5/10/16

¿Vivimos en un neo-feudalismo?

Esta reflexión viene a cuento tras releer una columna de Rafael Reig en el diario Público de hace siete años. En la sección 'Carta con respuesta' , en la que un lector escribe a RR con ironía si tenemos que soportar estas historias y el escritor le contesta con sarcasmo y un... tono más bien fuerte:

 Nicolas Cage, que ganó 26 millones de euros en el último año, está arruinado porque su ex asesor financiero no le informó a su debido tiempo del volumen de compras que estaba efectuando, y ha tenido que poner a la venta dos modestos castillos de varios millones de euros para evitar las colas de los comedores sociales. ¿Es necesario que los ciudadanos tengamos que conocer los detalles de semejantes dramas sociales?  Quizás se  trata de estimular el noble sentimiento de la solidaridad en la ciudadanía para fundar alguna ONG especializada en este tipo de calamidades”.
ALEJANDRO PRIETO ORVIZ. GIJÓN (ASTURIAS) 

Vivimos en una feliz comunidad feudal formada por “oratores, bellatores et laboratores (o pecheros)”. Los bellatores, los nobles guerreros, nos defienden a todos, crean riqueza, fundan empresas y multiplican el número de puestos de trabajo para los laboratores, que debemos estarles agradecidos porque nos permiten ganarnos la vida en sus tierras, fábricas, industrias o domicilios. Los laboratores somos los pecheros, sujetos tributarios que a cambio de tantas mercedes tenemos que inyectarles liquidez a los bancos si las cosas van mal. 
Los oratores ya no son sólo ni principalmente los curas. ¿Quién defiende nuestras almas y nos mantiene en contacto con verdades trascendentes? Pues los políticos, los artistas y los intelectuales. Se lo debemos todo: nos re-ligan (de ahí la religión) con el más allá, con la solidaridad, el arte, la salvación del planeta o el pensamiento puro. Agradecidos, les pagamos la gran vida. Los actores también son oratores, viven, en nuestro nombre, con gran intensidad espiritual. La mayoría son por lo menos zen y sufren lo indecible (debido a su sensibilidad). ¿Que un orator tropieza y se folla a un monaguillo (o a una niña, como Polanski)? Pues a compadecerle tocan y a reclamar que le suelten. ¿Que se arruina? Pues habrá que apoquinar, que para eso somos pecheros.   
Mr. Cage es un artista, o sea, que tiene mucha más sensibilidad que usted y que yo, y por tanto no es justo que renuncie a sus castillos: a él le duele más que a nosotros. Ande, seamos solidarios: vamos a hacer una colecta.
R.R.

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