Nació en Flensburg, Alemania, el 17 de enero de 1885, con el nombre de Emma Maria Cordsen. Antes de conocer a Hugo Ball en 1913, ya había publicado el libro de poemas Die letzte Freude (La última alegría), trabajado como artista de performance en el cabaret Simplizissimus de Munich, y colaborado con la prensa de izquierda.
Aunque el nombre de Emmy Hennings no es tan conocido como el de sus colegas dadaístas, Ball, Tzara, Janco, Arp, Duchamp, Picabia, su aporte al dadaísmo y al cabaret Voltaire fue determinante, y su producción artística como poeta, actriz y bailarina se extendió hasta su muerte en Lugano, Suiza, el 10 de agosto de 1948.
DESPUÉS DEL CABARET
Me voy a casa pronto
por la mañana.
El reloj marca las cinco, ya se hace de día,
pero aún está encendida la luz en el hotel.
El cabaret por fin ha cerrado.
En una esquina niños se acurrucan,
ya van al mercado los obreros,
a la iglesia se va en silencio.
Desde la torre repican las campanas,
y una puta con rizos salvajes
deambula todavía por allí, trasnochada y helada.
Ámame de manera pura por todos mis pecados.
Mira, he estado despierta más de una noche.
El reloj marca las cinco, ya se hace de día,
pero aún está encendida la luz en el hotel.
El cabaret por fin ha cerrado.
En una esquina niños se acurrucan,
ya van al mercado los obreros,
a la iglesia se va en silencio.
Desde la torre repican las campanas,
y una puta con rizos salvajes
deambula todavía por allí, trasnochada y helada.
Ámame de manera pura por todos mis pecados.
Mira, he estado despierta más de una noche.
MORFINA
Aguardamos a una
última aventura
¿Qué nos importa la luz del sol?
Días apilados a montones se derrumban
Noches inquietas – oración en el purgatorio.
¿Qué nos importa la luz del sol?
Días apilados a montones se derrumban
Noches inquietas – oración en el purgatorio.
Tampoco leemos ya la
prensa diaria
solo a veces nos sonreímos en silencio en la almohada
porque sabemos todo, y con astucia
volamos de acá para allá con escalofríos.
solo a veces nos sonreímos en silencio en la almohada
porque sabemos todo, y con astucia
volamos de acá para allá con escalofríos.
Desean las personas
darse prisa y conseguir frutos
hoy cae la lluvia aún más turbia.
Vamos a la deriva por la vida
y dormimos, aturdidos, el más allá…
hoy cae la lluvia aún más turbia.
Vamos a la deriva por la vida
y dormimos, aturdidos, el más allá…
ESTROFAS DE ÉTER
Ahora debo caer de la
gran esfera.
Allí en París hay una hermosa fiesta.
La gente se reúne en la Gare de l’Est
y ondean coloridas banderas de seda.
Allí en París hay una hermosa fiesta.
La gente se reúne en la Gare de l’Est
y ondean coloridas banderas de seda.
Pero yo no estoy bajo
su mando.
Vuelo en el gran espacio.
Me mezclo en cada sueño
y leo las miles de caras.
Vuelo en el gran espacio.
Me mezclo en cada sueño
y leo las miles de caras.
Yace un hombre enfermo
en su miseria.
Me hipnotiza su última mirada.
Ansiamos la vuelta de un día de verano…
Una cruz negra colma la sala…
Me hipnotiza su última mirada.
Ansiamos la vuelta de un día de verano…
Una cruz negra colma la sala…
SEGUNDO POEMA DE DIE LETZTE FREUDE (LA ÚLTIMA
ALEGRÍA) 1913
Contra los cristales
golpea la lluvia.
Una flor resplandece
roja.
Aire frío sopla contra mí.
Estoy despierta ¿o muerta?
Aire frío sopla contra mí.
Estoy despierta ¿o muerta?
Un mundo se encuentra
lejos, muy lejos,
Un reloj marca las cuatro despacio.
Y no sé desde hace cuánto tiempo,
en tus brazos caigo.
Un reloj marca las cuatro despacio.
Y no sé desde hace cuánto tiempo,
en tus brazos caigo.
TERCER POEMA DE DIE LETZTE FREUDE (LA ÚLTIMA
ALEGRÍA) 1913
Y por las noches en
plena oscuridad
caen imágenes de las paredes
y alguien ríe de forma tan fresca y amplia
babosean tras de mí con manos largas.
Y una mujer con pelo verde
que me mira entristecida
y dice que una vez fue madre,
lamentablemente yo no puedo concebir.
‹Presiono espinas en mi corazón
y mantengo la calma en silencio
y lamentar quiero cada punzada
porque así lo quiero.›
caen imágenes de las paredes
y alguien ríe de forma tan fresca y amplia
babosean tras de mí con manos largas.
Y una mujer con pelo verde
que me mira entristecida
y dice que una vez fue madre,
lamentablemente yo no puedo concebir.
‹Presiono espinas en mi corazón
y mantengo la calma en silencio
y lamentar quiero cada punzada
porque así lo quiero.›
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