".....Todo es poesía, sea en papel, sonora, performática, intermedia… Además, los sistemas de lectura y de representación en la cultura actual, como en el Barroco, piden algo más que un libro. Visto de otro modo, se podría decir que sólo las vanguardias del siglo XX (y las que ahora siguen) por un lado y la escritura barroca por el otro han podido superar hasta el momento la tiranía renacentista de la hermenéutica y de la filología como fijación del texto y de la autoría. Y actualmente, como en la Edad Media, todos escribimos el mismo texto, trabajamos las mismas palabras, pero en planos distintos: e incluso es imposible saber, en un texto sonoro, qué proviene de dónde. Es evidente que los inventos del hombre replantean la creación literaria, como ya hizo la imprenta, y no podemos permanecer atados a concepciones que responden a realidades del pasado.
Entrando más en la cuestión terminológica, podemos decir que la polipoesía es un coletazo de las vanguardias, ya entrados en los años ochenta, y que lo que intena es hacer un ejercicio de síntesis entre los elementos sonoros, performáticos y tecnológicos surgidos durante el siglo XX. Dick Higgins prefería hablar de lenguaje intermedia, como Bartolomé Ferrando, pero al fin y al cabo se trata de una misma idea: superar la necesidad de la ruptura y trabajar de modo normal con todas las ampliaciones aportadas por las vanguardias, y sin dar la espalda a la tradición. Así, la polipoesía puede tener múltiples caras y sólo prima dos elementos: la ejecución en directo y el uso de toda clase de elementos extralingüísticos en la construcción del poema.
El spoken word es otra cosa, en cierto modo menos compleja, aunque igualmente rica y estimulante. Proviene de otra tradición cultural y no comparte muchos de los rasgos de la polipoesía o la poesía sonora; sólo el hecho de ser una escritura oral. El spoken word es una manera de dar cuerpo a la escritura, mientras que las otras prácticas son maneras de hacer de la poesía cuerpo, de crear de raíz un sistema nuevo de escritura y de lectura. El spoken word, por otro lado, convive con otras prácticas similares también muy arraigadas en Estados Unidos, como la slam poetry, la dub poetry y el hip hop.
En cualquier caso, todo son etiquetas y sólo deben servir como acercamiento lector, nunca para separar o para quedarse en un único lugar. Además, en cada país y de hecho en cada ciudad, estas prácticas poéticas sonoras (o “públicas”, como sostiene Lis Costa) fermentan de modo distinto y es difícil siempre enclaustrar un autor o una escena particular en un sólo compartimiento. En España, ha habido y hay una interesante escena, bastante particular en cuanto a referentes y nivel de experimentación. Quizá no se amolde del todo a la escena internacional, pero esto no es ningún impedimento para prestar mayor atención a las escrituras radicales de Carles Hac Mor y José Luis Castillejo, la experimentación visual y sonora de Felipe Boso y Fernando Millán, los universos sonoros personales de Josep Ramon Roig y Xavier Sabater, la excelencia de Flatus Vocis Trio y del trabajo en solitario de sus tres miebros (Bartolomé Ferrando, Fátima Miranda y Llorenç Barber), la osadía de Accidents Polipoètics y la transversalidad de Enric Casasses. Son sólo algunos pocos ejemplos. El futuro creo que todavía será más rico y lo marcarán prácticas de síntesis y transversales que trabajen con elementos de procedencias muy distintas. Es justamente la poesía el campo creativo más abierto y el que ahora mismo, nublados de imagen y de mundos virtuales, está aflorando con mayor fuerza. La presencia física del poeta es requerida."
Eduard Escoffet
fragmento....ver texto completo aquí. (cortesía "Revista de Letras")
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