Encuentro esta noticia y varios poemas de Manuel Morales (Iquitos 1943-Porto Alegre 2007) cortesía del blog peruano pospost.
Morales fue fundador de una nueva poética que fusionó el lenguaje culto con el callejero, con un humor corrosivo e irreverente.
Más info:
http://pospost.blogspot.com/2008/08/fallece-en-brasil-poeta-peruano-manuel.html
“Si tienes un amigo que toca tambor”
Si tienes un amigo que toca tambor
Cuídalo, es más que un consejo, cuídalo.
Porque ahora ya nadie toca tambor,
Más aún, ya nadie tiene un amigo.
Cuídalo, entonces,
Que ese amigo guardará tu casa.
Pero no lo dejes con tu mujer, recuerda
Que es tu mujer y no la de tu amigo.
Si sigues este consejo, vivirás
Mucho tiempo. Y tendrás tu mujer
Y un amigo que toca tambor.
....De Por el momento, 1970.
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MEMORIAL PARA ROSE (Poema inédito de Manuel Morales)
¿Será que todavía está vivo
mi hermano Juan Gonzalo, guerrero señorial
y provenzal y distinto de la poesía?
Hay siempre un punto de enlace
en su rostro bello y devastado, pero solemne,
cuando con un hachazo de sombra
arranca las bellotas colgadas en el pescuezo
de las estrellas, en las madrugadas.
Las costillas fervientes del otoño
enarboladas como rubias cervezas
sacuden las túnicas escrupulosas del instinto
y árboles viriles
y vientos camuflados de sentimiento
ventilan apresadamente
el trágico destino de las cisternas
secándose con dignidad.
Y el mundo es una paloma embarazada
de felicidad
difundiendo su laureado nombre y
la lozanía de su lúbrico mensaje
en 1.200.004 tabernas y botiquines de mala muerte de
que él levante la primera copa.
(Río/1982)
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TRES MONJAS FRANCESAS BAÑÁNDOSE AL SOL
Son tres mujeres
o nubes
de saris azul. Tres
novicias confundidas
frente a la lluvia. Bendecidas
en cuanto sueñan con la simetría
de escudos y puñales y navíos. Y peines. Y penes.
Se equivalen a tres palomas
albas, divorciadas de vientos
y lastimadas por una inocua postura
de la felicidad.
En la imagen de mi corazón
son tres rosas sobrias pero nada preocupadas
por las huelgas de los empleados y los otorrinolaringólogos
de la prefectura portoalegrense,
ni por la rinitis atravesada de las vendedoras de casuarinas
y girasoles,
y sí con sus rizos de oro
frente al enervante sol
que intenta -como yo- penetrar
en la intensidad del pasto de sus pubis.
Abiertas -de par en par- al misterio, protegidas
por un tenue paraguas
para no ser mojadas por la impertinencia
del silencio, son tres castores amenos
royendo almendras y manzanas rojas
en la orilla prohibida de las fuentes azules del paraíso.
¿Qué cosas sueñan esas tres diosas,
reinas del universo que solamente yo deseo compartir?
En pleno estío -rejuvenecidas
y distantes a la percepción del bien
y del mal-
el porvenir es una profecía
andando en bulevares con árboles
y pájaros (penes) y avíos.
El sol calienta la holgura
del sentimiento azul, cremando
la momia odiosa
de la soledad y el desamparo.
Son tres palomas
albas, tres signos
reconstruyendo el sueño,
tres recordaciones
o síntesis de buenos amores
y suaves olores y pieles y trapos líricos
(lo que el amor hizo de ellas)
y apenas su lucidez se confunde
con la altitud de la hierba y de los hombres
que no podrán cruzar en sus caminos,
entrelazar sus bocas
a sus muslos claros y róseos como el ave maría;
son por tanto,
más que tres metáforas,
tres andamios
de la memoria
devoradas
por el intenso
resplandor
de la poesía.
Y yo las miro y las masturbo
con mi bello canto libertino.
RECUADRO
“MI NEGOCIO AHORA ES ENAMORAR”
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