26/7/10

Lo que no sirve. Domingo Mestre

Lo que no sirve (elogio y refutación del zarajo)
Domingo Mestre
(Extracto de la conferencia  leída en Marzo de 1998 en la Facultad de BBAA de Cuenca)

Empecemos por el final: en mi diccionario de bolsillo se define al zarajo como "tripas de cordero, trenzadas sobre sarmiento, que se conservan al humo". Bien, pues para construir los andamios de este elogio -y de su refutación- necesitaba, en primer lugar, definir los materiales básicos necesarios. 
Yo sabía con antelación que aquí, en Cuenca, podía encontrar un artístico sarmiento de considerables dimensiones -de nombre José Antonio-. Sin embargo, para quedarme tranquilo necesitaba contar, al menos, con dos ejemplares de buena calidad y diferente sexo. Por eso, dadas las limitaciones del presupuesto, opté por conformarme con un par de sarmientillos (es decir una pareja de discípulillos del conocido profesor José Antonio Sarmiento que son estos chicos tan majos que tengo aquí a mi lado).  Con estos datos que les he dado estoy seguro de que la continuación ya se la están imaginando Uds pues para obtener mi zarajo performático sólo me faltaría tejer, tras la correspondiente cortina de humo, la pertinente  maraña de tripas conceptuales. 
Sí esto que Uds. están intuyendo yo lo llevara a la práctica tal como mandan los cánones obtendría, con seguridad, un par de hermosas fotografías para mi currículo e incluso, tal vez, alguno de los presentes disfrutaría de verdad con la experiencia (ya se sabe que la carne fresca siempre es apetitosa). Hasta pudiera ser, sí me apuran, que hubiera alguien que aplaudiera sinceramente la acción. Pues perdónenme Uds. porque a mí me parece que eso sería, tan sólo, una solemne tontería; como mucho podría considerarse una chanza graciosa y efectista que a algunos serviría para pasar el rato pero que a mí no me interesa en absoluto. Sí esto está claro doy por concluida esta parte de la actuación y paso a explicarles la segunda: 
Esta cosa que he preparado, llamémosle X si quieren, tiene su origen en un artículo que escribí, el año pasado, con el elocuente título de "Contra el Arte pero también contra el Público y, sobre todo, contra los Héroes (incluso los del silencio)". Cómo se deduce de este encabezamiento, allí no quedaba títere con cabeza pero, a pesar de todo, en aquel texto quedaba una pequeña puerta abierta a la esperanza -débil que es uno, ya se sabe-. Quise imaginar, entonces, que debía haber alguna forma de escapar de la trampa en que yo mismo me había encerrado y que ésta podría pasar, quizás, por un hipotético hacer "lo que no se debe, lo que no vale o lo que no sirve". 
De entonces aquí he tanteado, minuciosamente, las posibilidades reales de enfrentarme al tinglado artístico haciendo "lo que no vale" y también he probado a hacer "lo que no se debe" (aunque sin grandes resultados, todo hay que decirlo). Por eso ahora estoy ensayando aquí la tercera posibilidad: la de hacer "lo que no sirve" y para ello les voy a leer, a continuación, una conferencia, que no debería  ser escuchada cómo tal, pues está diseñada para que a nadie le pueda servir, al menos, para lo que ordinariamente sirven las conferencias -ni siquiera a mí, ya que no me la pagan como tal-. Aclaradas tanto la cuestión del origen cómo la de la motivación empiezo, ahora sí, con la tercera parte ­que nos remite a la primera del título- y les recomiendo que no se pongan nerviosos pues aunque pueda parecer un pelín árida al principio, en realidad es bastante cortita y hasta me parece que se deja oír

Sobre la performance y su relación con el inconsciente:  

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