23/4/20
Emmy Hennings. poeta dadaista
Nació en Flensburg, Alemania, el 17 de enero de 1885, con el nombre de Emma Maria Cordsen. Antes de conocer a Hugo Ball en 1913, ya había publicado el libro de poemas Die letzte Freude (La última alegría), trabajado como artista de performance en el cabaret Simplizissimus de Munich, y colaborado con la prensa de izquierda.
Aunque el nombre de Emmy Hennings no es tan conocido como el de sus colegas dadaístas, Ball, Tzara, Janco, Arp, Duchamp, Picabia, su aporte al dadaísmo y al cabaret Voltaire fue determinante, y su producción artística como poeta, actriz y bailarina se extendió hasta su muerte en Lugano, Suiza, el 10 de agosto de 1948.
DESPUÉS DEL CABARET
Me voy a casa pronto
por la mañana.
El reloj marca las cinco, ya se hace de día,
pero aún está encendida la luz en el hotel.
El cabaret por fin ha cerrado.
En una esquina niños se acurrucan,
ya van al mercado los obreros,
a la iglesia se va en silencio.
Desde la torre repican las campanas,
y una puta con rizos salvajes
deambula todavía por allí, trasnochada y helada.
Ámame de manera pura por todos mis pecados.
Mira, he estado despierta más de una noche.
El reloj marca las cinco, ya se hace de día,
pero aún está encendida la luz en el hotel.
El cabaret por fin ha cerrado.
En una esquina niños se acurrucan,
ya van al mercado los obreros,
a la iglesia se va en silencio.
Desde la torre repican las campanas,
y una puta con rizos salvajes
deambula todavía por allí, trasnochada y helada.
Ámame de manera pura por todos mis pecados.
Mira, he estado despierta más de una noche.
MORFINA
Aguardamos a una
última aventura
¿Qué nos importa la luz del sol?
Días apilados a montones se derrumban
Noches inquietas – oración en el purgatorio.
¿Qué nos importa la luz del sol?
Días apilados a montones se derrumban
Noches inquietas – oración en el purgatorio.
Tampoco leemos ya la
prensa diaria
solo a veces nos sonreímos en silencio en la almohada
porque sabemos todo, y con astucia
volamos de acá para allá con escalofríos.
solo a veces nos sonreímos en silencio en la almohada
porque sabemos todo, y con astucia
volamos de acá para allá con escalofríos.
Desean las personas
darse prisa y conseguir frutos
hoy cae la lluvia aún más turbia.
Vamos a la deriva por la vida
y dormimos, aturdidos, el más allá…
hoy cae la lluvia aún más turbia.
Vamos a la deriva por la vida
y dormimos, aturdidos, el más allá…
ESTROFAS DE ÉTER
Ahora debo caer de la
gran esfera.
Allí en París hay una hermosa fiesta.
La gente se reúne en la Gare de l’Est
y ondean coloridas banderas de seda.
Allí en París hay una hermosa fiesta.
La gente se reúne en la Gare de l’Est
y ondean coloridas banderas de seda.
Pero yo no estoy bajo
su mando.
Vuelo en el gran espacio.
Me mezclo en cada sueño
y leo las miles de caras.
Vuelo en el gran espacio.
Me mezclo en cada sueño
y leo las miles de caras.
Yace un hombre enfermo
en su miseria.
Me hipnotiza su última mirada.
Ansiamos la vuelta de un día de verano…
Una cruz negra colma la sala…
Me hipnotiza su última mirada.
Ansiamos la vuelta de un día de verano…
Una cruz negra colma la sala…
SEGUNDO POEMA DE DIE LETZTE FREUDE (LA ÚLTIMA
ALEGRÍA) 1913
Contra los cristales
golpea la lluvia.
Una flor resplandece
roja.
Aire frío sopla contra mí.
Estoy despierta ¿o muerta?
Aire frío sopla contra mí.
Estoy despierta ¿o muerta?
Un mundo se encuentra
lejos, muy lejos,
Un reloj marca las cuatro despacio.
Y no sé desde hace cuánto tiempo,
en tus brazos caigo.
Un reloj marca las cuatro despacio.
Y no sé desde hace cuánto tiempo,
en tus brazos caigo.
TERCER POEMA DE DIE LETZTE FREUDE (LA ÚLTIMA
ALEGRÍA) 1913
Y por las noches en
plena oscuridad
caen imágenes de las paredes
y alguien ríe de forma tan fresca y amplia
babosean tras de mí con manos largas.
Y una mujer con pelo verde
que me mira entristecida
y dice que una vez fue madre,
lamentablemente yo no puedo concebir.
‹Presiono espinas en mi corazón
y mantengo la calma en silencio
y lamentar quiero cada punzada
porque así lo quiero.›
caen imágenes de las paredes
y alguien ríe de forma tan fresca y amplia
babosean tras de mí con manos largas.
Y una mujer con pelo verde
que me mira entristecida
y dice que una vez fue madre,
lamentablemente yo no puedo concebir.
‹Presiono espinas en mi corazón
y mantengo la calma en silencio
y lamentar quiero cada punzada
porque así lo quiero.›
19/4/20
14/4/20
Jon Illescas....alienación en tiempos de coronavirus
Jon Illescas: “Tener a los jóvenes alienados, adormecidos e insensibilizados es un objetivo de primer orden para los poderosos”
“El sistema quiere jóvenes individualistas, incapaces de pensar, controlados por el móvil, las apuestas y las drogas”. Tras La dictadura del videoclip, ha escrito Educación tóxica, sobre la influencia de las pantallas y el contenido audiovisual mainstream en niños y adolescentes. Hablamos con Jon Illescas de música, videoclips, músicos rebeldes, hegemonía cultural, videojuegos y youtubers. También de censura, infantilización de la sociedad, cosificación de la mujer, gamificación de las aulas. Y de su polémica con Rosalía.
leer articulo completo en EL SALTO diario
Etiquetas:
activismo,
col,
Resistentes&Rebeldes
5/4/20
2/4/20
Los Hechos Perez (Victor Nubla y Juan Crek) fragmento.
Victor Nubla (1956-2020) In Memoriam
- - - - -
LOS HECHOS PEREZ
reproducción facsímil electrónica de la primera edición de
30 ejemplares de la novela, publicada por las Ediciones del Khan en diciembre
de 1995
con maquetación de Sergio Oca y Elena Val
con maquetación de Sergio Oca y Elena Val
fuentes:
Macromassa
Bándica
Manufacturas Marte
Unidad Sergio Caolín II
Vector Mácrico Anual Reportando
Oficina Pérez / Grandes Ujieres
Manufacturas Marte
Unidad Sergio Caolín II
Vector Mácrico Anual Reportando
Oficina Pérez / Grandes Ujieres
© Juan Crek
/ Victor Nubla (Macromassa)
excepto:
excepto:
Diseño de la
Gran Oreja Pérez © Biel Oliver
Pérez Obrero © Zush
Consecución Pérez © Pep Ribas
Pérez-niño © Adrià García
Apushasha y las lluvias de gallinas © Rita Morros
Pérez Obrero © Zush
Consecución Pérez © Pep Ribas
Pérez-niño © Adrià García
Apushasha y las lluvias de gallinas © Rita Morros
-todos ellos
Grandes Ujieres de Pérez-
INTRODUCCIÓN
por la Unidad Sergio Caolín II
Juan Crek (el perdedor demócrata) y Victor Nubla (el premonitor
variable) han considerado este libro como FANTASTÓNICO y ESTROPELÁSTICO, en
unas declaraciones que concedieron a esta unidad en el punto 3.502 (donde se
encuentran el azar y la locura). Desde allí, seguían con atención las
actividades de:
Un jefe militar de jerarquía ciego,
un psicólogo brutal,
un testigo falso testarudo,
un diseñador de moda con escarlatina,
un fabricante de armas hipersensible,
un juez voluptuoso,
un carcelero de andar algo afectado,
un hereje con anhelo de reconocimiento,
un criminal de cara ovalada y
un científico nuclear influenciable.
un psicólogo brutal,
un testigo falso testarudo,
un diseñador de moda con escarlatina,
un fabricante de armas hipersensible,
un juez voluptuoso,
un carcelero de andar algo afectado,
un hereje con anhelo de reconocimiento,
un criminal de cara ovalada y
un científico nuclear influenciable.
LOS HECHOS PÉREZ recoge una buena parte de la filosofía de Pérez y
algunos datos ciertamente embarazosos sobre su vida privada. Define con
precisión los términos estructurales de la nebulosa macromássica y apunta
determinados detalles sobre el emplazamiento del Submundo. Así mismo, incorpora
atractivas estampas gráficas de las Manufacturas Marte.
También ha sido posible contar con un texto introductorio redactado por Pérez específicamente para la ocasión. Es el siguiente:
También ha sido posible contar con un texto introductorio redactado por Pérez específicamente para la ocasión. Es el siguiente:
"La estepa ardía. Yo pensé: "¡cielos, pienso!".
Inmediatamente, dejé de hacerlo. Pude así observar el paso majestuoso de las
abejas, el vuelo grácil de los machos cabríos, la siempre aguileña cara del
avellano. El cuello y el sistema linfático del perejil. La lengua del
miércoles. Las fechas antiguas de Egipto. El oído y la sordera."
Pérez
Pérez B que tiene Pérez A
de A Pérrez pasear.
Pérrez B que no tiene Pérez A
de ser paseado.
Pérez B que Pérrez se rasca
y piensa:
¡A! ya se B que como Pérez,
Pérrez es.
de A Pérrez pasear.
Pérrez B que no tiene Pérez A
de ser paseado.
Pérez B que Pérrez se rasca
y piensa:
¡A! ya se B que como Pérez,
Pérrez es.
EXORDIO
Los Hechos Pérez recogen varios hechos, sin incluir Helecho
Maltrecho ni El Hecho de Saberlo, que son hechos básicamente posteriores. Los
Hechos Pérez se remontan a los primeros momentos de la intersección
Pérez/Macromassa, de manera que se incluyen algunos antiguos textos de tipo
precursor o profético, como El Regreso a las Botellas de Papá Nódulus o Mis
Primeros Pasos. La experiencia física de todo esto es mucho más compleja y/o
difícil de creer. Por ello, resulta inevitable atenerse en muchas ocasiones a
los vestigios gráficos y semánticos no verbales que particularizan los
hallazgos procesados al margen de la entrevista y los textos.
Ahí comienzan los hechos Pérez...
Ahí comienzan los hechos Pérez...
PROLEGÓMENO
Antes de disfrutar del Submundo, Pérez se dedicaba a explorar el
difícilmente pintoresco territorio de No-Mundo Pérez, también conocido como No
Caídas Totales o Alfa Cinco (en su variante Aburrido por la Tarde), con sus
encantadores nativos, especialmente los de la variante Absolutamente
Convencido, cuya educación personal y genética les había llevado a una
intelectualización exacerbada que les impedía comprender todo aquello que no
podía ser exacerbado intelectualmente. De ahí provienen estas máximas y
mínimas: "Se me aparece el versículo que hace referencia a la principal
dificultad técnica universal: Luego se va" (palabras de Pérez a la Unidad
Sergio Caolín II durante una complicada noche) "Me comería la sopa si todo
saliera bien" (palabras de la Unidad Sergio Caolín II a Pérez durante un
difícil mediodía).
La segunda frase la inspiró el curioso sentido de la hospitalidad mental que muestran los habitantes de las esferas de tipo Alfa. Hospitalidad Mental no es igual a Comodidad Mental del Anfitrión, diríais. Sin embargo, para los nativos de Alfa Cinco (en su variante Aburrido por la Tarde), esas cosas suelen hacerse, establecerse y sucederse a sí mismas con todo el aplomo del que ese tipo de cosas son capaces.
Puede pasar que ello acarree la pérdida de una oreja. Una irremediable pérdida que, fatalmente, sumió a Pérez en la ausencia de su oreja y en la conciencia de la otra.
Las pérdidas de oreja pueden (no siempre) paliarse con sonotones orgásmicos. No es recomendable usar más de tres ni menos de uno. Aún así, muchos sonotones orgásmicos contaban con otros defectos. El principal de ellos, no ser orejas.
La segunda frase la inspiró el curioso sentido de la hospitalidad mental que muestran los habitantes de las esferas de tipo Alfa. Hospitalidad Mental no es igual a Comodidad Mental del Anfitrión, diríais. Sin embargo, para los nativos de Alfa Cinco (en su variante Aburrido por la Tarde), esas cosas suelen hacerse, establecerse y sucederse a sí mismas con todo el aplomo del que ese tipo de cosas son capaces.
Puede pasar que ello acarree la pérdida de una oreja. Una irremediable pérdida que, fatalmente, sumió a Pérez en la ausencia de su oreja y en la conciencia de la otra.
Las pérdidas de oreja pueden (no siempre) paliarse con sonotones orgásmicos. No es recomendable usar más de tres ni menos de uno. Aún así, muchos sonotones orgásmicos contaban con otros defectos. El principal de ellos, no ser orejas.
INTRODUCCIÓN II
Pérez obtuvo su licencia de mantenimiento de esferas en uno de los
primeros días del otoño de 1.9767; era un día lluvioso y alegre y las
calefacciones extendían el aroma de gas-oil por toda la ciudad. Cuando el
hombre-buzón con el sobre oficial llamó a la puerta, Pérez trataba de cerrar
una ventana para evitar que escapara la zamploña que le había regalado su
vecino, un socavador de frisgos que viajaba frecuentemente. Abrió la puerta
unos centímetros y atrapó el certificado mientras la zamploña le miraba,
expectante, desde la cortina del salón, aguardando su paseo diario sin
comprender que no sólo llovía al otro lado de la ventana, sino también más allá
de la puerta.
Extrajo del sobre la llamativa licencia fosforescente y la sostuvo en las manos. La alegría y la confianza le invadieron, sintiéndose dispuesto a sobrellevar con entusiasmo las tareas de constatación de parámetros de fluctuación microtónica y obtener aspectos referentes que pudieran facilitarle la redacción de los informes (útiles y convincentes, tal como deben de ser) que, a partir de su incorporación, debería remitir sin falta, todos los estiércoles, a Mundo Pérez. Súbitamente motivado, se imaginó a sí mismo emprendiendo la misión con el empuje que sólo alguien que acaba de obtener precisamente una licencia de mantenimiento de esferas, puede desarrollar.
En el pliego oficial se indicaba claramente el punto de destino: Alfa Cinco. Una esfera, naturalmente, pero no su preferida. Pérez comprendía que su primer destino fuese uno de los menos apreciados por la colonia de mantenedores. En cualquier caso, nadie obtenía algo mejor al principio de su carrera y sólo el mismísimo Uspérez 04 (dejando atrás un desfalco de setecientos mil pelíkanos de cobre) había podido auto-destinarse a Tranxilila, el paraíso de los mantenedores de esferas y no exactamente una esfera, sino más bien un ovoide gaseoso rodeado de estaciones balnearias, cuya población mayoritaria dice "sí" prácticamente a todo.
La lluvia golpeó el tejado. Dirigiendo una mirada de complicidad a la zamploña, que ésta no comprendió en absoluto, Pérez se sirvió un rebobinante y se arrellanó en el sofá, recordando el momento de su comparecencia ante el Gran Pérez, unos días antes...
Extrajo del sobre la llamativa licencia fosforescente y la sostuvo en las manos. La alegría y la confianza le invadieron, sintiéndose dispuesto a sobrellevar con entusiasmo las tareas de constatación de parámetros de fluctuación microtónica y obtener aspectos referentes que pudieran facilitarle la redacción de los informes (útiles y convincentes, tal como deben de ser) que, a partir de su incorporación, debería remitir sin falta, todos los estiércoles, a Mundo Pérez. Súbitamente motivado, se imaginó a sí mismo emprendiendo la misión con el empuje que sólo alguien que acaba de obtener precisamente una licencia de mantenimiento de esferas, puede desarrollar.
En el pliego oficial se indicaba claramente el punto de destino: Alfa Cinco. Una esfera, naturalmente, pero no su preferida. Pérez comprendía que su primer destino fuese uno de los menos apreciados por la colonia de mantenedores. En cualquier caso, nadie obtenía algo mejor al principio de su carrera y sólo el mismísimo Uspérez 04 (dejando atrás un desfalco de setecientos mil pelíkanos de cobre) había podido auto-destinarse a Tranxilila, el paraíso de los mantenedores de esferas y no exactamente una esfera, sino más bien un ovoide gaseoso rodeado de estaciones balnearias, cuya población mayoritaria dice "sí" prácticamente a todo.
La lluvia golpeó el tejado. Dirigiendo una mirada de complicidad a la zamploña, que ésta no comprendió en absoluto, Pérez se sirvió un rebobinante y se arrellanó en el sofá, recordando el momento de su comparecencia ante el Gran Pérez, unos días antes...
Hasta entonces nunca le habían permitido entrar en la sala de magnetización.
Las llamativas señales romboidales, amarillas y verdes, mostraban la mano
sosteniendo la varilla de forma sinusoidal e indicaban la prohibición de
avanzar a todos aquellos que no poseyeran el brazalete Darlia o el distintivo
Pérez-universal.
Fue introducido por un conserje togado previa exhibición de su retablo portátil de las cien predicciones de Ateo Mateo y durante varias horas, le fueron mostrados los diagramas móviles del mantenimiento de esferas sobre una gran pantalla semicircular que rodeaba la mitad de la inmensa sala. Cada cinco minutos, un letrero luminoso se encendía, siempre en un lugar distinto, recordando la definición de "microtonía" (pequeña mentira dicha al oído).
Para resistir los ronquidos del Gran Pérez, le fueron administrados diversos compuestos psico-activos en los que predominaban el amoníaco y el extracto de apio de dos años. Durante toda la sesión y cada diez minutos, una cebra distinta le secaba el sudor de la frente y centenares de gemadianos procedentes del sistema Nódulus le sobresaltaban continuamente, sacudiéndole del brazo y recordándole sus nombres...
Pero la licencia ya estaba en sus manos. Ahora debía preparar el viaje.
Fue introducido por un conserje togado previa exhibición de su retablo portátil de las cien predicciones de Ateo Mateo y durante varias horas, le fueron mostrados los diagramas móviles del mantenimiento de esferas sobre una gran pantalla semicircular que rodeaba la mitad de la inmensa sala. Cada cinco minutos, un letrero luminoso se encendía, siempre en un lugar distinto, recordando la definición de "microtonía" (pequeña mentira dicha al oído).
Para resistir los ronquidos del Gran Pérez, le fueron administrados diversos compuestos psico-activos en los que predominaban el amoníaco y el extracto de apio de dos años. Durante toda la sesión y cada diez minutos, una cebra distinta le secaba el sudor de la frente y centenares de gemadianos procedentes del sistema Nódulus le sobresaltaban continuamente, sacudiéndole del brazo y recordándole sus nombres...
Pero la licencia ya estaba en sus manos. Ahora debía preparar el viaje.
En Alfa Cinco, especialmente en la variante Aburrido por la Tarde,
la vida no es difícil (los nativos, especialmente los de la variante
Absolutamente Convencido, no tratan mal a los mantenedores, tan sólo les causan
desconcierto). Aparte de su trabajo, Pérez debía observar y respetar los usos
sociales, comunicarse con Mundo Pérez una vez a la semana y no gastar mucho
dinero del Presupuesto General de Mantenimiento de Esferas.
Y una cosa más: Horas antes de dejar Mundo Pérez, había sido citado de nuevo a la sala de concurrencias por el Gran Pérez, el cual, completamente despierto, se había colocado un sombrero negro de 72 cm. de diámetro, cubierto por extrañas filigranas de hilo plateado. Pérez supuso que lo hacía para protegerse de los intensos focos. A su lado, en la mesa, él mismo hacía las funciones de secretario, parapetado tras una ventanilla de secretos portátil dotada de una ingeniosa persiana lateral plegable "3". Pérez se sentó en la única butaca del pequeño fideo-teatro, construido en los años en que Uspérez 04 se lucraba a costa de la edificación de auditorios con graves problemas de acústica. Allí recibió la última y secreta instrucción, que se transmite solamente a aquellos que deben viajar a Alfa Cinco en calidad de Mantenedor de Esferas.
(El Gran Pérez, micrófono en mano, se dirigió a su único espectador, levantando el ala del sombrero para poder lanzarle su penetrante mirada, de cafeínico poder):
-Para llenar mentes hermanas y con máscaras que consuelan intelectos, dormir el sueño de la hétero-vida, hay que despertar de vez en cuando acompañado por el canto gentil del riachuelo de las novedades, desperezarse indolente en el domingo mental que todos debemos darnos; acuciar a los cangrejos que habitan en los libros, perder alguna partida con un antiguo pensamiento, disfrutar del simulacro. Pero, cuidado, no es una alfombra de hojas, es un destornillador. Lamentablemente, dicho conocimiento no debe ser transmitido a los nativos. Ningún habitante de No-Mundo Pérez puede saber que es un destornillador. ¿Ha comprendido usted?
-Ahora, tome su libro y entone conmigo el Primer Canto Celular Básico de Desapetencia (P.C.C.B.D. / XVII) -le indicó el secretario, mirándole por primera vez.
Pérez extrajo de su bolsillo el Manual Característico para Concurrencias y buscó la referencia en el índice. Aclarándose la garganta, declamó con afectación:
-¡Sombras de las estatuas que alfombran las alfombras de hojas en los paseos de otoño!
-¡Lejana indumentaria! -respondieron los de la mesa.
Los tres se pusieron en pie.
-¡Hipoteca de los dioses que, en racimos, trajiste ángeles verdes, granos de sol y cazuelas de barro! -continuó Pérez.
-¡Seca nuestra voluntad tu admirable aguja de madera! -cantó el secretario. El Gran Pérez:
-¡Escondemos a nuestros hijos cuando tú llegas, envueltos los bolsillos en el aliento húmedo del averno!
Pérez:
-¡La luz toma el color de las moras y éstas, el de la tierra pálida y el viento taciturno pule las rocas blancas -de un lugar a otro- a través del negro del cielo, agitado también!
Los tres:
-¿Esperas que creamos en los peligros del bosque metálico que tus alabanzas construyeron sobre el mar?
El Gran Pérez:
-¿Con medios olvidados abriremos las cáscaras de aquellos frutos sin alas?
Pérez:
-¿Dan comedores en las cocinas del pan?
El secretario:
-¿Existen los mamuts -aquellos nobles y gentiles peces, orgullo de las profundidades cristalinas-?
Todos:
-¿Tienes hora, por favor?
(El Primer Canto Celular Básico de Desapetencia (P.C.C.B.D. / XVII) ha sido, hasta nuestros días, el mejor antídoto contra la picadura de berberecho mutante A/F, probablemente la especie más peligrosa en Alfa Cinco.)
Se sentaron de nuevo. El Gran Pérez estaba prendiendo de su solapa una diminuta linterna que producía un destello intermitente rojo. El secretario hizo lo mismo con otra. Permanecieron en silencio durante cuatro horas aproximadamente, hasta que una de las linternas agotó su pila. Era la señal para que Pérez abandonase el anfibioteatro de concurrencias "JAS", según indicaba claramente el manual.
Y una cosa más: Horas antes de dejar Mundo Pérez, había sido citado de nuevo a la sala de concurrencias por el Gran Pérez, el cual, completamente despierto, se había colocado un sombrero negro de 72 cm. de diámetro, cubierto por extrañas filigranas de hilo plateado. Pérez supuso que lo hacía para protegerse de los intensos focos. A su lado, en la mesa, él mismo hacía las funciones de secretario, parapetado tras una ventanilla de secretos portátil dotada de una ingeniosa persiana lateral plegable "3". Pérez se sentó en la única butaca del pequeño fideo-teatro, construido en los años en que Uspérez 04 se lucraba a costa de la edificación de auditorios con graves problemas de acústica. Allí recibió la última y secreta instrucción, que se transmite solamente a aquellos que deben viajar a Alfa Cinco en calidad de Mantenedor de Esferas.
(El Gran Pérez, micrófono en mano, se dirigió a su único espectador, levantando el ala del sombrero para poder lanzarle su penetrante mirada, de cafeínico poder):
-Para llenar mentes hermanas y con máscaras que consuelan intelectos, dormir el sueño de la hétero-vida, hay que despertar de vez en cuando acompañado por el canto gentil del riachuelo de las novedades, desperezarse indolente en el domingo mental que todos debemos darnos; acuciar a los cangrejos que habitan en los libros, perder alguna partida con un antiguo pensamiento, disfrutar del simulacro. Pero, cuidado, no es una alfombra de hojas, es un destornillador. Lamentablemente, dicho conocimiento no debe ser transmitido a los nativos. Ningún habitante de No-Mundo Pérez puede saber que es un destornillador. ¿Ha comprendido usted?
-Ahora, tome su libro y entone conmigo el Primer Canto Celular Básico de Desapetencia (P.C.C.B.D. / XVII) -le indicó el secretario, mirándole por primera vez.
Pérez extrajo de su bolsillo el Manual Característico para Concurrencias y buscó la referencia en el índice. Aclarándose la garganta, declamó con afectación:
-¡Sombras de las estatuas que alfombran las alfombras de hojas en los paseos de otoño!
-¡Lejana indumentaria! -respondieron los de la mesa.
Los tres se pusieron en pie.
-¡Hipoteca de los dioses que, en racimos, trajiste ángeles verdes, granos de sol y cazuelas de barro! -continuó Pérez.
-¡Seca nuestra voluntad tu admirable aguja de madera! -cantó el secretario. El Gran Pérez:
-¡Escondemos a nuestros hijos cuando tú llegas, envueltos los bolsillos en el aliento húmedo del averno!
Pérez:
-¡La luz toma el color de las moras y éstas, el de la tierra pálida y el viento taciturno pule las rocas blancas -de un lugar a otro- a través del negro del cielo, agitado también!
Los tres:
-¿Esperas que creamos en los peligros del bosque metálico que tus alabanzas construyeron sobre el mar?
El Gran Pérez:
-¿Con medios olvidados abriremos las cáscaras de aquellos frutos sin alas?
Pérez:
-¿Dan comedores en las cocinas del pan?
El secretario:
-¿Existen los mamuts -aquellos nobles y gentiles peces, orgullo de las profundidades cristalinas-?
Todos:
-¿Tienes hora, por favor?
(El Primer Canto Celular Básico de Desapetencia (P.C.C.B.D. / XVII) ha sido, hasta nuestros días, el mejor antídoto contra la picadura de berberecho mutante A/F, probablemente la especie más peligrosa en Alfa Cinco.)
Se sentaron de nuevo. El Gran Pérez estaba prendiendo de su solapa una diminuta linterna que producía un destello intermitente rojo. El secretario hizo lo mismo con otra. Permanecieron en silencio durante cuatro horas aproximadamente, hasta que una de las linternas agotó su pila. Era la señal para que Pérez abandonase el anfibioteatro de concurrencias "JAS", según indicaba claramente el manual.
Recordando esto, Pérez vaciaba su maleta en la trituradora del
apartamento que Mundo Pérez había puesto a su disposición en Alfa Cinco
(capital).
Y pasaron los días. Al principio, no resultó difícil cumplir con las misiones propias de un inspector de esferas (asfaltar ciervos, redondear cabezas, afeitar calamares, rellenar valles, investigar asuntos, observar fenómenos, apaciguar mares, tranquilizar a los cuervos, ajustar equinoccios, recuperar simas, dormir nubes, apacentar abejas, relanzar el ecuador como eclíptica verdadera, descongestionar volcanes, llevar la cuenta de las corrientes, alternar la extinción de las especies, regularizar los flujos, desnaturalizar los pastos, nevar las montañas más altas -culminar pasteles-, diversificar la pestilencia, dislocar escenas, atribuir intermitencias, correr extraños riesgos, permutar liebres, acicalar conejos, reabsorber panoplias, temporizar países, irradiar lluvias, cocinar fertilizantes generalizados, empolvar y hojear escaramuzas inocuas, afianzar gallinas, mangonear algún color, recibir colofones de sinalefa, telegrafiar cocodrilos, pregonar datos dóricos, jalonar escalones bajando en espiral, intimar justamente con maderistas perdigueros, practicar signos forjados mediante jilgueros, menospreciar lo real, diagramar lo abismal, comer pantalones de cuero artificial, calibrar pijamas vacíos, escuchar grumos de conversación, oler ecos almizclados, desbrozar dilemas, exportar importaciones, convencer a las palmeras de lo que hay a sus espaldas, dar varios paseos por la orilla del mar, arrinconar las maneras, estriar enredaderas, delimitar cordilleras, contar pasos de mosca, abrir frutos, estrechar cascadas, iluminar azoteas, repintar las ventanas de un barco, acompañar estrépitos, desmayar cornucopias, entrelazar marquesinas, frecuentar conceptos, engañar palabras o trabajar puntos concretos, dados al azar por un viaje, una mosca o una servilleta escogida entre un paquete de 100).
Pero también transcurrieron los años y aunque aquello no era una alfombra de hojas, sino un destornillador, las últimas palabras del Gran Pérez resonaron de nuevo en su memoria, impecablemente amplificadas por las turbo-neuronas P.V. y comprendió que lo que verdaderamente le apetecía era comunicar aquella información a los alfacincanos. Su vida comenzó a teñirse de aburrimiento. Al principio, sólo por las mañanas. Más tarde se extendió a la sobremesa y aunque las noches continuaron siendo interesantes durante algún tiempo, las tardes habían caído ya en el sopor conocido como "no es, pero podría serlo".
Cierta noche había regresado tarde, después de tomar muchos rebobinantes alfacincanos en compañía de algunos nativos de la variante Definitivamente Desmemoriado y tras emitir el informe habitual, su auto-test espiral indicó una pérdida de V.G. (Vueltas de Giro) por quinta noche consecutiva. Alarmado, caminó arriba y abajo por la habitación del hotel. Después, salió a la calle. Los alfacincanos, en bañador rojo, nadaban sobre la calzada, dejándose codos y rodillas en bastante mal estado.
En los días siguientes, realizó tímidos intentos con algunos personajes de su entorno próximo: "Mira que no es una alfombra de hojas, que es un destornillador..." le decía a su vecino. "Cómo dices? ¿Qué va a llover?", respondía éste. Así descubrió que es muy difícil contrariar a los pobladores de Alfa Cinco, especialmente si no te escuchan.
Sus comunicaciones con Mundo Pérez adquirieron un ritmo endiablado. Tecleó interminables informes en un tipo de letra muy grande y claro. Indicaban que era muy peligroso no advertir a los usuarios de la similitud entre las alfombras de hojas y los destornilladores. Según sus datos, el consumo de alfombras de hojas resultaba tremendamente saludable y estimulaba destacadamente la investigación, la comprensión de los cambios de tiempo y la falta de necesidad de hacer regalos por Navidad. Por otra parte, el proceso de pérdida de V. G. resultaba ser irreversible. Había podido notar los efectos sobre sí mismo y estaba muy preocupado. Todos los informes concluían igual:
"Resulta por demás urgente advertir a los nativos de que no es una alfombra de hojas, sino un destornillador."
Tras unos días en que no se le vio por ninguna parte, redactó el que sería su último informe, del que es conveniente destacar lo siguiente:
"...puede tratarse incluso de una vieja norma, establecida a partir del descubrimiento de la Principal Dificultad Técnica Universal (P.D.T.U.) y actualmente inservible o contraproducente. En ese caso, y siendo evidente que la P.D.T.U. jamás ha sido resuelta, habría que recordar que ya existen vías alternativas para soslayarla. Es preciso resolver la contrafase y aventar la transcripción, siempre rejuvenecedora, del código común."
Y pasaron los días. Al principio, no resultó difícil cumplir con las misiones propias de un inspector de esferas (asfaltar ciervos, redondear cabezas, afeitar calamares, rellenar valles, investigar asuntos, observar fenómenos, apaciguar mares, tranquilizar a los cuervos, ajustar equinoccios, recuperar simas, dormir nubes, apacentar abejas, relanzar el ecuador como eclíptica verdadera, descongestionar volcanes, llevar la cuenta de las corrientes, alternar la extinción de las especies, regularizar los flujos, desnaturalizar los pastos, nevar las montañas más altas -culminar pasteles-, diversificar la pestilencia, dislocar escenas, atribuir intermitencias, correr extraños riesgos, permutar liebres, acicalar conejos, reabsorber panoplias, temporizar países, irradiar lluvias, cocinar fertilizantes generalizados, empolvar y hojear escaramuzas inocuas, afianzar gallinas, mangonear algún color, recibir colofones de sinalefa, telegrafiar cocodrilos, pregonar datos dóricos, jalonar escalones bajando en espiral, intimar justamente con maderistas perdigueros, practicar signos forjados mediante jilgueros, menospreciar lo real, diagramar lo abismal, comer pantalones de cuero artificial, calibrar pijamas vacíos, escuchar grumos de conversación, oler ecos almizclados, desbrozar dilemas, exportar importaciones, convencer a las palmeras de lo que hay a sus espaldas, dar varios paseos por la orilla del mar, arrinconar las maneras, estriar enredaderas, delimitar cordilleras, contar pasos de mosca, abrir frutos, estrechar cascadas, iluminar azoteas, repintar las ventanas de un barco, acompañar estrépitos, desmayar cornucopias, entrelazar marquesinas, frecuentar conceptos, engañar palabras o trabajar puntos concretos, dados al azar por un viaje, una mosca o una servilleta escogida entre un paquete de 100).
Pero también transcurrieron los años y aunque aquello no era una alfombra de hojas, sino un destornillador, las últimas palabras del Gran Pérez resonaron de nuevo en su memoria, impecablemente amplificadas por las turbo-neuronas P.V. y comprendió que lo que verdaderamente le apetecía era comunicar aquella información a los alfacincanos. Su vida comenzó a teñirse de aburrimiento. Al principio, sólo por las mañanas. Más tarde se extendió a la sobremesa y aunque las noches continuaron siendo interesantes durante algún tiempo, las tardes habían caído ya en el sopor conocido como "no es, pero podría serlo".
Cierta noche había regresado tarde, después de tomar muchos rebobinantes alfacincanos en compañía de algunos nativos de la variante Definitivamente Desmemoriado y tras emitir el informe habitual, su auto-test espiral indicó una pérdida de V.G. (Vueltas de Giro) por quinta noche consecutiva. Alarmado, caminó arriba y abajo por la habitación del hotel. Después, salió a la calle. Los alfacincanos, en bañador rojo, nadaban sobre la calzada, dejándose codos y rodillas en bastante mal estado.
En los días siguientes, realizó tímidos intentos con algunos personajes de su entorno próximo: "Mira que no es una alfombra de hojas, que es un destornillador..." le decía a su vecino. "Cómo dices? ¿Qué va a llover?", respondía éste. Así descubrió que es muy difícil contrariar a los pobladores de Alfa Cinco, especialmente si no te escuchan.
Sus comunicaciones con Mundo Pérez adquirieron un ritmo endiablado. Tecleó interminables informes en un tipo de letra muy grande y claro. Indicaban que era muy peligroso no advertir a los usuarios de la similitud entre las alfombras de hojas y los destornilladores. Según sus datos, el consumo de alfombras de hojas resultaba tremendamente saludable y estimulaba destacadamente la investigación, la comprensión de los cambios de tiempo y la falta de necesidad de hacer regalos por Navidad. Por otra parte, el proceso de pérdida de V. G. resultaba ser irreversible. Había podido notar los efectos sobre sí mismo y estaba muy preocupado. Todos los informes concluían igual:
"Resulta por demás urgente advertir a los nativos de que no es una alfombra de hojas, sino un destornillador."
Tras unos días en que no se le vio por ninguna parte, redactó el que sería su último informe, del que es conveniente destacar lo siguiente:
"...puede tratarse incluso de una vieja norma, establecida a partir del descubrimiento de la Principal Dificultad Técnica Universal (P.D.T.U.) y actualmente inservible o contraproducente. En ese caso, y siendo evidente que la P.D.T.U. jamás ha sido resuelta, habría que recordar que ya existen vías alternativas para soslayarla. Es preciso resolver la contrafase y aventar la transcripción, siempre rejuvenecedora, del código común."
Capítulo I
Durante el año que siguió a los días antes relatados, Pérez
siempre tenía algo interesantísimo que decir sobre algún tema sin interés.
También acostumbraba a marcharse apresuradamente de las reuniones en las que,
como mucho, asentía y fingía comprender. Por otra parte, su oreja derecha
comenzaba a deteriorarse visiblemente a causa de la pérdida de V.G. ¿Qué hacer?
Sus facultades extrasensoriales de premonitor variable y perdedor demócrata, obtenidas junto a su licencia, no le mostraban un futuro muy halagüeño. Fue entonces cuando redactó en la habitación de su hotel el que después ha sido considerado como Primer Exhorto Numismático para Submundiales Sectoriales (P.E.N.S.S.) y que dice así:
Sus facultades extrasensoriales de premonitor variable y perdedor demócrata, obtenidas junto a su licencia, no le mostraban un futuro muy halagüeño. Fue entonces cuando redactó en la habitación de su hotel el que después ha sido considerado como Primer Exhorto Numismático para Submundiales Sectoriales (P.E.N.S.S.) y que dice así:
"En la candidez y la nesciencia
arrugamos por simpleza
y en las manos nos dejamos
del maxmordón.
Lejos del maxmordón
toda ciencia,
pero la astucia le impregna,
determinando la acción."
arrugamos por simpleza
y en las manos nos dejamos
del maxmordón.
Lejos del maxmordón
toda ciencia,
pero la astucia le impregna,
determinando la acción."
Hubo dos consecuencias fundamentales de todo aquello: La primera
es que Pérez perdió su oreja. La oreja se cayó al suelo y fue dando saltitos
hasta acercarse a la ventana y lanzarse por ella; ya en la calle, trató de ser
pisada por los transeúntes. Al percibir que se acercaba un vehículo blindado,
saltó a la calzada y sucumbió bajo sus ruedas. Pérez asistió a la escena desde
la ventana del hotel.
La otra consecuencia inmediata fue la respuesta de Mundo Pérez a su P.E.N.S.S. En la pantalla de la terminal podía leerse claramente:
"En su plano dimensional concreto, esto va a desencadenar un instantáneo proceso físico muy común, consistente en la desaparición gradual y muchas veces irreversible de una de sus orejas. Este proceso, que quizá desde un punto de vista Alfa Cinco puede no parecer doloroso es, para alguien procedente de Mundo Pérez, algo terrible y muchas veces inexplicable. Los Submundos nacen teñidos de esa leve angustia. Puede recoger el suyo en la terminal de correos dentro de una semana."
"Mundo Pérez le agradece sus servicios y confía en que no haya dejado pertenencias muy valiosas en él sin extender una autorización sucesoria. Recuerde que el Submundo es una concesión vitalicia de Pérez & Pérez de Gran Pérez (Mundo Pérez)."
La otra consecuencia inmediata fue la respuesta de Mundo Pérez a su P.E.N.S.S. En la pantalla de la terminal podía leerse claramente:
"En su plano dimensional concreto, esto va a desencadenar un instantáneo proceso físico muy común, consistente en la desaparición gradual y muchas veces irreversible de una de sus orejas. Este proceso, que quizá desde un punto de vista Alfa Cinco puede no parecer doloroso es, para alguien procedente de Mundo Pérez, algo terrible y muchas veces inexplicable. Los Submundos nacen teñidos de esa leve angustia. Puede recoger el suyo en la terminal de correos dentro de una semana."
"Mundo Pérez le agradece sus servicios y confía en que no haya dejado pertenencias muy valiosas en él sin extender una autorización sucesoria. Recuerde que el Submundo es una concesión vitalicia de Pérez & Pérez de Gran Pérez (Mundo Pérez)."
Pérez se dijo que la concesión vitalicia del Submundo, era un
gesto de Mundo Pérez destinado a preservar su especial atracción sentimental
por la particular e indeseable esfera llamada Alfa Cinco pero, en realidad,
sabía que se trataba de un mecanismo puramente rutinario desencadenado por la
desaparición de su oreja. Lo que en el manual se representa por una imagen de
Pérez en mono de trabajo, golpeándose con un martillo en la rodilla derecha.
VER TEXTOS COMPLETO aqui : http://www.hronir.org/hechosperez.htm
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Escuchar álbum (audio) de Los hechos Perez : https://nubla.bandcamp.com/album/los-hechos-p-rez
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Victor Nubla
1/4/20
Accidents Polipoètics. Algún dia
Polipoesia Urbana de Pueblo (Por Caridad Producciones, 1995)
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