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La otra noche, un viernes, en una sesión del “club de la nostalgia” donde Uberto Stabile presentaba su libro “Maldita sea la poesía”, en un acto celebrado en el marco-magno de la vieja universidad, oficiado por José Luis Falcó y Alfons Cervera y donde se dio un repaso a otros tiempos y otras glorias, sacaron de la chistera del olvido a un personaje peculiar al que tuve el tremendo placer de conocer en la ciudad condal y tomarme algún que otro vino con él, Raul Nuñez ¿poeta?¿novelista?¿periodista?¿vividor?, fallecido hace casi 12 años en esta ciudad de las flores y el hedor, del que como acertadamente apuntó Cervera ha sido esquinado y enterrado en la desolación del páramo de la cultura oficial. Como un pequeño homenaje y desagravio me atrevo a reproducir el texto de la contraportada y dos poemas de su libro “Cannabis Flan” publicado en 1976.
Félix Menkar.
A los heroicos perdedores que se han desayunado en el infierno y nada los ha hecho detenerse y que han llegado con su armónica hasta el paraíso solo para seguir caminando hacia sí mismos o hacia la locura, porque no podían hacer otra cosa que caminar en la madrugada quemada de alcohol-anfetamina y hoteles de rata.
A los humildes magos que se quedaron solos en la orgía eléctrica y abrieron la puerta a su imaginación y la hicieron caer sobre el mundo desde los peludos tejados de arco iris.
A los vagabundos de pies comidos y genitales torturados que echaron miel sobre sus ampollas y robaron al ángel para amanecer en la colina de su propio corazón junto a la verdadera canción del universo.
A los anarco-alucinados que temblaron en el rock o el blues e hicieron altares de las andrajosas camas y encendieron sus neuronas en el callejón paranoico y luego se marcharon en el buque fantasma de la mente a buscar oro o hierbas mucho mas allá de la última estrella gitana.
Raúl Núñez
¿Que puedes hacer?
¿Qué puedes hacer cuando has perdido,
y estás viajando en una silla,
y no sabes que pensar de lo que ha sucedido,
y lo único que se te ocurre es creer que eres Nabucodonosor,
y se te ha caído a la alcantarilla la ultima moneda,
y te vas a comer un estofado de mono a la peluquería porque
[ te has empezado a quedar calvo,
y ella está vestida de odalisca en la plaza?
¿Qué puedes hacer cuando no te interesa en absoluto la cocina
[ turca.
y llevas al vendedor de biblias al salón de belleza,
y quieres ir a la Bolsa disfrazado de billete,
y ella está con su cara de madonna mendiga encerrada en la nevera,
y no puedes ir a buscarla porque te empezará a tirar cebollas,
y tengas que regalarle un verdadero mamut para que quiera
[ escucharte?
¿Qué puedes hacer cuando piensas que sería bueno dormir en el
[ armario,
y te vas a la autopista a lavarte los dientes,
mientras ella juega a ser abuela en la habitación,
y no puedes entrar porque ha puesto minas en el recibidor,
y la ha regalado un bazooka a la portera,
y no consigues que nadie te haga olvidar su peluca de tierra?
¿Qué puedes hacer cuando estás seguro de haber recorrido los
[ canales de Marte,
y que ella es realmente una momia de párpados verdes,
y que tu abrigo está lleno de agujeros porque te lo ha comido,
y que ni siquiera la persigue la policía?
¿Qué puedes hacer cuando te has emborrachado con gasolina?
y tienes que ir al mercado para conseguir el empleo de fantasma,
y te han borrado de la lista?
¿Qué puedes hacer cuando no te ha dejado tocar su máquina violeta,
ni que la llevaras a robar marineros,
ni pasar un resfriado a su lado?
¿Qué puedes hacer cuando quieres meterte en su cama y te
[ encierra en el patio una noche de lluvia?
¿Qué puedes hacer cuando escuchas una historia parecida a la
[ tuya por la radio?
¿Qué puedes hacer cuando la encuentras y ella se mete dentro de
[ una bolsa y apaga su arco iris?
Solamente he tratado de contar contigo
Cuando no era más que un buscador confuso,
y salía a emborracharme con los perdedores,
y recorría los bares una y otra vez,
tratando de asegurar la próxima comida,
y tomaba a quien estuviera a mi lado,
sin preguntarme quién era o qué pensaba,
y me daba lo mismo meterme en una cama o en otra,
porque lo único que necesitaba era una entrada gratis,
y cuando la conseguía podía darlo todo,
porque no me habían pedido nada a cambio,
pude darme cuenta que sólo quien ofrece algo,
llega a recibir lo que espera.
Yo solamente he tratado de contar contigo.
Nunca he querido convencerte de nada,
ni llevarte hasta la última montaña,
ni convertirte en algo diferente a lo que eres,
pero creo que no debes necesitar sólo a quien buscas,
sino a quien te está buscando a ti.
Ahora todo se ha quedado dormido en el camino,
yo solamente he tratado de contar contigo,
y de conseguir una entrada gratis,
para no quedarme esta noche sin ti.