10/9/08

Violeta C. Rangel y Concha García


--> Violeta C. Rangel y Concha García, dos mujeres y una ciudad, Barcelona; dos miradas, la misma realidad caústica sin subterfugios ni pelos en la lengua. Hemos coincidido en lugares comunes y de una de ellas fui amigo, ( ahora dicen que anda por la Patagonía).


POÉTICA

No, no es esta una poesía
sino la mala vida, ¡joder!,
esa costumbre de no llegar
hasta el final de nada

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PORQUE vivir no es atarse la mollera con
alambres
ni volar cuando más turbia está la noche,
sino mirar al cielo, desnudarse, ponerse a andar
pa cualquier sitio y calladito estás mejor,
corazón mío.
Vivir... vivir ¿es que estás ciego?

Violeta C. Rangel

Del libro “La posesión del humo” Hyperion 1997
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Violeta c. Rangel nació en Sevilla en abril de 1968, pero
la mayor parte de su vida transcurre en el Born barcelonés.
Hacia finales de 1992 fue recluida en el hospital A. Gosier
de Marsella, del que escapó un año más tarde y, salvo una
breve estancia en Barcelona, ha recorrido frenéticamente
los dispensarios sociales de media España. Actualmente se
ha perdido su pista.

Su obra poética conocida se reduce a poco más de un
centenar de poemas de brevísima extensión.. Al margen de
La posesión del humo (Ed. Hiperión, Madrid, 1997), ha
publicado Cosecha roja (Ed. Baile del Sol, Tenerife,
2007), que recoge diversos cuadernillos anteriores. Ha
sido incluida en numerosas antologías de poesía española
contemporánea y traducida a diversas lenguas.
Es autora también de una novela que permanece
inédita.

Su poesía, con frecuencia desgarradora y sujeta siempre a
un fuerte estado de acidez, no siempre comprendida, tal
vez demasiado fácilmente catalogada, huye de etiquetas, y
trata de indagar con un lenguaje erizado y beligerante en
las zonas peor iluminadas de nuestra realidad, siempre
desde una postura inequívocamente desafiante y nada
autocomplaciente. Una voz distinta, una voz distante.

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CONCHA  GARCÍA


Concha García

Hora novena del catorce de septiembre

Miro la hora, y mirándola
miro un puntiagudo trozo de metal
que apunta un número
y hace ángulo perfecto. Bien.
Los canales de televisión
alternativamente me recuerdan mi vida
y mis otras. Todas las otras
que buscaban cómo acabar el día.
Acabar la noche: acabar.
Ahora empiezo. Empiezo porque
una estúpida manía de controlar
la hora me sugiere un vacío:
este que no conocía. Este
que se ha colocado
entre la televisión y la esfera estúpida.
Un vacío que bloquea
mis ganas de salir o entrar.
Mis lentos pasos que: ¿adónde van?
Estos lentísimos, costosos, caros pasos
sobre arena, sobre piedras, sobre ciudades,
sobre sábanas, sobre oficinas, sobre bares,
sobre mi propia tumba si hubiese
muerto en un día como el de hoy.
La ventana, los tendederos, el afán
de querer escribir todo cuanto veo.
No lo que miro, sino lo que veo.
El precipitado cariño que de pronto
le ofrezco a un vaso. Y lo lleno.
Así no es la soledad: así es
lo que es así, y no me conmueve
que el amor supere la desidia,
porque nada supera a nada
estando aquí. Así, como quien
con un gesto inútil mira la hora
desvelando en esa geometría
cataclismos, deseos, partes de vida.
Partes de un todo que no sé.
Que no sé adónde lleva.
Y me duele esta quietud, a pesar
de andar y andar. Este
poco misterioso duelo: esta evidencia.

CONCHA GARCIA

Del libro “Ayer y calles” 1994

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Concha García nació en La Rambla (Córdoba) en 1956. Reside en Barcelona desde su infancia. Es licenciada en Filología Hispánica, cofundadora del Aula de Poesía de Barcelona y presidenta de la Asociación Mujeres y Letras.
Tiene publicados nueve libros de poesía, uno de narrativa y sus poemas se han incluido en numerosas antologías.

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