No todo vale, no vale todo….teatro
es mucho más.
Contraposición entre una
buena idea y un proyecto fallido, entre un texto malogrado y otra sobre una
visión de Europa de Angélica Lidell.
A la Tristura su último
trabajo se les queda grande, no llega al público, es una representación
deshilachada, que sugiere cosas pero nada más, está sin acabar, resulta “igual
de mediocre” que lo que al parecer quieren denunciar, caen así en una extraña
coherencia, eso sí a costa de una mala dirección de actores y mucha tontería
gratuita, unido al uso frívolo de los recursos escénicos; resumiendo: un vacío
del continente y del contenido, no hay por donde cogerlo, a duras penas se
puede salvar algo en la tercera parte --con el monólogo de la Atlántida--, o en
el recurso al poema de Gil de Biedma, pero insisto: ¡decepcionante!, una pena
porque “Años 90 nacimos para ser estrellas”, su anterior obra fue interesante, con un
magnifico texto y una entrega absoluta de los tres actores, eso sí en escenarios
de bolsillo.
La compañía La Tristura con “El
sur de Europa. Días de amor difíciles” intentan perseguir una intimidad, una
exposición absoluta y alguna certeza, decididos a seguir modelando
desesperadamente su propia caligrafía. ¿Qué hay realmente en el sur de Europa?
En el sur hay luces, hay islas, hay heridas, hay olivos, hay leyendas, hay
ruinas, hay cantos y bailes.
La Tristura pretende
representar un adiós a una Europa derruida entre coplas.
"La belleza dentro de la decadencia: eso es lo
que buscamos en esta obra", dice
Celso Giménez, uno de los miembros de La tristura, que actúa y dirige este
espectáculo.
"La herencia de todo el imaginario del sur de
Europa" queda expuesta en las
tres partes de esta obra, que, aunque en principio "están montadas como lo que en cine se entendería como un
'corte'", tienen dos elementos en común: el telón, tradicional en el
teatro, y un mar que refleja la deriva en la que navegan sus personajes.
Siete personajes disparan
globos transparentes con un fondo de mar y unos audífonos que permiten escuchar
las pesadillas de una joven italiana que reflexiona sobre el derrumbamiento de
la Atlántida.
Aunque en la obra existe un
espíritu de denuncia de la actual situación que vive España y el sur del
continente, también trata otros temas de mayor calado, como si fuera posible "amar cuando todo se está
derrumbando", comenta Giménez.
"El mundo, la
civilización comenzó en el sur de Europa, y en ese sentido los europeos estamos
más ligados a la historia, al pasado, al legado cultural que nos dejaron",
ha explicado la actriz de La tristura Itsaso Arana
---------
ANGÉLICA LIDELL escribe:
Necesitamos un proyecto
amoral
para ser unos verdaderos
moralistas
Por eso tenemos que salir
cuanto antes a las calles de Europa
para matar a la gente de
Europa
Tenemos que salir a las
playas de Europa
a los colegios de Europa
a las iglesias de Europa
a los centros comerciales de
Europa
a matar con nuestro rifle de
balines
para ser inocentes
verdaderamente inocentes
para no ser como ellos
para no matar a los iraquíes,
a los afganos, a los palestinos
para no ser Europa.
Angélica Liddell, 2008: 75).
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