Nueva York es Woody Allen y allí retorna en su última película "Si la cosa funciona", con actores poco conocidos pero con unos diálogos admirables, un buen guión, pocos efectos y espectáculo pero jugosa, en fin la formula que le ha hecho reconocible en el mundo entero. Con sus temas sencillos y profundos, fundamentales para la especie humana, en este caso la búsqueda de la felicidad, –casi nada--.
Tesis: el profundo estado de frustración –en el que estamos inmersos-- debido a la educación, al miedo a saltarnos las convenciones sociales, lo que llamamos moral, tradición o costumbres y el encuentro con la felicidad, cuando decidimos ser nosotros mismos, sin temor a ser señalados. Un clásico paradigma de Allen que aborda magistralmente. Todo pasa por enamorarse de la persona adecuada, o estar enamorado, tener ilusión, esperanza en lo que haces, creas o vives. Lo interesante de la peli es que plantea un sueño, una utopía con la que debemos trabajar, mientras tanto nos descubrimos en sus personajes con las ruindades, miserias y contradicciones que tanto vemos por doquier, pero el mensaje de Allen es claro: sigue intentándolo, buscando la felicidad, a veces la encuentras.
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