El pasado día 3 de octubre se celebró en el Centre Civic Torre Llobeta el encuentro nº 17 de Polipoesía, al que me desplacé desde Valencia acompañado de unos amigos, 17 festivales, ya han pasado 17 años desde el primero y como no podía ser de otra manera voy a intentar expresar mis impresiones en unas líneas. He asistido a unos cuantos de estos eventos, todos a cargo del incombustible Xavier Sabater. Algunos gloriosos otros de relleno, pero siempre con agradables sorpresas, como fue el pasado año con Poéticas de la Anarquía.
Reconozco que es difícil llenar 3 horas con polipoesía, y que no todo el monte es orégano, pero la verdad este ultimo año el encuentro ha sido un poco deslucido. En mi opinión este festival se diría que languidece (quizás a cambio su hermano Ciberpoem que se celebrará dentro de unos días resplandece).
Está claro que el concepto inicial de Polipoesía de Minarelli ha perdido prácticamente todo su sentido, hoy al parecer caben en el amplio canasto de lo “poli” una amalgama bizarra y poliversa de expresiones creativas que se mueven alrededor de un micro y un escenario, pero que salvo excepciones no dejan lugar al fulgor ni al rayo, más bien son tediosas, otras actuaciones son, en cambio muy entretenidas y podrían funcionar en un show televisivo, o en un circuito de café-teatro o en un kabaret; pero por lo comercial y recurrente no en este festival . Siempre he pensado –quizás erróneamente-- que el Festival de Polipoesía debía de ser el espacio idóneo para mostrar nuevas líneas de investigación poética, de expresión o búsquedas de lenguajes arriesgados y fronterizos, entre eso que algunos llamaron arte total y otros, cuando está la palabra presente lo denominamos polipoesía. Siendo sincero del pasado festival me quedo solo con cuatro cosas: la sorprendente actuación de Magda Guillem que pese a quien pese, puso toda la carne en el asador con una pieza, aun en rodaje pero que interpretó con desparpajo y valentía; Eddie (J.Bermúdez) planteó una performance-reflexión acerca de las denominaciones, los paréntesis, las formas y los conceptos límite entre arte de acción y poesía, María Hernández, pese a ser versos recitados estuvo magnifica, por la calidad de sus poemas, su puesta en escena y la actitud claramente desafiante y por supuesto desde Madrid el plato final, la conocida Yolanda Pérez que como guinda al pastel triunfó con su karaoke poético, ya repetido en otras ocasiones. Mención aparte para Pep Blay que como showman no tiene precio, pero que en mi opinión ni eera el lugar ni el momento, de esos hay bastantes haciendo bolos en circuitos comerciales. Del resto, pues sin pena ni gloria, me parecieron poesia convencional, alguna buena, otras mejorables, pero desde luego polipoesía NO.
Y para acabar, el rapapolvo al poco respeto del respetable por los que estaban arriba actuando, ante sillas vacías, mientras afamados poetas y performers, entre otros estaban bebiendo, charlando, o pasando el tiempo en el piso de abajo; señores, a ustedes no les haría ni pizca de gracia ese comportamiento del público cuando representan sus acciones.
Félix Menkar
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