbitamente motivado, se imaginó a sí mismo
emprendiendo la misión con el empuje que sólo alguien que acaba de obtener
precisamente una licencia de mantenimiento de esferas, puede desarrollar.
En el pliego oficial se indicaba claramente el punto de destino: Alfa Cinco.
Una esfera, naturalmente, pero no su preferida. Pérez comprendía que su primer
destino fuese uno de los menos apreciados por la colonia de mantenedores. En
cualquier caso, nadie obtenía algo mejor al principio de su carrera y sólo el
mismísimo Uspérez 04 (dejando atrás un desfalco de setecientos mil pelíkanos de
cobre) había podido auto-destinarse a Tranxilila, el paraíso de los
mantenedores de esferas y no exactamente una esfera, sino más bien un ovoide
gaseoso rodeado de estaciones balnearias, cuya población mayoritaria dice
"sí" prácticamente a todo.
La lluvia golpeó el tejado. Dirigiendo una mirada de complicidad a la zamploña,
que ésta no comprendió en absoluto, Pérez se sirvió un rebobinante y se
arrellanó en el sofá, recordando el momento de su comparecencia ante el Gran
Pérez, unos días antes...
Hasta entonces nunca le habían permitido entrar en la sala de magnetización.
Las llamativas señales romboidales, amarillas y verdes, mostraban la mano
sosteniendo la varilla de forma sinusoidal e indicaban la prohibición de
avanzar a todos aquellos que no poseyeran el brazalete Darlia o el distintivo
Pérez-universal.
Fue introducido por un conserje togado previa exhibición de su retablo portátil
de las cien predicciones de Ateo Mateo y durante varias horas, le fueron
mostrados los diagramas móviles del mantenimiento de esferas sobre una gran
pantalla semicircular que rodeaba la mitad de la inmensa sala. Cada cinco
minutos, un letrero luminoso se encendía, siempre en un lugar distinto,
recordando la definición de "microtonía" (pequeña mentira dicha al
oído).
Para resistir los ronquidos del Gran Pérez, le fueron administrados diversos
compuestos psico-activos en los que predominaban el amoníaco y el extracto de
apio de dos años. Durante toda la sesión y cada diez minutos, una cebra
distinta le secaba el sudor de la frente y centenares de gemadianos procedentes
del sistema Nódulus le sobresaltaban continuamente, sacudiéndole del brazo y
recordándole sus nombres...
Pero la licencia ya estaba en sus manos. Ahora debía preparar el viaje.
En Alfa Cinco, especialmente en la variante Aburrido por la Tarde,
la vida no es difícil (los nativos, especialmente los de la variante
Absolutamente Convencido, no tratan mal a los mantenedores, tan sólo les causan
desconcierto). Aparte de su trabajo, Pérez debía observar y respetar los usos
sociales, comunicarse con Mundo Pérez una vez a la semana y no gastar mucho
dinero del Presupuesto General de Mantenimiento de Esferas.
Y una cosa más: Horas antes de dejar Mundo Pérez, había sido citado de nuevo a
la sala de concurrencias por el Gran Pérez, el cual, completamente despierto,
se había colocado un sombrero negro de 72 cm. de diámetro, cubierto por
extrañas filigranas de hilo plateado. Pérez supuso que lo hacía para protegerse
de los intensos focos. A su lado, en la mesa, él mismo hacía las funciones de
secretario, parapetado tras una ventanilla de secretos portátil dotada de una
ingeniosa persiana lateral plegable "3". Pérez se sentó en la única
butaca del pequeño fideo-teatro, construido en los años en que Uspérez 04 se
lucraba a costa de la edificación de auditorios con graves problemas de acústica.
Allí recibió la última y secreta instrucción, que se transmite solamente a
aquellos que deben viajar a Alfa Cinco en calidad de Mantenedor de Esferas.
(El Gran Pérez, micrófono en mano, se dirigió a su único espectador, levantando
el ala del sombrero para poder lanzarle su penetrante mirada, de cafeínico
poder):
-Para llenar mentes hermanas y con máscaras que consuelan intelectos, dormir el
sueño de la hétero-vida, hay que despertar de vez en cuando acompañado por el
canto gentil del riachuelo de las novedades, desperezarse indolente en el
domingo mental que todos debemos darnos; acuciar a los cangrejos que habitan en
los libros, perder alguna partida con un antiguo pensamiento, disfrutar del
simulacro. Pero, cuidado, no es una alfombra de hojas, es un
destornillador. Lamentablemente, dicho conocimiento no debe ser transmitido a
los nativos. Ningún habitante de No-Mundo Pérez puede saber que es un
destornillador. ¿Ha comprendido usted?
-Ahora, tome su libro y entone conmigo el Primer Canto Celular Básico de
Desapetencia (P.C.C.B.D. / XVII) -le indicó el secretario, mirándole por
primera vez.
Pérez extrajo de su bolsillo el Manual Característico para Concurrencias y
buscó la referencia en el índice. Aclarándose la garganta, declamó con
afectación:
-¡Sombras de las estatuas que alfombran las alfombras de hojas en los paseos de
otoño!
-¡Lejana indumentaria! -respondieron los de la mesa.
Los tres se pusieron en pie.
-¡Hipoteca de los dioses que, en racimos, trajiste ángeles verdes, granos de
sol y cazuelas de barro! -continuó Pérez.
-¡Seca nuestra voluntad tu admirable aguja de madera! -cantó el secretario. El
Gran Pérez:
-¡Escondemos a nuestros hijos cuando tú llegas, envueltos los bolsillos en el
aliento húmedo del averno!
Pérez:
-¡La luz toma el color de las moras y éstas, el de la tierra pálida y el viento
taciturno pule las rocas blancas -de un lugar a otro- a través del negro del
cielo, agitado también!
Los tres:
-¿Esperas que creamos en los peligros del bosque metálico que tus alabanzas
construyeron sobre el mar?
El Gran Pérez:
-¿Con medios olvidados abriremos las cáscaras de aquellos frutos sin alas?
Pérez:
-¿Dan comedores en las cocinas del pan?
El secretario:
-¿Existen los mamuts -aquellos nobles y gentiles peces, orgullo de las
profundidades cristalinas-?
Todos:
-¿Tienes hora, por favor?
(El Primer Canto Celular Básico de Desapetencia (P.C.C.B.D. / XVII) ha sido,
hasta nuestros días, el mejor antídoto contra la picadura de berberecho mutante
A/F, probablemente la especie más peligrosa en Alfa Cinco.)
Se sentaron de nuevo. El Gran Pérez estaba prendiendo de su solapa una diminuta
linterna que producía un destello intermitente rojo. El secretario hizo lo
mismo con otra. Permanecieron en silencio durante cuatro horas aproximadamente,
hasta que una de las linternas agotó su pila. Era la señal para que Pérez
abandonase el anfibioteatro de concurrencias "JAS", según indicaba
claramente el manual.
Recordando esto, Pérez vaciaba su maleta en la trituradora del
apartamento que Mundo Pérez había puesto a su disposición en Alfa Cinco
(capital).
Y pasaron los días. Al principio, no resultó difícil cumplir con las misiones
propias de un inspector de esferas (asfaltar ciervos, redondear cabezas,
afeitar calamares, rellenar valles, investigar asuntos, observar fenómenos,
apaciguar mares, tranquilizar a los cuervos, ajustar equinoccios, recuperar
simas, dormir nubes, apacentar abejas, relanzar el ecuador como eclíptica
verdadera, descongestionar volcanes, llevar la cuenta de las corrientes,
alternar la extinción de las especies, regularizar los flujos, desnaturalizar
los pastos, nevar las montañas más altas -culminar pasteles-, diversificar la
pestilencia, dislocar escenas, atribuir intermitencias, correr extraños
riesgos, permutar liebres, acicalar conejos, reabsorber panoplias, temporizar
países, irradiar lluvias, cocinar fertilizantes generalizados, empolvar y
hojear escaramuzas inocuas, afianzar gallinas, mangonear algún color, recibir
colofones de sinalefa, telegrafiar cocodrilos, pregonar datos dóricos, jalonar
escalones bajando en espiral, intimar justamente con maderistas perdigueros,
practicar signos forjados mediante jilgueros, menospreciar lo real, diagramar
lo abismal, comer pantalones de cuero artificial, calibrar pijamas vacíos,
escuchar grumos de conversación, oler ecos almizclados, desbrozar dilemas,
exportar importaciones, convencer a las palmeras de lo que hay a sus espaldas,
dar varios paseos por la orilla del mar, arrinconar las maneras, estriar
enredaderas, delimitar cordilleras, contar pasos de mosca, abrir frutos,
estrechar cascadas, iluminar azoteas, repintar las ventanas de un barco,
acompañar estrépitos, desmayar cornucopias, entrelazar marquesinas, frecuentar
conceptos, engañar palabras o trabajar puntos concretos, dados al azar por un
viaje, una mosca o una servilleta escogida entre un paquete de 100).
Pero también transcurrieron los años y aunque aquello no era una alfombra de
hojas, sino un destornillador, las últimas palabras del Gran Pérez resonaron de
nuevo en su memoria, impecablemente amplificadas por las turbo-neuronas P.V. y
comprendió que lo que verdaderamente le apetecía era comunicar aquella
información a los alfacincanos. Su vida comenzó a teñirse de aburrimiento. Al
principio, sólo por las mañanas. Más tarde se extendió a la sobremesa y aunque
las noches continuaron siendo interesantes durante algún tiempo, las tardes
habían caído ya en el sopor conocido como "no es, pero podría serlo".
Cierta noche había regresado tarde, después de tomar muchos rebobinantes
alfacincanos en compañía de algunos nativos de la variante Definitivamente
Desmemoriado y tras emitir el informe habitual, su auto-test espiral indicó una
pérdida de V.G. (Vueltas de Giro) por quinta noche consecutiva. Alarmado,
caminó arriba y abajo por la habitación del hotel. Después, salió a la calle.
Los alfacincanos, en bañador rojo, nadaban sobre la calzada, dejándose codos y
rodillas en bastante mal estado.
En los días siguientes, realizó tímidos intentos con algunos personajes de su
entorno próximo: "Mira que no es una alfombra de hojas, que es un
destornillador..." le decía a su vecino. "Cómo dices? ¿Qué va a
llover?", respondía éste. Así descubrió que es muy difícil contrariar a
los pobladores de Alfa Cinco, especialmente si no te escuchan.
Sus comunicaciones con Mundo Pérez adquirieron un ritmo endiablado. Tecleó
interminables informes en un tipo de letra muy grande y claro. Indicaban que
era muy peligroso no advertir a los usuarios de la similitud entre las
alfombras de hojas y los destornilladores. Según sus datos, el consumo de
alfombras de hojas resultaba tremendamente saludable y estimulaba
destacadamente la investigación, la comprensión de los cambios de tiempo y la
falta de necesidad de hacer regalos por Navidad. Por otra parte, el proceso de
pérdida de V. G. resultaba ser irreversible. Había podido notar los efectos
sobre sí mismo y estaba muy preocupado. Todos los informes concluían igual:
"Resulta por demás urgente advertir a los nativos de que no es una
alfombra de hojas, sino un destornillador."
Tras unos días en que no se le vio por ninguna parte, redactó el que sería su
último informe, del que es conveniente destacar lo siguiente:
"...puede tratarse incluso de una vieja norma, establecida a partir del
descubrimiento de la Principal Dificultad Técnica Universal (P.D.T.U.) y
actualmente inservible o contraproducente. En ese caso, y siendo evidente que
la P.D.T.U. jamás ha sido resuelta, habría que recordar que ya existen vías
alternativas para soslayarla. Es preciso resolver la contrafase y aventar la
transcripción, siempre rejuvenecedora, del código común."
Capítulo I
Durante el año que siguió a los días antes relatados, Pérez
siempre tenía algo interesantísimo que decir sobre algún tema sin interés.
También acostumbraba a marcharse apresuradamente de las reuniones en las que,
como mucho, asentía y fingía comprender. Por otra parte, su oreja derecha
comenzaba a deteriorarse visiblemente a causa de la pérdida de V.G. ¿Qué hacer?
Sus facultades extrasensoriales de premonitor variable y perdedor demócrata,
obtenidas junto a su licencia, no le mostraban un futuro muy halagüeño. Fue
entonces cuando redactó en la habitación de su hotel el que después ha sido
considerado como Primer Exhorto Numismático para Submundiales Sectoriales
(P.E.N.S.S.) y que dice así:
"En la candidez y la nesciencia
arrugamos por simpleza
y en las manos nos dejamos
del maxmordón.
Lejos del maxmordón
toda ciencia,
pero la astucia le impregna,
determinando la acción."
Hubo dos consecuencias fundamentales de todo aquello: La primera
es que Pérez perdió su oreja. La oreja se cayó al suelo y fue dando saltitos
hasta acercarse a la ventana y lanzarse por ella; ya en la calle, trató de ser
pisada por los transeúntes. Al percibir que se acercaba un vehículo blindado,
saltó a la calzada y sucumbió bajo sus ruedas. Pérez asistió a la escena desde
la ventana del hotel.
La otra consecuencia inmediata fue la respuesta de Mundo Pérez a su P.E.N.S.S.
En la pantalla de la terminal podía leerse claramente:
"En su plano dimensional concreto, esto va a desencadenar un instantáneo
proceso físico muy común, consistente en la desaparición gradual y muchas veces
irreversible de una de sus orejas. Este proceso, que quizá desde un punto de
vista Alfa Cinco puede no parecer doloroso es, para alguien procedente de Mundo
Pérez, algo terrible y muchas veces inexplicable. Los Submundos nacen teñidos
de esa leve angustia. Puede recoger el suyo en la terminal de correos
dentro de una semana."
"Mundo Pérez le agradece sus servicios y confía en que no haya dejado
pertenencias muy valiosas en él sin extender una autorización sucesoria.
Recuerde que el Submundo es una concesión vitalicia de Pérez & Pérez de
Gran Pérez (Mundo Pérez)."
Pérez se dijo que la concesión vitalicia del Submundo, era un
gesto de Mundo Pérez destinado a preservar su especial atracción sentimental
por la particular e indeseable esfera llamada Alfa Cinco pero, en realidad,
sabía que se trataba de un mecanismo puramente rutinario desencadenado por la
desaparición de su oreja. Lo que en el manual se representa por una imagen de
Pérez en mono de trabajo, golpeándose con un martillo en la rodilla derecha.
VER TEXTOS COMPLETO aqui :
http://www.hronir.org/hechosperez.htm
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Escuchar álbum (audio) de Los hechos Perez : https://nubla.bandcamp.com/album/los-hechos-p-rez