Roberto Juarroz nació en Coronel Dorrego, Provincia de Buenos Aires, el
5 de Octubre de 1925. Estudió bibliotecología en la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Aires donde obtuvo una beca para estudios de
perfeccionamiento en La Sorbonne. Fue director del Departamento de
Bibliotecología y Documentación de la mencionada facultad en la cual ejerció la
docencia durante treinta años. Asimismo trabajó para la UNESCO y la OEA en
diversos países. De 1958 a 1965 dirigió la revista Poesía = Poesía y
colaboró en numerosas publicaciones argentinas y extranjeras. Fue crítico
bibliográfico del diario La Gaceta (Tucumán, 1958-63), crítico
cinematográfico de la revista Esto es (Buenos Aires, 1956-58)
y traductor de varios libros.
Miembro de número de la Academia Argentina de Letras recibió, entre otras distinciones, el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (1984), el Prix Jean Malrieu (Marsella, 1992) y el Prix de la Biennale Internationale de Poesie (Lieja, Bélgica, 1992). Duodécima poesía vertical se publicó paralelamente a la aparición de su versión integral en lengua francesa, al homenaje brindado a su autor en los "Rencontres des Ecritures Croisées" (Aix-en-Provence, Francia, enero de 1991) y a la lectura de sus poemas en París (Centre Georges Pompidou), Lyon (Villa Gillet) y Madrid (Residencia de Estudiantes), en febrero de 1991.
La singularidad de su obra ha trascendido las fronteras idiomáticas, a través de su traducción y difusión a mas de veinte lenguas (inglés, francés, alemán, italiano, portugués, holandés, rumano, israelí, árabe, hindi, tamil, polinesio, etc.). Murió en Temperley, provincia de Buenos Aires, el 31 de Marzo de 1995.
Miembro de número de la Academia Argentina de Letras recibió, entre otras distinciones, el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (1984), el Prix Jean Malrieu (Marsella, 1992) y el Prix de la Biennale Internationale de Poesie (Lieja, Bélgica, 1992). Duodécima poesía vertical se publicó paralelamente a la aparición de su versión integral en lengua francesa, al homenaje brindado a su autor en los "Rencontres des Ecritures Croisées" (Aix-en-Provence, Francia, enero de 1991) y a la lectura de sus poemas en París (Centre Georges Pompidou), Lyon (Villa Gillet) y Madrid (Residencia de Estudiantes), en febrero de 1991.
La singularidad de su obra ha trascendido las fronteras idiomáticas, a través de su traducción y difusión a mas de veinte lenguas (inglés, francés, alemán, italiano, portugués, holandés, rumano, israelí, árabe, hindi, tamil, polinesio, etc.). Murió en Temperley, provincia de Buenos Aires, el 31 de Marzo de 1995.
23 – IX
No hay tiempo.
Ya no hay tiempo.
Pero, ¿alguna vez hubo tiempo?
Ya no hay tiempo.
Pero, ¿alguna vez hubo tiempo?
La ilusión de la vida por
delante,
se conjuga con el verbo
de la vida por detrás.
se conjuga con el verbo
de la vida por detrás.
Y todo transcurrir no es más
que un punto,
quizá un punto extensible
o el revés de ese punto,
porque el tiempo es puntual.
Un punto que a veces se desliza levemente,
como una gota de asombro de la luz
o un inesperado corpúsculo de sombra,
tan sólo para justificar algo parecido a un nivel
en el barómetro casi fijo
que mide la presión imposible de la vida.
quizá un punto extensible
o el revés de ese punto,
porque el tiempo es puntual.
Un punto que a veces se desliza levemente,
como una gota de asombro de la luz
o un inesperado corpúsculo de sombra,
tan sólo para justificar algo parecido a un nivel
en el barómetro casi fijo
que mide la presión imposible de la vida.
O tal vez simplemente
la presión diagonal de lo imposible.
la presión diagonal de lo imposible.
15 - XII
Buscar una cosa
es siempre encontrar otra.
Así, para hallar algo,
hay que buscar lo que no es.
es siempre encontrar otra.
Así, para hallar algo,
hay que buscar lo que no es.
Buscar al pájaro para
encontrar a la rosa,
buscar el amor para hallar el exilio,
buscar la nada para descubrir un hombre,
ir hacia atrás para ir hacia delante.
buscar el amor para hallar el exilio,
buscar la nada para descubrir un hombre,
ir hacia atrás para ir hacia delante.
La clave del camino,
más que en sus bifurcaciones,
su sospechoso comienzo
o su dudoso final,
está en el cáustico humor
de su doble sentido.
Siempre se llega,
pero a otra parte.
más que en sus bifurcaciones,
su sospechoso comienzo
o su dudoso final,
está en el cáustico humor
de su doble sentido.
Siempre se llega,
pero a otra parte.
Todo pasa.
Pero a la inversa.
Pero a la inversa.
17 - III
Detener la palabra
un segundo antes del labio,
un segundo antes de la voracidad compartida,
un segundo antes del corazón del otro,
para que haya por lo menos un pájaro
que pueda prescindir de todo nido.
un segundo antes del labio,
un segundo antes de la voracidad compartida,
un segundo antes del corazón del otro,
para que haya por lo menos un pájaro
que pueda prescindir de todo nido.
El destino es de aire.
Las brújulas señalan uno solo de sus hilos,
pero la ausencia necesita otros
para que las cosas sean
su destino de aire.
Las brújulas señalan uno solo de sus hilos,
pero la ausencia necesita otros
para que las cosas sean
su destino de aire.
La palabra es el único pájaro
que puede ser igual a su ausencia.
que puede ser igual a su ausencia.
17 -I
Hay que caer y no se puede
elegir dónde.
Pero hay cierta forma del viento en los cabellos,
cierta pausa del golpe,
cierta esquina del brazo
que podemos torcer mientras caemos.
Pero hay cierta forma del viento en los cabellos,
cierta pausa del golpe,
cierta esquina del brazo
que podemos torcer mientras caemos.
Es tan sólo el extremo de un
signo,
la punta sin pensar de un pensamiento.
Pero basta para evitar el fondo avaro de unas manos
y la miseria azul de un Dios desierto.
la punta sin pensar de un pensamiento.
Pero basta para evitar el fondo avaro de unas manos
y la miseria azul de un Dios desierto.
Se trata de doblar algo más
que una coma
en un texto que no podemos corregir.
en un texto que no podemos corregir.
11 – V
El ojo traza en el techo
blanco
una pequeña raya negra.
El techo asume la ilusión del ojo
y se vuelve negro.
La raya se borra entonces
y el ojo se cierra.
una pequeña raya negra.
El techo asume la ilusión del ojo
y se vuelve negro.
La raya se borra entonces
y el ojo se cierra.
Así nace la soledad.
8 - X
Pensar es una incomprensible
insistencia,
algo así como alargar el perfume de la rosa
o perforar agujeros de luz
en un costado de tiniebla.
algo así como alargar el perfume de la rosa
o perforar agujeros de luz
en un costado de tiniebla.
Y es también trasbordar algo
en insensata maniobra
desde un barco inconmoviblemente hundido
a una navegación sin barco.
en insensata maniobra
desde un barco inconmoviblemente hundido
a una navegación sin barco.
Pensar es insistir
en una soledad sin retorno.
en una soledad sin retorno.
2 - III
El otro que lleva mi nombre
ha comenzado a desconocerme.
Se despierta donde yo me duermo,
me duplica la persuasión de estar ausente,
ocupa mi lugar como si el otro fuera yo,
me copia en las vidrieras que no amo,
me agudiza las cuencas desistidas,
descoloca los signos que nos unen
y visita sin mí las otras versiones de la noche.
ha comenzado a desconocerme.
Se despierta donde yo me duermo,
me duplica la persuasión de estar ausente,
ocupa mi lugar como si el otro fuera yo,
me copia en las vidrieras que no amo,
me agudiza las cuencas desistidas,
descoloca los signos que nos unen
y visita sin mí las otras versiones de la noche.
Imitando su ejemplo,
ahora empiezo yo a desconocerme.
Tal vez no exista otra manera
de comenzar a conocernos.
ahora empiezo yo a desconocerme.
Tal vez no exista otra manera
de comenzar a conocernos.
4 - III
Si uno no es igual a su
despertar,
si el despertar lo excede
o es menor que uno,
¿quién ocupa la diferencia?
si el despertar lo excede
o es menor que uno,
¿quién ocupa la diferencia?
Y si uno no es igual tampoco a
su dormir,
¿adónde se queda su costado despierto
o qué otra cosa se duerme con uno?
¿adónde se queda su costado despierto
o qué otra cosa se duerme con uno?
El signo igual parece a veces
la duplicación ensimismada
del menos.
la duplicación ensimismada
del menos.
9 -I
Pienso que en este momento
tal vez nadie en el universo piensa en mí,
que sólo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.
tal vez nadie en el universo piensa en mí,
que sólo yo me pienso,
y si ahora muriese,
nadie, ni yo, me pensaría.
Y aquí empieza el abismo,
como cuando me duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.
como cuando me duermo.
Soy mi propio sostén y me lo quito.
Contribuyo a tapizar de ausencia todo.
Tal vez sea por esto
que pensar en un hombre
se parece a salvarlo.
que pensar en un hombre
se parece a salvarlo.
16 -II
El centro no es un punto.
Si lo fuera, resultaría fácil acertarlo.
No es ni siquiera la reducción de un punto a su infinito.
Si lo fuera, resultaría fácil acertarlo.
No es ni siquiera la reducción de un punto a su infinito.
El centro es una ausencia,
de punto, de infinito y aun de ausencia
y sólo se acierta con ausencia.
de punto, de infinito y aun de ausencia
y sólo se acierta con ausencia.
Mírame después que te hayas
ido,
aunque yo esté recién cuando me vaya.
Ahora el centro me ha enseñado a no estar,
pero más tarde el centro estará aquí.
aunque yo esté recién cuando me vaya.
Ahora el centro me ha enseñado a no estar,
pero más tarde el centro estará aquí.
73 - II
Lo enterraremos todo,
los brazos, el movimiento y la pala,
la pasión de los viernes,
la bandera de andar solos,
la pobreza, esa deuda,
la riqueza, esa otra.
los brazos, el movimiento y la pala,
la pasión de los viernes,
la bandera de andar solos,
la pobreza, esa deuda,
la riqueza, esa otra.
Lo enterraremos hasta con
sabiduría,
cortando sabiamente los terrones,
o cortándolos sin darnos cuenta, sabiamente.
cortando sabiamente los terrones,
o cortándolos sin darnos cuenta, sabiamente.
Un resto de mirada
quedará flotando como un pincel absurdo
sobre la tregua doblemente fiel de todo ausente.
Y menos mal que no habrá nadie
para escarbar luego bien hondo
y descubrir que no hay nada enterrado.
quedará flotando como un pincel absurdo
sobre la tregua doblemente fiel de todo ausente.
Y menos mal que no habrá nadie
para escarbar luego bien hondo
y descubrir que no hay nada enterrado.
48 - III
Un caos lúcido,
un caos de ventanas abiertas.
un caos de ventanas abiertas.
Una confusión de vértigos
claros
donde la incandescencia se construye
con el movimiento total de la ruptura.
donde la incandescencia se construye
con el movimiento total de la ruptura.
Viajar por las líneas
que se quiebran a cada instante
y rodar como un émbolo sin guía
hacia los núcleos aleatorios
de las cancelaciones primigenias.
que se quiebran a cada instante
y rodar como un émbolo sin guía
hacia los núcleos aleatorios
de las cancelaciones primigenias.
Tocar las vértebras sin eje,
los círculos sin centro,
las particiones sin unidad,
los choques sin contacto,
las caídas sin escuadra,
los pensamientos sin quien piense,
los hombres sin más rostro que su dolor.
los círculos sin centro,
las particiones sin unidad,
los choques sin contacto,
las caídas sin escuadra,
los pensamientos sin quien piense,
los hombres sin más rostro que su dolor.
Y recoger allí la ley de lo
casual,
la norma de lo imposible:
cada forma es un borde cortante del caos,
un ángulo perplejo de sus ojos abiertos,
los únicos abiertos.
la norma de lo imposible:
cada forma es un borde cortante del caos,
un ángulo perplejo de sus ojos abiertos,
los únicos abiertos.
Porque el caos es la tregua de
la nada,
la lucidez sin compromiso,
la intersección aguda
de un espacio sin interés por los objetos
y de un tiempo pensante.
la lucidez sin compromiso,
la intersección aguda
de un espacio sin interés por los objetos
y de un tiempo pensante.
38 - V
Menos que el circo ajado de
tus sueños
y que el signo ya roto entre tus manos.
Menos que el lomo absorto de tus libros
y que el libro escondido
de páginas en blanco.
Menos que los amores que tuviste
y que el tizne que alarga los amores.
Menos que el dios que alguna vez fue ausencia
y hoy ni siquiera es ausencia.
Menos que el cielo que no tiene estrellas,
menos que el canto que perdió la música,
menos que el ojo seco de los muertos,
menos que el humo que olvidó su aire.
y que el signo ya roto entre tus manos.
Menos que el lomo absorto de tus libros
y que el libro escondido
de páginas en blanco.
Menos que los amores que tuviste
y que el tizne que alarga los amores.
Menos que el dios que alguna vez fue ausencia
y hoy ni siquiera es ausencia.
Menos que el cielo que no tiene estrellas,
menos que el canto que perdió la música,
menos que el ojo seco de los muertos,
menos que el humo que olvidó su aire.
Y ya en la zona del más puro
menos
colocar todavía un signo menos
y empezar hacia atrás a unir de nuevo
la primera palabra,
a unir su forma de contacto oscuro,
su forma anterior a sus letras,
la vértebra inicial del verbo oblicuo
donde se funda el tiempo transparente
del firme aprendizaje de la nada.
Y tener buen cuidado
de no errar otra vez el camino
y aprender nuevamente
la farsa de ser algo.
colocar todavía un signo menos
y empezar hacia atrás a unir de nuevo
la primera palabra,
a unir su forma de contacto oscuro,
su forma anterior a sus letras,
la vértebra inicial del verbo oblicuo
donde se funda el tiempo transparente
del firme aprendizaje de la nada.
Y tener buen cuidado
de no errar otra vez el camino
y aprender nuevamente
la farsa de ser algo.
7 - VI
¿Cómo amar lo imperfecto,
si escuchamos a través de las cosas
cómo nos llama lo perfecto?
si escuchamos a través de las cosas
cómo nos llama lo perfecto?
¿Cómo alcanzar a seguir
en la caída o en el fracaso de las cosas
la huella de lo que no cae ni fracasa?
en la caída o en el fracaso de las cosas
la huella de lo que no cae ni fracasa?
Quizá debemos aprender que lo
imperfecto
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada.
es otra forma de la perfección:
la forma que la perfección asume
para poder ser amada.
19 - VI
Algunos de nuestros gritos
se detienen junto a nosotros
y nos miran fijamente
como si quisieran consolarnos de ellos mismos.
Algunas palabras que hemos dicho
regresan y se paran a nuestro lado
como si quisieran convencernos
de que llegaron a alguna otra parte.
se detienen junto a nosotros
y nos miran fijamente
como si quisieran consolarnos de ellos mismos.
Algunas palabras que hemos dicho
regresan y se paran a nuestro lado
como si quisieran convencernos
de que llegaron a alguna otra parte.
Algunos de nuestros silencios
toman la forma de una mujer que nos abraza
como si quisieran secarnos
el sudor de las ternura solitarias.
toman la forma de una mujer que nos abraza
como si quisieran secarnos
el sudor de las ternura solitarias.
Algunas de nuestras miradas
retornan para comprobarse en nosotros
o quizá para permitir que nos miremos desde enfrente
como si quisieran demostrarnos
que lo que nos ocurre
es una copia de lo que no nos ocurre.
retornan para comprobarse en nosotros
o quizá para permitir que nos miremos desde enfrente
como si quisieran demostrarnos
que lo que nos ocurre
es una copia de lo que no nos ocurre.
Hay momentos y hasta quizá una
edad de nuestra imagen
en que todo cuanto sale de ella
vuelve como un espejo a confirmarla
en la propia constancia de sus líneas.
en que todo cuanto sale de ella
vuelve como un espejo a confirmarla
en la propia constancia de sus líneas.
Así se va integrando
nuestro pueblo más secreto.
nuestro pueblo más secreto.
13 - VIII
El centro del amor
no siempre coincide
con el centro de la vida.
no siempre coincide
con el centro de la vida.
Ambos centros
se buscan entonces
como dos animales atribulados.
Pero casi nunca se encuentran,
porque la clave de la coincidencia es otra:
nacer juntos.
se buscan entonces
como dos animales atribulados.
Pero casi nunca se encuentran,
porque la clave de la coincidencia es otra:
nacer juntos.
Nacer juntos,
como debieran nacer y morir
todos los amantes.
como debieran nacer y morir
todos los amantes.
26 – VI
La campana está llena de
viento,
aunque no suene.
El pájaro está lleno de vuelo,
aunque esté quieto.
El cielo está lleno de nubes,
aunque esté solo.
La palabra está llena de voz,
aunque nadie la diga.
Toda cosa está hecha de fugas,
aunque no haya caminos.
aunque no suene.
El pájaro está lleno de vuelo,
aunque esté quieto.
El cielo está lleno de nubes,
aunque esté solo.
La palabra está llena de voz,
aunque nadie la diga.
Toda cosa está hecha de fugas,
aunque no haya caminos.
Todas la cosas huyen
hacia su presencia.
hacia su presencia.
14 - IX
También el infinito
Tiene un derecho y un revés.
Tiene un derecho y un revés.
Los dioses siempre están al
derecho,
Aunque a veces se acuerden quizá del otro lado.
El hombre siempre está al revés
y no puede acordarse de otra parte.
Aunque a veces se acuerden quizá del otro lado.
El hombre siempre está al revés
y no puede acordarse de otra parte.
Pero también el infinito
suele dar vueltas en el aire como una moneda,
que no sabemos quien arroja
con sus giros de sarcásticas guiñadas.
suele dar vueltas en el aire como una moneda,
que no sabemos quien arroja
con sus giros de sarcásticas guiñadas.
Y así cambian a veces los
papeles,
pero no seguramente la memoria.
El hombre es el revés del infinito,
aunque el azar lo traslade un instante al otro lado.
pero no seguramente la memoria.
El hombre es el revés del infinito,
aunque el azar lo traslade un instante al otro lado.
(para Michel Camus y Claire
Tiévant)
129 - IX
Somos el borrador de un texto
que nunca será pasado en limpio.
que nunca será pasado en limpio.
Con palabras tachadas,
repetidas,
mal escritas
y hasta con faltas de ortografía.
repetidas,
mal escritas
y hasta con faltas de ortografía.
Con palabras que esperan,
como todas las palabras esperan,
pero aquí abandonadas,
doblemente abandonadas
entre márgenes prolijos y yertos.
como todas las palabras esperan,
pero aquí abandonadas,
doblemente abandonadas
entre márgenes prolijos y yertos.
Bastaría, sin embargo, que
este tosco borrador
fuera leído una sola vez en voz alta,
para que ya no esperásemos más
ningún texto definitivo.
fuera leído una sola vez en voz alta,
para que ya no esperásemos más
ningún texto definitivo.
1 – XI (parte II)
No tenemos un lenguaje para
los finales,
para la caída del amor,
para los concentrados laberintos de la agonía,
para el amordazado escándalo
de los hundimientos irrevocables.
para la caída del amor,
para los concentrados laberintos de la agonía,
para el amordazado escándalo
de los hundimientos irrevocables.
¿Cómo decirle a quien nos
abandona
o a quien abandonamos
que agregar otra ausencia a la ausencia
es ahogar todos los nombres
y levantar un muro
alrededor de cada imagen?
o a quien abandonamos
que agregar otra ausencia a la ausencia
es ahogar todos los nombres
y levantar un muro
alrededor de cada imagen?
¿Cómo hacer señas a quien
muere,
cuando todos los gestos se han secado,
las distancias se confunden en un caos imprevisto,
las proximidades se derrumban como pájaros enfermos
y el tallo del dolor
se quiebra como la lanzadera
de un telar descompuesto?
cuando todos los gestos se han secado,
las distancias se confunden en un caos imprevisto,
las proximidades se derrumban como pájaros enfermos
y el tallo del dolor
se quiebra como la lanzadera
de un telar descompuesto?
¿O cómo hablarse cada uno a sí
mismo
cuando nada, cuando nadie ya habla,
cuando las estrellas y los rostros son secreciones neutras
de un mundo que ha perdido
su memoria de ser mundo?
cuando nada, cuando nadie ya habla,
cuando las estrellas y los rostros son secreciones neutras
de un mundo que ha perdido
su memoria de ser mundo?
Quizá un lenguaje para los
finales
exija la total abolición de los otros lenguajes,
la imperturbable síntesis
de las tierras arrasadas.
exija la total abolición de los otros lenguajes,
la imperturbable síntesis
de las tierras arrasadas.
O tal vez crear un habla de
intersticios,
que reúna los mínimos espacios
entreverados entre el silencio y la palabra
y las ignotas partículas sin codicia
que sólo allí promulgan
la equivalencia última
del abandono y el encuentro
que reúna los mínimos espacios
entreverados entre el silencio y la palabra
y las ignotas partículas sin codicia
que sólo allí promulgan
la equivalencia última
del abandono y el encuentro
(para Jean Paul Neveu)
7 - IV
Toda nomenclatura es triste.
Huele a campos tapiados,
a cadenas de lúgubres adioses,
a pisadas que aplastan,
a papeles manchados,
a descarnadas corrosiones.
Huele a campos tapiados,
a cadenas de lúgubres adioses,
a pisadas que aplastan,
a papeles manchados,
a descarnadas corrosiones.
Aunque se enumeraran ángeles,
aunque se encolumnaran rosas,
aunque se indizaran amores.
aunque se encolumnaran rosas,
aunque se indizaran amores.
Toda nomenclatura traba
la azul enredadera
cuyos brotes demuestran
que el silencio es un verbo.
la azul enredadera
cuyos brotes demuestran
que el silencio es un verbo.
Toda nomenclatura atrasa
el reloj sin cuadrante
del ritmo que es la vida.
el reloj sin cuadrante
del ritmo que es la vida.
76 - XIV
Vivir es estar en infracción.
A una ley o a otra.
No hay más alternativas:
no infringir nada es estar muerto.
A una ley o a otra.
No hay más alternativas:
no infringir nada es estar muerto.
La realidad es infracción.
La irrealidad también lo es.
Y entre ambas fluye un río de espejos
que no figuran en ningún mapa.
La irrealidad también lo es.
Y entre ambas fluye un río de espejos
que no figuran en ningún mapa.
En ese río todas las leyes se
disuelven,
todo infractor se vuelve otro espejo.
todo infractor se vuelve otro espejo.
92 – XIV
Donde siempre hubo una espera
ya no hay nada:
mi perro me ha enseñado a morir.
ya no hay nada:
mi perro me ha enseñado a morir.
Nunca escribí su nombre.
hoy tampoco lo escribo.
Él no podía decirlo
y lo borró con él.
hoy tampoco lo escribo.
Él no podía decirlo
y lo borró con él.
La lámpara apagada
tiene una claridad
que redime el engaño
del azar de encenderse.
tiene una claridad
que redime el engaño
del azar de encenderse.
¿Adónde llega todo
si nada lo recibe?
si nada lo recibe?
Casi sin darme cuenta
he encendido una luz
sobre el foso cubierto
mientras un hueco nuevo
que apenas se nota
muerde algo más el sueño
de creer que vivimos.
he encendido una luz
sobre el foso cubierto
mientras un hueco nuevo
que apenas se nota
muerde algo más el sueño
de creer que vivimos.
6 - XII
Hay fragmentos de palabras
adentro de todas las cosas,
como restos de una antigua siembra.
adentro de todas las cosas,
como restos de una antigua siembra.
Para poder hallarlos
es preciso recuperar el balbuceo
del comienzo o el fin.
Y desde el olvido de los nombres
aprender otra vez a deletrear las palabras,
pero desde atrás de las letras.
es preciso recuperar el balbuceo
del comienzo o el fin.
Y desde el olvido de los nombres
aprender otra vez a deletrear las palabras,
pero desde atrás de las letras.
Quizá descubramos entonces
que no es necesario completar esos fragmentos,
porque cada uno es una palabra entera,
una palabra de un lenguaje olvidado.
que no es necesario completar esos fragmentos,
porque cada uno es una palabra entera,
una palabra de un lenguaje olvidado.
Y hasta es posible que
encontremos en cada cosa
un texto completo,
un reservado y protegido texto
que no es preciso leer para entender.
un texto completo,
un reservado y protegido texto
que no es preciso leer para entender.
113 - XIV
Las respuestas se han acabado.
Quizá nunca existieron
y sólo eran espejos
enfrentados al vacío.
Quizá nunca existieron
y sólo eran espejos
enfrentados al vacío.
Pero ahora también las
preguntas se han acabado.
Los espejos se han roto,
hasta los que no reflejaban nada.
Y no hay modo de rehacerlos.
Los espejos se han roto,
hasta los que no reflejaban nada.
Y no hay modo de rehacerlos.
Sin embargo,
tal vez quede en alguna parte una pregunta.
El silencio es también una pregunta.
tal vez quede en alguna parte una pregunta.
El silencio es también una pregunta.
Resta un espejo que no puede
romperse
porque no se enfrenta a nada,
porque está dentro de todo.
porque no se enfrenta a nada,
porque está dentro de todo.
Hemos encontrado una pregunta.
¿Será el silencio también una respuesta?
¿Será el silencio también una respuesta?
Quizá a determinada altura
las preguntas y las respuestas son exactamente iguales.
las preguntas y las respuestas son exactamente iguales.
Roberto Juarroz: Los Extremos de la Palabra |
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