Los tres autores de los que me ocupo en esta conferencia son tres miembros destacados de la neovanguardia de los sesenta; al mismo nivel, a pesar de ser españoles, que otros escritores y artistas franceses, italianos o belgas. Y aunque las cosas que tienen en común no son más que las que les separan y les individualizan, forman parte de una misma historia. Y en cierto odo, de una misma generación.
Los tres son fundamentalmente "escritores", aunque no en el sentido tradicional de este término, sino en el que toma forma a partir de los planteamientos del letrismo y de la poesía concreta y las distintas corrientes racionalistas o estructurales, y las tendencias irracionalistas que dan lugar al nacimiento del happening, Fluxus, etc. En definitiva, forman parte de lo que con los años se ha conocido como el "arte conceptual", en el sentido de que son autores que ven la escritura como una concrección o materialización de las ideas, a la vez que un instrumento objetivo de transgresión, cambio e innovación. Julio Campal, Felipe Boso y José Luis Castillejo tienen en común el plantearse el status del escritor desde un punto de vista radical. Cada uno, desde una tradición coincidente (la de las Primeras Vanguardias), una formación diferenciada y una ideología en no pocos puntos distante entre ellos, llega a un punto de confluencia en el que defienden postulados que inauguran una nueva época, un cambio sustancial en la historia del siglo XX.
Por un lado, el rechazo o puesta en cuestión de los elementos simbólicos imperantes en la escritura desde su aparición, y el replanteamiento de sus relaciones con "el poder" y las distintas formas de trascendencia dominantes en las sociedades occidentales; por otro, la aceptación de mecanismos de azar objetivo, prácticas experimentales, etc. hasta convertir la escritura en un "territorio liberado". Campal, Boso y Castillejo nos dan testimonio, cada uno a su manera, de esta experiencia sin precedentes en la historia de Occidente. En su caso, iniciada desde nuestra propia cultura pero en sintonía con las grandes líneas de cambio y renovación de los países más avanzados. Es lo que podemos llamar la "escritura como idea y transgresión".También se da en los tres (aunque más marcadamente en Boso y Castillejo) un dato llamativo: son autores sin rastro de surrealismo, al menos en las obras conocidas hasta el presente (tal vez por su tiempo de formación fuera de España). Justo lo contrario de muchos autores de vanguardia en España en los sesenta y setenta, en los que los componentes irracionales dejan ver claramente el rastro surrealista. Los tres apuestan, de una forma o de otra, por el racionalismo desde posiciones materialistas o idealistas. Pero no un racionalismo monológico y realista, sino más bien cercano a las formas desarrolladas por el estructuralismo científico en psicología, antropología y lingüística.
(Conferencia de Fernando Millán pronunciada en el Centro de Cultura Conemporánea de Barcelona, dentro de Proposta. Festival Internacional de poesies+polipoesies) Texto completo aquí.
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