9/10/13

Félix Francisco Casanova. Codex de Poetas

BIOGRAFÍA

Nacido en la isla de La Palma, Canarias, era hijo del médico y poeta Félix Casanova de Ayala. Muy pronto llegó a la isla de Tenerife, donde se dedicaba a devorar compulsivamente sus muy seleccionadas lecturas (Rimbaud, Pessoa, Whitman, Breton, Eluard, Aragon, Joyce, Camus, Hesse...) y, sobre todo, a escuchar música, su auténtica pasión. Tal es así que no tardó en fundar un grupo de rock alternativo, Hovno (mierda en checo), bastante adelantado a su contexto (las Islas Canarias del tardofranquismo). Félix Francisco Casanova estudiaba el tercer curso de Filología Hispánica en la Universidad de La Laguna cuando falleció; en esos tres intensos años tuvo tiempo de mezclarse con la vieja y la nueva intelectualidad de la isla, como los filósofos José Luis Escohotado o Javier Muguerza, los poetas Carlos Pinto Grote o Arturo Maccanti, los escritores Agustín Díaz Pacheco o Luis Alemany, el catedrático de arte Fernando Gabriel Martín, etc. Según la versión oficial, su muerte se debió a un escape de gas mientras se bañaba en su domicilio.

OBRA

Félix Francisco Casanova, a pesar de la brevedad de su vida, tuvo tiempo para dejar una obra intensa, original y extraña, plasmada en logros de una asombrosa madurez en el campo de la poesía y la prosa experimental. A los diecisiete años consiguió con El invernadero (1973) el principal premio de poesía de Canarias, el Julio Tovar. A los dieciocho años ganó el Pérez Armas de novela con El don de Vorace (1974), una divertida parodia -a la par que desconcertante- de El túnel, de Ernesto Sabato, tal y como él mismo señaló en alguna ocasión. En una breve nota biográfica para la contraportada del libro, Casanova se definió en estos términos: Yo soy mi propio abuelo viendo a mi infancia jugar. A los diecinueve, un mes antes de su muerte, obtuvo otro premio, otorgado por el periódico La Tarde al poemario Una maleta llena de hojas, que constituye la segunda parte de La memoria olvidada (póstumo, 1980), una de sus más notables aportaciones en el campo de la poesía. Otros poemarios de Félix Francisco Casanova son:Espacio de hipnosis (1971), El sumidero (1972), Nueve suites y una antisuite (1972), Invalido las reglas (1973) yOcioso en los amaneceres (1973). Con parte de este material, su padre, el poeta Félix Casanova de Ayala, confeccionó tres títulos: Cuello de botella (póstumo, 1976), Estampido del gato acorralado (póstumo, 1979) y Los botones de la piel (póstumo, 1986). Una buena parte de los versos de Félix Francisco Casanova está recogido en el volumen La memoria olvidada. Poesía, 1973-1976, publicado por la editorial Hiperión en 1990. Félix Francisco Casanova es también autor de un interesante diario, Yo hubiera o hubiese amado, escrito a lo largo del año 1974 y públicado en 1983; aquí reproducimos un extracto del mismo: Estos días oigo mucha música, mucha. Siempre estoy naciendo en la música, es inagotable mi sed y también su fuente es inagotable. Y me amansa y me derrama como un cántaro de sangre de montaña, y su amor me toca y soy lo más vulnerable a sus palabras, y mis heridas, mis llagas revenan como un árbol cortado, como el primer día en que amé o leí a Tagore. En la actualidad, su influencia en todo el ámbito español es creciente, tal y como demuestra que el poeta Francisco Javier Irazoki le dedicase el poemarioÁrgoma. Asimismo, el cantautor Jabier Muguruza puso música a un poema de Casanova (A veces, cuando la noche me aprisiona) en el disco Fiordoan. Uno de los premios literarios más importantes convocados en Canarias y dedicado al descubrimiento de nuevos creadores lleva el nombre de este poeta.
La editorial madrileña Demipage ha adquirido los derechos para publicar todas las obras del escritor canario.

IMANES
Los sueños son
circunferencias perfectas
estás dentro
o fuera.
Como el sexo de una mujer:
imposible merodearlo
sin hundirse en él.

(16-4-75)
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Eres un buen momento para morirme


Amaneciendo y anocheciendo
a un mismo tiempo,
cariño, ¿no es ésta la forma
en que te gustaría vivir?
En mi cabeza hay un álbum
de fotos amarillentas
y lo voy completando con mis ojos,
con los más leves ruidos,
atrapando olores en el aire
y en cada sueño que sueño.
¿Sabes una cosa, pequeña?
La última página de mi álbum
tiene tu boca lluviosa mordiéndome un labio,
un disco de rock’n’roll
y calcetines de colores.
Mis ojos han sido rápidos,
te he hecho el amor con la ropa puesta
a través de una
larga pajita dorada
mientras cruzabas la calle
con el cabello ardiendo.
Pero ahora son tus pies
quienes dan mis pasos,
¡así que no te equivoques
pues me caería!
Te bebo en cada vaso de agua
que sacia mi sed,
mis palabras son claras como niños pequeños
o espesas como semen empapando cortinas,
pero hoy tengo que inventar
un nuevo idioma
para conversar con tus tiernos maullidos eléctricos
y los gritos de euforia
de la gente que vive en tu cabeza.
Debes saber que a veces
soy como un entierro interminable,
siempre triste y azul
subiendo y bajando
por la misma calle.
Pero otras veces soy un río de risa
corriéndome por toda la ribera,
haciendo el amor a la mar,
una felicidad contagiosa,
un revólver de amor, nena,
y voy a disparar justo a tu corazón
¡bang, bang!
¿te di?
Quiero arrollarte, enrollarte y arrullarte,
montaña de aguardiente
y tarde rojiza.
Eres un buen momento para morirme.
14 diciembre 1975  (último poema)
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A veces, cuando la noche me aprisiona...

A veces, cuando la noche me aprisiona
suelo sentarme frente a una cabina telefónica
y contemplo las bocas que hablan
para lejanos oídos.
Y cuando el hielo de la soledad
me ha desvenado, los barrenderos moros
canturrean tristemente
y las estrellas ocupan su lugar, yo acaricio el teléfono
y le susurro sin usar monedas.

enero 1975
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Un adolescente aburrido

Un adolescente aburrido
es, ciertamente, un paisaje
muy triste,
y aún más
sabiendo que hay mujeres
que duermen
con la boca abierta
y docenas de parejas
que hacen el amor
en chino, francés, árabe
o en el idioma
de los delfines.
Por eso hay tantas butacas
en los cines
y tantas camas en las casas. 

Y es que la inteligencia
es erótica
y el arte perfecto
el orgasmo.

(La misma vieja historia)
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Las fotografías
de hermosos jóvenes muertos
en trajes de baño
son casi siempre
el más perfecto
de los recuerdos
(Proverbio yankee)
Los relojes me quieren mal
como al hacer el amor por dinero
me venden un tiempo gastado,
una botella que sólo guarda
el perfume de su licor.
Y así, un vaso de fiebre,
un largo termómetro
como el brazo pálido de un muerto,
me hunden en los sueños sin retorno,
me arrancan el rostro como a un
derrotado boxeador

(Síndrome nº 3)
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UNA MALETA llena de hojas

¿A qué podremos jugar
cuando el invierno emigre
y las lluvias cesen?
Ya no será tan fácil deslizarse
por la húmeda lengua del crepúsculo,
alzar el vuelo con los cuerpos
trenzados
y respirar por una misma boca.
¿Sería ésa la hora
de suponer perfecto nuestro estilo,
de, quizás, haber creado
la verdadera comunicación
para rechazarla luego?
A veces cuando la noche me aprisiona
suelo sentarme frente a una cabina
telefónica
y contemplo las bocas que hablan
para lejanos oídos.
Y cuando el hielo de la soledad
me ha desvenado, los barrenderos moros
canturrean tristemente
y las estrellas ocupan su lugar,
yo acaricio el teléfono
y le susurro sin usar monedas.
(Enero de 75)

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Suelo quedar dormido

Suelo quedar dormido
mirando la luz de una vela,
en mis sueños la llama incendia la noche
que cae como el telón al final de una tragedia,
el fuego sigue creciendo como un niño interminable,
en el sótano perecen los fantasmas olvidados
y en las calles sin salida
mis amigos se agolpan temblorosos.
Esa música crujiente
que avanza como un ejército de muertos,
el viento inflamable que destroza las estaciones
como la coz de un caballo en libertad,
así de fuerte es mi venganza,
así me ahorco con la soga del campanario
para que os persiga la música de metal
que mata.
Y nunca más haréis el amor
ni oleréis ese manjar que es el agua.
Pero cuando el tren del sueño
se detiene, es imposible describir
la tristeza que retorna a mis ojos,
testigos ridículos de ese trozo
de cera que se está consumiendo.
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(A Jesús Cabrera Vidal)

De más allá del mar
vienes a contarme tu derrota
y esperas que yo te arrulle
y te preste un poco de viento.
Hoy, día de la carne abierta,
con tu olor a subterráneo
y tu pálida huella en las cosas,
amigo, urge saltar del tren
y dejar un disfraz vacío
velando el asiento:
así verás que eres tú el túnel
por donde los demás corremos.
                              3-74
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La brisa mantiene
la pluma en el aire,
el ave, furiosa, escarba
en la arena, sus alas
dormidas, la sangre pesando
dentro de su cuerpo, el peso
de su cuerpo dentro del zarzal,
y la pluma subiendo
y la pluma subiendo...


                              1-75
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Las cosas que dan placer
seguro vienen por el río
y en la cascada se lanzan
como ramos de flores
en una procesión,
y yo qué sé, afanarse
en recogerlas como un avaro
tiende su capa ante
las monedas de oro,
es, imagino, un error.
Mejor tomarlas como la lluvia
que moja sin querer,
al igual que el viento se lleva
las hojas de otoño,
alegremente

3-7-74
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¡Qué alivio!..
Eres un árbol y
no puedes seguirme

2-7-74.
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CONVERSACIÓN

No quisiera ponerte nerviosa.
Es la primera vez que algo
nos va a separar,
porque es la primera vez
que te produciré auténtico
miedo.
Así que empiezo otra vez:
quiero ponerte nerviosa,
quiero que tiembles
y quiero que aprendas
a hacerme temblar.
Amo a la gente neurótica,
los cuchillos y las guitarras eléctricas.
Soy un hombrecito insano,
el más perfecto de los traidores
porque no tengo causa.
Desconfía de mí,
que se trabe tu lengua
al darme la espalda.
Ése es el primer paso.
Toma conciencia de que mis manos
no sólo sirven para acariciar
y hay muchas palabras
que contigo nunca he usado.
Fíjate en que esto ya no es un poema,
que yo no soy el mismo para ti
desde que empezó este diálogo.
Imagínate sufriendo
toda la eternidad
el aullido del parto.
Suéñate en un coito largo como la vida,
conocer de memoria las lentas variaciones
del rostro durante el orgasmo.
Vivir el placer de los fantasmas,
el placer de las camas que soportan cuerpos y cuerpos
sin diferenciar si eres un vivo o un cadáver.
¿Ya tiemblas?
Quisiera ordenar con lógica
mi discurso,
pero no puedo.
Sólo deseo que te hundas
en mi carne cenagosa,
gritarte desde el infierno:
¡Ayúdame, ayúdame
con tu viejo pelo negro
y tu boca redonda!
¿Me comprendes?
Huelo tu miedo pequeño y frágil
que invade tu conciencia virgen
y los correosos deseos rojizos
que arden en ti y no reconoces.
Mujer desnuda en una doble página
de un libro de arte,
tomada salvajemente por un jíbaro loco,
por un niño dado a luz en un pesebre,
barrida por el aliento sucio
de maridos que emigran en tren de medianoche,
con voz de odio hciendo el amor, de
chorlito dorado americano y de
gato chino del desierto.
Porque el Amor es una enorme trampa
para cazar hormigas y elefantes,
pero la palabra Amor
es como la palabra Dios,
siempre con mayúsculas
para que no se esfume el encanto.
¿He logrado confundirte,
o sólo he conseguido que me beses la frente
y murmures con ternura que estoy enfermo?
Lo cierto es que ya nunca me verás igual,
siempre imaginarás secretos
oscuros encerrados en mí,
¡pero eso es lo que quiero!
Le daré otro giro:
ese amor de llorar en una despedida,
de presentir los próximos gestos
educados y gentilmente eróticos
a que te has habituado,
de gozar con las palabras de agua,
olas mansas que no producen el menor daño,
te aplacan la sed
e impiden que te tortures
más de lo establecido.
Pero yo te susurro
venenoso
que existen
los trenes secretos del corazón,
las huellas en los pasillos de madrugada,
las jeringas jadeando
en encerradas habitaciones,
los pechos azotados por látigos de semen
y los sueños sangrientos…
Porque la Represión es
la más peligrosa caja de Pandora,
porque el dolor oculto
es el arma mejor montada,
porque ser consciente
es vivir siempre junto a la muerte,
delante,
atrás
o en medio como nosotros,
la raza de los agonizantes.
Estoy seguro de que me vas comprendiendo:
hay un millón de sensaciones
que te entran por un ojo
no más levantar el párpado,
el otro espera cerrado
su oportunidad.
Éste es mi último intento:
quiero verte alcohólica
para que me escupas en la boca,
quiero que te sientas
camello, león y niño,
quiero verte en forma de hombre,
quiero que veas en mí
un espejo interminable
y que te arrojes a él
con todas tus fuerzas,
hacia el fondo,
lo hondo
del
fondo…

Sssh,
mi amor, no llores más.
Fue tan sólo una broma.
Caminamos por un parque
y llueve
sobre nuestras cabezas unidas.
Es todo maravilloso
¿o no?
… Oye, amor, contesta…
¿O es que te has quedado
muerta?

(20 abril 75)

Aurora Pintado, poeta, escritora, fotógrafa


"Hay que sacar la poesía a la calle para que cada persona encuentre la que más le gusta"
Aurora Pintado
Miajadas (Cáceres) 1981.



Un día tendrás un sueño

ella te sujetará la mano con su pecho izquierdo
y te dirá al oído quién fue
el asesino de JFK.

*** 

Me inventaría tu discurso

escucharía tus palabras del revés
como un jersey camino de la lavadora
con la etiqueta hacia fuera.


de Ficciones de carretera

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Asistimos impotentes a un momento crucial, uno de esos momentos en los que la historia realiza un triple salto mortal sobre sí misma del que sale apuntando a una nueva dirección antes desconocida, como ocurriera con la Revolución Industrial, que modificaría la idea de progreso y el progreso mismo, o con el descubrimiento del Nuevo Mundo, que cambiaría la visión que el mundo tenía de sí mismo. Un momento de mutación, tras el cual nada volverá a ser lo mismo.
Y, en este caso, ¿qué es lo que está sucediendo? ¿De qué va esta nueva mutación? Va de la muerte de los Estados, tal y como los hemos conocido a raíz de las revoluciones románticas del XIX, como episodio culminante del proceso iniciado con el abandono del Antiguo Régimen, tan “oscuro” y descentralizado. Los estados centrales y soberanos se mueren. Desactivados por organizaciones supranacionales cuyos intereses son tan diferentes a los de las naciones y los pueblos, que solo dejan a los jefes de Estado un único y triste discurso como coartada ante todo lo que arrebatan a sus ciudadanos: “no hay más remedio”, “no hay otra alternativa”, mientras ceden parcelas de sus presupuestos y de su soberanía a anónimos acreedores, en cuyo nombre cambian las leyes fundamentales de sus respectivas naciones. Así, en su día Alemania. Así, hoy España.
Y, mientras, los ciudadanos, sin la protección de la fortaleza que un día concedimos a los Estados mediante un contrato donde cedíamos la iniciativa y el uso legítimo de la fuerza en nombre de un bien común, quedamos desarmados a merced de poderosas corporaciones para las que no significamos nada, cuya idea más cercana a la democracia es la noción de voto–moneda, que nos permite participar del estado de cosas (voto) en tanto en cuanto podamos gastar (moneda). Entidades impersonales para las que somos personas en tanto consumidores, diseñadas para ingresar de nosotros cuanto puedan, mientras que nos penalizan por tener necesidades que incurran en gastos para ellas, como ocurre con la debilidad en cualquiera de sus formas (como la enfermedad o la necesidad de asistencia). Monstruos alimentados por ideólogos políticos que viven una peligrosa ficción: la de ejercer un supuesto poder alcanzado en las urnas para realizar reformas que, irónicamente, cada vez les dejan menos reductos de poder.
Los Estados están muriendo. Se están destruyendo a sí mismos.
ver su blog aquí

1/10/13

Xavier Sabater & Polipoesía


foto: Xavier Sabater, polipoeta en La Butaca POÉTICA. Nau Ivanov. Barcelona. agosto 2013 realizada por Félix Menkar 

“La Polipoesia es un movimiento poético fundado en Italia por Enzo HYPERLINK "http://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Enzo_Minarelli&action=edit&redlink=1"Minarelli a mediados de los años ochenta.
La Polipoesia, tal y como traducción literal del término explica, son "muchas poesías" o múltiples maneras de interpretar un poema, ya que aplica al recitado simple de un poema disciplinas como la performance, el ruidismo, la distorsión o desfragmentación fonética, los medios audiovisuales, la Acción poética, la música y las nuevas tecnologías.
La Polipoesia embranca, amplifica y es fiel a la vez, a la Poesía Concreta, al Dadaísmo y al Futurismo. Desarrollando aspectos inéditos y posibilidades nuevas para la poesía puramente literaria o escrita. La poesía acontece sonora, gestualizada, bailada, electrificada, interactuada e infinita.
Cada polipopeta desarrolla su estilo o marca personal al interpretar la poesía a través del filtro vocal, teatral, audiovisual, musical o tecnológico. De este modo, las posibilidades de difusión y de encuentro con el espectador de poesía son múltiples, polifacéticas, poliédricas, polimórficas: polipoéticas.”

Ref.: Wikipedia

30/9/13

Riechmann_de Poemas Lisiados

«Si finalmente
en la configuración de sedimentos las catástrofes de ayer
han dejado huesecillos esquirlas y raíces que quepa disponer
formando algo parecido a un rostro humano
lo llamaremos en primera instancia
poema
y de antemano
lo sabremos lisiado»

Jorge Riechmann









96 páginas, formato 105 x 150 mm, encuadernación rústica cosida
PVP: 5,00 euros (IVA incluido)
Pedir en http://www.laovejaroja.es/principal.htm

Estos Poemas lisiados reúnen poemas inéditos de Jorge Riechmann escritos entre 2009 y 2011 en torno a sus grandes temas: el amor, la ecología, la conciencia social... La obra ha sido maquetada sobre la base de un cuadernillo adquirido por el autor en la extinta RDA y compuesta con numerosas partes manuscritas por el propio poeta.

17/9/13

J.M.de la Pezuela. Poeta visual y mucho más

J.M. de la Pezuela, poeta y artista plástico, ha publicado (entre otros) "Soy materia y permanezco: Ciclo del agua" (carpeta con siete grabados de Jordi Trapero BCN 1985), "Cancionero" versión castellana de Feliu Formosa, "El tiempo imaginario" 1985, Misa Panteísta 1989, El robot anarquista 1991, La gran contradicción 1993, Las instituciones y Misa Panteísta, cassette de 2x30' BCN 1993.
Ademas de en revistas y prensa sus poemas y reproducciones han sido publicados en numerosas antologías en España, Portugal, Francia, Italia, Alemania, Yugoslavia, Israel y México.
Ha realizado exposiciones en Terrassa, Vic, Barcelona, Sitges y Sant Cugat y ha participado con poemas visuales, poemas experimentales, poemas objeto, libros de artistas, mail art, fotomontajes y collages en más de doscientas expos colectivas en diversos países. 
En esta entrada he elegido varios poemas de su libro HIGIENE INTIMA, El Bardo col.de poesía 1994, --según J.M.Pezuela-- dicho libro está constituido por una serie de movimientos hacia la libertad y la razón durante los cuales el poeta ('cazador de mundo') descubre algunos aspectos poco conocidos de la condición humana.
J.M. de la Pezuela ha sido también un comprometido, luchador y activista cultural.

                    
ETA  (vista l)
                          
                                                                   ETA   (vista frontal)

                                                         
Carnet de identidad

   
el robot Anarquista 

15/9/13

URSONATE de Kurt Schwitters en BCN, agosto 2013_video

Fragmento del primer movimiento de la Ursonate de Kurt Schwitters a cargo de Pia Sommer y Pere Sousa
recitado en I BUTACA POETICA, evento realiado en Nau Ivanov, BCN el pasado agosto.


Pere Sousa, n.1955 en Pont de Suert (lleidfa) es rapsoda y uno de los más importantes poetas fonéticos de nuestro país, es la re-encarnación de Duchamp, y un incansable divulgador de Kurt Schwitters visitar su bitácora sin desperdicio: http://annablumefanclub.blogspot.com.es/
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Pia Sommer, chilena, poeta fonética, artista multidisciplinar, realiza acciones, poesia visual, landart, performances y mucho más. ver más info:  http://piasommer.cl/uno.php?mod=registro&pagina=1&year=2013&pos=3

14/9/13

Daniela Camacho

Recital y presentación de su libro IMPERIA en librería Bartleby, c/ Cadiz 50 (Ruzafa) Valencia.

"Se baja del temblor como de los deslumbramientos, 
con el mismo fulgor..."
Estas son las primeras líneas de la dedicatoria que gentilmente me dedicó en la primera pagina de su poemario Imperia, muy bien definido por la cita que abre el libro...
"Las cosas van al encuentro de la catástrofe,
esa tela de la que nacen la enfermedad y el lenguaje."
Maria Negroni

En la  librería Bartleby, disfrutamos del rayo y el soplo de poesía de una ingeniera industrial a la vez licenciada en literatura y lenguas hispánicas que tuvo la gentileza de visitarnos. Gracias.
No conocía a Daniela ni su poesía, acudí por recomendación de Luci Romero (el alma de la librería) y Viktor Gómez que la otra tarde desde Primado animó a asistir a la presentación de su libro y compartir un rato de su estancia en Valencia (ella originaria de Mexico, ha vivido 4 años en Tokio y fue alcanzada por el terremoto y posterior tsunami  del 2011, simultáneamente con una enfermedad grave han conformado este intenso,  personal, (íntimo) y expresionista poemario. Con un exquisito uso del lenguaje expresa sus vivencias, las encrucijadas de la vida y las sensaciones que le proporciona este mundo tan diverso, rico, cruel y maravilloso como el que vivimos.
Ayer tarde unos pocos disfrutamos (por el azar de los viajes y las redes sociales) y pudimos escuchar la cálida voz de Daniela en una selección de poemas de su libro,   posteriormente respondió a nuestras curiosidades.
La lectura estuvo acompañada de vídeo y música (TAN FRÍO EL VERANO) de unos amigos suyos venezolanos.
Daniela reside ahora en Lausana (Suiza) y estará este fin de semana en Sevilla.
su blog http://habitaciondelaheroina.wordpress.com









Primer poema de su libro IMPERIA

                                                        (a)

La enfermedad comienza aquí. Aquí termina el cuerpo,
la simetría la belleza de tu rostro. El día casi. El éxtasis el
trance que está por comenzar es invisible. De ahora en
adelante, si piensas en la muerte, no será por ahogamiento
ni electrocución ni por incendio. No habrá espacio entre tu
máscara y tu piel para anudar la soga, temerás a los cuchillos 
y al veneno y las alturas. De ahora en adelante, acopiarás
tumores

como una alucinada.

                                         PEQUEÑA CAJA DE CRISTAL DONDE SE EXHIBE:

  bala mágica o sexual
pequeña joya
pequeño monstruo

(Soy un pensamiento vertical. Una caída.
La palidez me separa del mundo .
Mi fábula de moribunda tendrá fin
antes de que el extranjero pronuncie mi nombre.)

13/9/13

La Muga Caula 9ª edición

Entre otros:
Pere Sousa, Alvaro Pichó, Nel Amaro, Paolo Colleoni, Yolanda Perez, Nieves Correa y en cuerpo y alma Joan Casellas.

Su programa en PDF aquí


Los evocadores .......

La MUGA CAULA para financiarse emite su propio dinero........


12/9/13

Ocho segundos de Nicanor Parra

ELECTROCUCIÓNParra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado (Roberto Bolaño).

Ocho segundos de Nicanor Parra 

por Roberto Bolaño 
(Prólogo del catálogo de la exposición de Parra que se inaugura hoy en Madrid).2001

..... Sólo estoy seguro de una cosa con respecto a la poesía de Nicanor Parra en este nuevo siglo: pervivirá. Esto, por supuesto, significa muy poco y Parra es el primero en saberlo. No obstante, pervivirá, junto con la poesía de Borges, de Vallejo, de Cernuda y algunos otros. Pero esto, es necesario decirlo, no importa demasiado.
..... La apuesta de Parra, la sonda que proyecta Parra hacia el futuro, es demasiado compleja para ser tratada aquí. También: es demasiado oscura. Posee la oscuridad del movimiento. El actor que habla o que gesticula, sin embargo, es perfectamente visible. Sus atributos, sus ropajes, los símbolos que lo acompañan como tumores son corrientes: es el poeta que duerme sentado en una silla, el galán que se pierde en un cementerio, el conferenciante que se mesa los cabellos hasta arrancárselos, el valiente que se atreve a orinar de rodillas, el eremita que ve pasar los años, el estadístico atribulado. No estaría de más que para leer a Parra uno contestara la pregunta que se hace y nos hace Wittgenstein: "¿Esta mano es una mano o no es una mano?". (La pregunta debe uno hacérsela mirando su propia mano).
..... Me pregunto quién escribirá ese libro que Parra tenía pensado y que nunca escribió: una historia de la segunda guerra mundial contada o cantada batalla tras batalla, campo de concentración tras campo de concentración, exhaustivamente, un poema que de alguna forma se convertía en el reverso instantáneo del "Canto general" de Neruda y del que Parra sólo conserva un texto, el "Manifiesto", en donde expone su ideario poético, un ideario que el mismo Parra ha ignorado cuantas veces ha creído necesario, entre otras cosas porque para eso, precisamente, están los idearios: para dar una vaga idea del territorio inexplorado en el que se internan, y no muy a menudo, los escritores verdaderos, pero que a la hora de los riesgos y peligros concretos sirve de muy poco.
..... El que sea valiente que siga a Parra. Sólo los jóvenes son valientes, sólo los jóvenes tienen el espíritu puro entre los puros. Pero Parra no escribe una poesía juvenil. Parra no escribe sobre la pureza. Sobre el dolor y la soledad sí que escribe; sobre los desafíos inútiles y necesarios; sobre las palabras condenadas a disgregarse así como también la tribu está condenada a disgregarse. Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado. El poeta mexicano Mario Santiago, hasta donde sé, fue el único que hizo una lectura lúcida de su obra. Los demás sólo hemos visto un meteorito oscuro. Primer requisito de una obra maestra: pasar inadvertida.
..... Hay momentos en la travesía de un poeta en la que a éste no le queda más remedio que improvisar. Aunque el poeta sea capaz de recitar de memoria a Gonzalo de Berceo o conozca como nadie los heptasílabos y endecasílabos de Garcilaso, hay momentos en que lo único que puede hacer es arrojarse al abismo o enfrentarse desnudo ante un clan de chilenos aparentemente educados. Por supuesto, hay que saber atenerse a las consecuencias. Primer requisito de una obra maestra: pasar inadvertida.
..... Un apunte político: Parra ha conseguido sobrevivir. No es gran cosa, pero algo es. No han podido con él ni la izquierda chilena de convicciones profundamente derechistas ni la derecha chilena neonazi y ahora desmemoriada. No han podido con él la izquierda latinoamericana neostalinista ni la derecha latinoamericana ahora globalizada y hasta hace poco cómplice silenciosa de la represión y el genocidio. No han podido con él ni los mediocres profesores latinoamericanos que pululan por los campus de las universidades norteamericanas ni los zombis que pasean por la aldea de Santiago. Ni siquiera los seguidores de Parra han podido con Parra. Es más, yo diría, llevado seguramente por el entusiasmo, que no sólo Parra, sino también sus hermanos, con Violeta a la cabeza, y sus rabelesianos padres, han llevado a la práctica una de las máximas ambiciones de la poesía de todos los tiempos: joderle la paciencia al público.
..... Versos tomados al azar. Es un error creer que las estrellas puedan servir para curar el cáncer, dijo Parra. Tiene más razón que un santo. A propósito de escopeta, les recuerdo que el alma es inmortal, dijo Parra. Tiene más razón que un santo. Y así podríamos seguir hasta que no quedara nadie. Les recuerdo, de todas maneras, que Parra también es escultor. O artista visual. Estas puntualizaciones son perfectamente inútiles. Parra también es crítico literario. Una vez resumió en tres versos toda la historia de la literatura chilena. Son estos: "Los cuatro grandes poetas de Chile/ Son tres/ Alonso de Ercilla y Rubén Darío".
..... La poesía de las primeras décadas del siglo XXI será una poesía híbrida, como ya lo está siendo la narrativa. Posiblemente nos encaminamos, con una lentitud espantosa, hacia nuevos temblores formales. En ese futuro incierto nuestros hijos contemplarán el encuentro sobre una mesa de operaciones del poeta que duerme en una silla con el pájaro negro del desierto, aquel que se alimenta de los parásitos de los camellos. En cierta ocasión, en los últimos años de su vida, Breton habló de la necesidad de que el surrealismo pasara a la clandestinidad, se sumergiera en las cloacas de las ciudades y de las bibliotecas. Luego no volvió a tocar nunca más el tema. No importa quien lo dijo: La hora de sentar cabeza no llegará jamás.
en Las Ultimas Noticias
Miércoles 25 de abril de 2001

7/9/13

Inédito de Pedro Montealegre

(poeta chileno residente en Manises)


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La vanidad y su pequeño hilo de aceite. Creo que invento cosas, hincho el pecho y me sale un gorrión aleteando de los testículos, una flema transparente parecida a una medusa. No es extravagancia. Es simplemente mirar. Cuando deserto y me harto de
paracetamol o antibióticos me imagino que son gajos de una mandarina, creo que invento cosas nuevas, viene un libro reptando, se ríe de mí, me quedo con el epigastrio y el esternón a dos manos. El problema es el mal. Creo que invento. El error se tuerce en las uñas mientras escribo. No me traiciono al decir mesa a mesa, silla a silla, hombre enfermo a hombre. Ojalá hubiera nieve. Pero seca. Hielo de aislapol como si alguien moliera los dientes de un caballo. Tengo la imaginación por los suelos. Escribo como todo el mundo. No hay trabajo. No es el escapismo de Houdini. Creo que invento cosas pero la muerte husmea. Afuera de mi cueva hay aire puro. No me gusta la atadura, ni la pronunciación de ese negro. Es mentira, afuera la cola de desahuciados camina hacia el final. Escribo como todos. No hay trabajo. Un índice en mi pecho traza una cruz con pomada de mentol.

( inédito)
por cortesía de Viktor Gómez

4/9/13

Ana Alvarez-Errecalde. Tallas


“TALLAS” es una instalación de una tienda ficticia dónde se exponen unos cincuenta trajes/cuerpos de mujeres de edades, razas y tallas diferentes. Es común ver publicidades dónde las mujeres se cosifican, se presentan como objetos a adquirir o como accesorios que confieren determinado estatus . Esta exposición surge de la necesidad de dar una imagen sincera que confronte tanta publicidad que exhibe millones de imágenes distintas de una sola mujer, la perfecta.“TALLAS” parte de fotografías no retocadas que permiten ver arrugas, cicatrices, pelos, bellas "imperfecciones" de los cuerpos que crecen, aman, sufren, viven.
"TALLAS" nos invita a ponernos en la piel del otro a indagar en lo que nos impide mostrarnos como somos e ironiza en el valor que tenemos como individuos una vez que todo, específicamente nuestra propia naturaleza, se agrega a los haberes del mercado.“TALLAS” incita a la reflexión sobre el trato que se le da en nuestra sociedad al cuerpo "femenino". Indaga en el resultado de la cosificación. Permite la visualización de las “marcas” no comerciales sino reales, las cuales permanecen como tabú en las estandarizaciones de belleza. A través del arte se cuestiona el valor de la vida en función de parámetros tan arbitrarios como son nuestro lugar de origen y las apariencias.

Ana Alvarez-Errecalde: más info en su pagina web aqui

2/9/13

Irse. Antonio Orihuela

narración primera

elementos de producción crítica


 Nunca termino de irme aunque cada vez me parece todo más ajeno, más chico y limitado en lo esencial mientras el pueblo continúa desperezándose como un gigante que hubiera dormido cien años y ahora despertara destrozando unas ropas que se le han quedado pequeñas.

Yo fui el primero de la familia que empezó a irse, y digo empezó porque todos, pasados y presentes, terminábamos volviendo. Volvió Antonio de Orihuela “el camellero”, mote que trajo de Arequipa, de donde aún no termino de explicarme cómo llegó cargado con un barco de llamas que soltó en el Coto de Doñana con la esperanza de poder venderlas no sé si como animales de tiro o como bestias exóticas y que se le fueron muriendo entre las fiebres de la marisma y un calor al que su naturaleza no debía estar del todo acostumbrada. Volvieron las fotos de los tíos en Santa Clara, cuando la guerra de Cuba, con una carta en la que el inventor de los campos de concentración agradecía a la familia los servicios prestados a la patria y la sangre derramada de sus hijos más queridos, los mimos que veinte años más tarde volvían a un nuevo matadero, esta vez en Marruecos, porque, como dijo su majestad borbónica, la carne de gallina sale barata.
También volvió el tío Antonio “Zaragoza”, que tocaba jotas con la nariz por un vaso de vino en las tabernas, y los abuelos, cabizbajos y sombríos para siempre, tras haber enterrado las ilusiones de varias generaciones en la batalla del Ebro… Cómo era la guerra, solía preguntarles de niño. No sé, hijo, yo solo disparaba sin apuntar ni nada, era la único que tenías que hacer si no querías que algún alférez dudara de tu patriotismo y te metiera un tiro por la espalda. Disparar y disparar hasta que te decían que pararas, no había más. También volvieron mis padres desde una playa cerca de Cullera y hasta había gente en el pueblo que, cuando tenía que salir de él, prefería hacerlo en taxi, aunque tuviera coche propio, por si no encontraban nunca más el camino de regreso solos.
Mucha gente emigró en los años sesenta buscando un futuro que se pareciera a lo que decían por la radio y se veía en el cine que era el futuro, pero el gigante dormido tuvo la suerte o la desgracia que decidieron traerle casi a su mismo sueño el sueño de los que escapaban hacia el norte buscando la prosperidad, y el gigante empezó a despertarse al ruido de las fábricas y la gente dejaba tirado el arado en el campo porque ese era, precisamente, lo que se veía en el cine que había que hacer para alcanzar el bienestar porque, la libertad, eso, era harina de otro costal. Así, cuando yo era niño, encontré un campo aún medio aletargado, un espacio que se contraponía al pueblo con claridad, con silencio, con un abandono que desapareció hace mucho, cuando el gigante olió el perfume de las fresas que entonces eran pequeñitas y silvestres y apenas si otro sueño como el que le contaban a los niños pobres de la posguerra cuando les decían que en Huelva había plátanos en el mercado, aunque nunca hubieran visto uno, aunque se ignorase a qué sabían los plátanos.
El campo era un sitio donde los niños proyectábamos largas excursiones en bicicletas por caminos solitarios y polvorientos donde apenas había ocasión para cruzarse con algún campesino de vuelta de las labores del campo, envuelto en su pañuelo mozárabe y cabeceando un cante de trilla tan monótono como el mismo paisaje amarillo y arrasado que nos circundaba y encajaba en los linderos de las veredas. Era fácil perderse en aquel laberinto de sendas y pinares abandonados. Había veces que lo conseguíamos, nos poníamos entonces nerviosos y buscábamos el aire de la marisma para orientarnos, el sol de poniente que debía proyectar la sombra de las bicicletas hacia el este para saber que, por alguna extraña puerta, terminaríamos subiendo alguna colina desde la que ya se divisaba el pueblo. No existía nada más. El único motivo que tenía la gente para ir a Huelva en el autobús que rodea aún hoy la desembocadura del Tinto, aunque ya sólo viajen en él magrebíes, rumanos y polacas, era el médico. A Huelva se iba de males o cuando se aproximaban los días de la Virgen, en septiembre, para comprar ropa que estrenar en el día grande. No existía nada más. No existía España, país que, cabezonamente, después, en la escuela, nos obligaron a reconocer y ubicar con todo lujo de detalles, montañas, ríos y bosques que por mucho que se empeñaran los maestros, no podían ser entonces si no repeticiones de papel de nuestro río rojo, nuestro Molino de Viento o nuestra Cañada del Peral. Desde aquella mole de barriza y eucaliptos se veía todo lo que para nosotros tenía sentido, desde allí, a veces, bajamos a toda velocidad asustados por el mundo o por Manolito el tonto y entrábamos al pueblo por la Friseta recién asfaltada y mutilada para siempre de sus aceras de cuarcitas y pizarras que, a grandes lajas transversales y arcos de medio punto de ladrillo rojo, hacían de puente entre la calle y las casas.

A mí, en la pobreza de entonces, me parecía hermosísimo mi pueblo. La disposición de sus calles y la arquitectura popular, de casas bajas, permitían vastas perspectivas radiales que terminaban siempre chocando contra la iglesia del pueblo que, aunque desplazada del centro geométrico, sugestionaba con esta idea en su majestuosidad. Más allá, el blancor de las fachadas conectaba directamente con el amarillo de las eras, las huertas salpicadas de verde y la honda profundidad de los pinares del fondo.

Ya por entonces el aire dejó de ser el que, años después, encontraría en los libros de Juan Ramón, otro aventurero infantil solo que en burro, casi por los mismos sitios que yo tan bien conocía. Huelva terminó por no quedar lejana y rosa. Las fábricas se multiplicaban y casi podíamos tocarlas con la punta de los dedos desde el embarcadero de Santa. Empezaron también los problemas pulmonares, la caída repentina del cabello, niños que desarrollaban extraños tumores, se extendió el bocio, cánceres hasta entonces desconocidos en la zona y un largo etcétera de enfermedades que las instituciones políticas ocultaban y la propaganda oficial liquidaba ante las expectativas industriales de la zona y los puestos de trabajo que, a miles, se iban creando. Como un mal menor, o tal vez como el precio que a la entrada en la modernidad debíamos pagar, todos hicimos un poco de cómplices para que el daño ecológico y medio ambiental pudiera ser minimizado en comparación con las indudables ventajas materiales que la contaminación estaba trayendo a los salones, los mueblesbares y las neveras de las casas de los, hasta ayer, oscuros campesinos de mi pueblo. Tal vez lo terrible de esto es que aún, incluso cuando ya sólo su rastro de muerte lenta sigue impregnando la vida, el viejo gigante despierto para tantas cosas sigue siendo igual de condescendiente con las fábricas y con la impunidad de sus humos venenosos. Quizás porque ahora los gases mefíticos estén más repartidos, quizás porque los que durante treinta años los sufrieron ya hayan desaparecido o estén a punto de hacerlo en estos mismos momentos, quizás porque el pueblo se haya renovado tanto que apenas quede ninguno de aquellos nombres míticos con que adorné mi niñez y que eran, para mí, referencias mucho más precisas que los confusos nombres con que habían rebautizado todas las calles tras la guerra, aunque la gente los ignorara hasta el punto de que, muchas veces, llegaban forasteros que nos preguntaban por una calle que ignorábamos donde estaba o si de verdad existía y luego resultaba ser la misma en la que estábamos.

Ha debido venir mucha gente desde entonces a vivir aquí porque ahora, lo extraño, es que alguien recuerde alguno de aquellos nombre mágicos que eran algo más que nombres, que nombraban la topografía, la especialización artesanal, el lugar por donde amanecía o por donde se iba uno a encontrar con una fuente. Buenavista, Escribanos, Aceña, El Pozo del Consejo, que a mí se me hacía de un tiempo en el que los campesinos y los marineros, la gente libre, se reunía en Asamblea a decidir cosas en común sobre su pueblo, un tiempo que desde luego no era el mío, que tampoco lo fue luego y que tal vez solo sea del tiempo donde madura la materia de los sueños. Si alguien había muerto en mi pueblo luchando por ellos desde luego nadie estaba para recordarlo, más bien, al contrario, en aquellos últimos coletazos del nacional catolicismo que a mí me tocó vivir, lo fácil era retener las caras de quienes contribuían gozosos a perpetuar la pesadilla retrógrada y feudal que, desgraciadamente, el gigante despierto pero analfabeto hasta las asas, solo fue capaz de reproducir y continuar como si incapaz de contestar a la pesadilla, hubiera decidido entrar en ella solo que, ahora, formando parte del cortejo de los monstruos.

Muchas veces pienso que de aquel pueblo apenas me queda el sabor de los helados de Salvador, el vino de naranja de Cosme Sáenz y los pastelitos que continúa haciendo mi tío Juan. Pero también es cierto que en él llené mi infancia y primera juventud, más allá de con sus visiones, con otras que acaso fueran más mías, los libros de la biblioteca que Pepe anotaba primorosamente y guardaba en una cajita hasta que yo aparecía de nuevo para renovar el préstamo, los tebeos de la imprenta de Salvador Borrero, el cine de los domingos de invierno, tras el baño y la aburrida misa de doce de donde los chiquillos salíamos escopetados hacia la Plaza del Marqués en busca de la mejor butaca en la que fascinarnos con las historias de los tres supermanes, Tarzán o algún forajido del oeste. Unas partidas de futbolín después y vuelta a la monotonía de toda la semana, solo rota por las largas vacaciones del verano y el tiempo entonces aún más inmenso con el que uno volvía a no saber bien qué hacer.

Daniel me habla de volver cuando estamos allí, pero, a mí, me parece que, en realidad, nunca nos hemos ido, aunque tampoco podamos ya volver a casa. Se lo comentó una noche de diciembre a Luis Felipe Comendador, el escritor y editor salmantino.
Mientras paseábamos, nos hizo detener frente a ese engendro que levantaron en la calle Andalucía y rememorando a Juan Ramón le miró y le dijo: Mira, Platero, en esta casa grande nací yo. Es extraño, la única casa que tengo, a medias con el banco, está en Mérida, y es también la que menos siento como mía. Mis casas son, en realidad, la casa de mis padres y la casa de mi abuela Trinidad, donde nací y donde me gusta contar a la gente que debo ser de los pocos que aún duermen en la misma habitación que le vio nacer, cuando vuelvo.