Comediante bilbaino, promotor teatral e impulsor de La Fabrica de Teatro Imaginario entre 1996 y 2006 y ahora supongo varado, en espera de mejores tiempos. Rescato algunas de sus propuestas y enlaces para l@s posibles interesados.
Cansancio
¡Lo sé! Para quienes nos movemos por los ríos de la utopía, cansancio no es una bonita palabra. Pero la realidad manda más que la utopía. Y todos sabemos que la salud es definitiva para desarrollar cualquier proyecto, idea o utopía. Han pasado casi diez años desde que pusimos en marcha la Fábrica de Teatro Imaginario. Lo queramos o no, dicen que las crisis son necesarias. Eso sí, jamás oiremos a nuestros políticos decir que el teatro vasco está en crisis. A los políticos les importa poco la influencia de la investigación, de la creación… en el teatro vasco. Cuando era joven, canté a voz en grito, junto con Hertzainak, "Euskadin Rock&Rolak ez du inoiz, dirurik emanen" (en Euskadi, el rock & roll jamás dará dinero). Utilicemos las mismas palabras referidas al teatro o ¿acaso es más descarada (nota: petrala en el original) la situación de los teatreros? Y es que a este gobierno vasco de derechas no le ha interesado nunca la cultura y mucho menos la renovación política, social y estética del mundo de la cultura. ¡Basta con tener en cuenta el dinero que mueve este pueblo en la industria del armamento! Los pueblos ricos de hoy en día se enriquecen de esta manera. Por favor, no me habléis de espiritualidad, vuestro Dios se pudrió hace mucho.
La creación artística sólo recibe trabas de la Administración. Y, en este sentido, nos demandan profesionalidad, pero su funcionalidad es totalmente amateur. Porque no conocen nada del oficio y menos las necesidades del mismo. Además, también en Euskal Herria, utilizan los mismos modelos que en España. Sin analizar ni tener en cuenta las verdaderas demandas de los ciudadanos.
En estas estructuras, se ven también muchas carencias. Por ejemplo, es sabido que la subvención que podamos recibir los grupos de teatro es insuficiente en muchas ocasiones. Y es que para qué vamos a recibir la subvención, si luego no tenemos la oportunidad de distribuir o hacer actuaciones. Y es verdad, cada teatro trabaja con un determinado presupuesto y, quizás, sólo pueda traer una o dos producciones al mes. Al final, la red, por una u otra razón, se complica y el trabajo de creación propio se queda prácticamente en nada.
Yo, y con la utopía que creamos con la Fábrica, buscaba una utopía y no ha sido posible. No de cero, pero debemos comenzar nuevamente, y cansa. Mi ilusión es representar encima de un escenario, no crear una empresa.
He perdido la motivación, no tengo ilusión.
En esta revista también he estado a gusto con la idea de aportar mis humildes reflexiones. Pero ha llegado el momento de decir adiós. Quisiera terminar mostrando mi agradecimiento a Argia y, como no, a ti, lector. Nunca imaginé que escribiría artículos de opinión. Pero el teatro y el euskara lo merecen. Gracias a todos, de corazón. Nos veremos en el teatro. El cansancio tiene remedio.
Ander Lipus
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