9/5/14

Adrienne Rich. Codex de Poetas


Adrienne Cecile Rich (16 de mayo de 1929, Baltimore, Maryland - 27 de marzo de 2012, Santa Mónica, California), poeta, intelectual, crítica y activista lesbiana.

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TRIBUTO A ADRIENNE RICH (in memoriam) por Paula Winkler (1) (De Youkali)

El 27 de marzo de 2012 moría Adrienne Rich, nacida en Baltimore en 1929, a los ochenta y dos años. Poeta irreverente, de aquellas que se podría denominar como “de las grandes ligas”, ensayista vivaz e incansable teórica de la cultura, Adrienne se despidió de las Letras en Santa Cruz de California, donde vivió casi cuarenta años junto a su compañera Michelle Cliff, también escritora y editora. Feminista, su vida y su poética fueron un acontecimiento en el sentido lacaniano del término, es decir en dirección a los tres registros RSI (real, simbólico e imaginario) al haber producido en la poética norteamericana una nueva ruptura del canon y en su paso por este mundo, un llamado a la decencia y la libertad. Su obra no ha sido aún traducida en su totalidad al castellano aunque podemos encontrar algunas buenas traducciones y nos llegan muchos de sus poemas, gracias a pedidos de autorización realizados para traducir y publicar algunos de estos en diferentes revistas de prestigio españolas e hispanoamericanas. El 25 de abril de 2012 el New York Times nos recuerda, con motivo de la recreación en memoria de sus textos, que sus libros no inspiran al lector a pensar nada acerca de su obra sino más bien a interrogarse una y otra vez sobre sí mismo. Y quien logra esto con su letra aporta a la sociedad mucho más que un mero elector pasivo. Si trabajar en el duro oficio de la escritura es roturar caminos para tender puentes, y también buscarlos significantes sustituyentes o superadores necesarios para desandar la legalidad de los cruelmente recorridos, en Norteamérica Adrienne Rich instaló una voz que no va a quedar muda ni prisionera del olvido entre los techos rasados o las cúpulas de los vistosos rascacielos. “Una mujer que piensa duerme con monstruos”, expresaba Rich. Gracias a obras y vidas como las de ella, una mujer de esta época acaso solo duerma ya con algún fantasma, y al dejar fluir a su inconsciente sepa resistir mejor esos patrones colectivos impuestos por el engaño y la propaganda. En una ocasión, Victoria Ocampo, la conocida escritora argentina, denunciando a su modo la cultura patriarcal y la estupidez de los prejuicios en una conferencia radial de media hora, “La mujer y su expresión”, abordó un tópico, que luego trató en más de una ocasión, iniciando su parlamento con una anécdota, que sería retomada años más tarde en un sinnúmero de trabajos contemporáneos sobre historias de mujeres: “No me interrumpas”. Aludía en esa ocasión la ensayista argentina a una conversación telefónica que escuchó casualmente entre un hombre de negocios desde Berlín y su mujer en la que, del lado masculino, el monólogo insistía en fijarle a la esposa un “no me interrumpas” constantemente (2). Las mujeres y escritoras de nuestra generación estamos cruzando puentes y hacemos nuestro camino al andar gracias a luchadoras como Adrienne Rich. Y si nos interrumpen, retomamos pacientemente la voz, pues nos alienta la memoria en habitual murmullo de las personas para quienes el derecho a la literatura es un derecho humano que se supo forjar. Pero al haber declinado el nombre-del-padre, y puesto que el amo patriarcal dejó de ser el dador de la ley, hoy hombres y mujeres nos encontramos ante nuevos desafíos: vgr., convertir la ley positiva en la justicia que nos inspiraran los griegos, expulsar la corrupción en todas sus formas, y estimular la educación para que ningún derecho humano quede en el olvido (o en la memoria caricaturesca de los parques temáticos y de los discursos vacíos tan en boga en las “TIC” - tecnologías de la información y comunicación). Menuda tarea esta, si se observa que el poder continúa sostenido en su posición de relacionamiento con el otro como si este fuera un objeto y condensado en ese Otro que no tiene “otro otro”. “(...) Lo que sucede entre nosotros / ha sucedido durante siglos / lo sabemos por la literatura / todavía sucede / celos sexuales / mano que se lanza / a golpear el lecho / sequedad de boca / después de jadear / hay libros que describen todo esto / y no sirven (...)” (3) Leer a Rich es comprender el vínculo inexorable entre poesía e historia, tender lazos de amor y coraje con todos aquellos lectores, hayan escrito o no, que no eligieron en este mundo el silencio ni la ceguera sino la palabra del sentido, aquella que acciona porque no mata la metáfora. Recuérdese ubicar a Adrienne Rich en su espacio epistemológico y geográfico y en una época en que Norteamérica ni siquiera conocía de las tolerancias que hoy vende disfrazadas de multiculturalismo, una mera sumatoria de guetos urbanos, con puentes que se transitan solo a la hora de las definiciones del transporte para concurrir al lugar de trabajo. “Pienso esto -escribe Rich- en un país / donde las palabras se quitan de las bocas / como el pan se quita de las bocas/” (4). En la Norteamérica contemporánea se superaron las diferencias e inequidades, la discriminación y violencia, todo lo irracional, en fin, que fuera construido por la incomprensión de la sexualidad o del color de la piel, eso que aparece denunciado en la poética de Adrienne Rich. Pero el envés de este presente son las guerras de territorios, la imposición de cultura, la vulnerabilidad de los inmigrantes (legales o no), la carencia de un sistema cuerdo de salud, la ignorancia de algunos estados que contrasta con la movida artística de Nueva York en todos sus más caros sentidos, y continúa la lista... Por eso su vigencia es universal, en el sentido de que su letra nos incumbe a todos. Y es a partir de que Adrienne Rich piensa en un país donde las palabras parecen quitarse de las bocas de sus habitantes y forasteros, que pienso en ella y escribo este apretado homenaje. Lo hago desde un país donde todavía levantan su vuelo el cóndor andino y las gaviotas.

1.- Paula Winkler es doctora en derecho y ciencias sociales y magister en ciencias de la comunicación, ha sido Juez Camarista en el Tribunal Fiscal de la Nación de la República Argentina; novelista y ensayista; actualmente es profesora titular del Instituto de Psicoanálisis aplicado a las Ciencias Sociales de la Universidad Kennedy. Alguna de su producción literaria puede leerse en: www.aldealiteraria.com.ar. Es colaboradora de Youkali.
2.- Ocampo, Victoria. Testimonios. Primera serie. Madrid: Revista de Occidente, 1935. Ver también Viñuela, María Cristina. Delfina Bunge. Victoria Ocampo, hacedoras de un espacio literario 1920-1940.Mendoza: Revista de Literaturas Modernas. Los espacios de la literatura. Nº 34- año 2004- ISSN 0056 - 6134, 2004. ISBN: 1885-477X        Y O U K ALI, 13 página 142
3.- Fragmento de “Arden papeles en vez de niños”, 1968. 
4.- Tiempo americano, fragmento. Pertenece a la antología “Poemas, 1963-2000”-----

Reparto de tareas


Las revoluciones dan vueltas, pactan, hacen declaraciones:
una revista nueva aparece, viejos nombres en su cabecera,
una revista antigua abrillanta su obra
con deconstrucciones de la prosa de Malcolm X
Las mujeres en las filas traseras de la política
todavía lamen hilo para pasarlo por el ojo
de la aguja, truecan huesos por plástico, rajan vainas
para venderlas como collares en los cruceros
hacen inmaculados vestidos de Primera Comunión
con planchas y vacilante agua caliente
todavía ajustan los microscópicos hilos dorados
en los chips de silicio
todavía dan clase, vigilan a los niños
esaparecidos en las callejuelas de fuego cruzado, los barrancos de
repentinas         inundaciones
los repentinos incendios de queroseno
-mujeres cuyo trabajo reconstruye el mundo
todas y cada una de la mañanas
He visto a una mujer sentada
entre la estufa y las estrellas
sus dedos chamuscados de apagar las velas
de la pura teoría Indice y pulgar:         los dos quemados:
he sentido esa cera sagrada levantarme ampollas en la mano


1988. Versión de María Soledad Sánchez Gómez
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TIEMPO NORTEAMERICANO

I
Cuando mis tiempos dieron signos
de volverse
políticamente correctos
no imágenes indómitas
que escapan de los límites
cuando al caminar por la calle vi
que se elegían temas por mí
supe de qué cosas no hablaría
por miedo del uso que les dieran los enemigos
entonces empecé a hacerme preguntas

II
Todo lo que escribamos
será usado contra nosotros
o contra quienes amamos.
Estas son las condiciones,
las tomas o las dejas.
La poesía nunca tuvo ocasión
de estar lejos de la historia.
Un verso mecanografiado hace veinte años
puede ser una pintada que brilla en una pared
para exaltar el arte distanciado
o tortura de quienes
no amábamos pero tampoco
queríamos matar.
Cambiamos pero nuestras palabras permanecen
se hacen responsables
de más de lo que pretendíamos
y esto es privilegio verbal.

III
Intentar sentarse a la máquina de escribir
una cálida tarde de verano
en una mesa junto a una ventana
en el campo, intentar fingir
que tu tiempo no existe
que tú eres simplemente tú
que la imaginación se extravía simplemente
como una gran polilla, sin intención
intentar decirte a ti misma
que no tienes compromiso
con la vida de tu tribu
el aliento de tu planeta.

IV
No importa lo que piensas.
Las palabras serán consideradas responsables
cuanto puedes hacer es elegirlas
o elegir
seguir en silencio. O nunca tuviste elección,
que es por lo que las palabras que perduran
son responsables
y esto es privilegio verbal.

V
Imagina que quieres escribir
sobre una mujer que entreteje
el pelo de otra mujer-
dejando que cuelgue, o con cuentas y conchas
en trenzas de tres cabos o como filas de granos-
mejor sería que supieras el grosor
la largura el modelo
por qué decide trenzarse el pelo
cómo se lo hacen
en qué país sucede
qué más sucede en ese país
Tienes que saber estas cosas

VI
Poeta: hermana: palabras-
nos guste o no-
perduran en un tiempo propio.
No sirve lamentarse Lo escribí
antes de que Kollontai fuese exiliada
Rosa Luxemburg, Malcolm,
Anna Mae Aquash, asesinados,
antes de Treblinka, Birkenau,
Hiroshima, antes de Sharpeville,
Biafra, Bangladesh, Boston,
Atlanta, Soweto, Beirut, Assam
-esos rostros, nombres de lugares
cercenados del calendario
del tiempo norteamericano

VII
Pienso esto en un país
donde las palabras se quitan de las bocas
como el pan se quita de las bocas
donde los poetas no van a la cárcel
por ser poetas, sino por ser
de piel oscura, mujeres, pobres.
Escribo esto en un tiempo
en el cual lo que escribimos
puede usarse contra quienes amamos
en el que no se da nunca el contexto
aunque intentemos explicarlo, una y otra vez.
Por el bien de la poesía al menos
tengo que saber estas cosas.

VIII
A veces, planeando de noche
en un avión sobre la ciudad de Nueva Yorkb
me he sentido como una mensajera
llamada a entrar, destinada a unirse
a este campo de luz y oscuridad.
Una ambiciosa idea, surgida de volar.
Pero bajo esta ambiciosa idea
se halla la reflexión de que a lo que debo unirme
después de que el avión haya rugido en la pista
después de subir mis viejas escaleras, sentarme
ante mi vieja ventana
va a romperme el corazón y reducirme al silencio.

IX
En Norteamérica el tiempo tropieza
sin avanzar, liberando sólo
un cierto dolor norteamericano.
Julia de Burgos escribió:
Que mi padre fuera esclavo
es mi dolor; que hubiera sido amo
habría sido mi vergüenza.
Palabras de una poeta, colgadas de una puerta
en Norteamérica, en el año
mil novecientos ochenta y tres.
La luna casi llena se levanta
hablando eternamente de cambio
por encima del Bronx, el río Harlem
las ciudades sumergidas de Quabbin
los túmulos funerarios saqueados
las ciénagas tóxicas, los campos de pruebas
y empiezo a hablar otra vez.
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Veintiún poemas de amor III

Porque ya no somos jóvenes, las semanas han de bastar
por los años sin conocernos. Sólo esa extraña curva
del tiempo me dice que ya no somos jóvenes.
¿Caminé yo acaso por las calles en la madrugada, a los veinte,
con la piernas temblándome y los brazos en éxtasis más pleno?
¿Acaso me asomé por alguna ventana buscando la ciudad
atenta al futuro, como ahora aquí, esperando tu llamada?
Con el mismo ritmo tú te aproximaste a mí.
Son eternos tus ojos, verde destello
de hierba salvaje refrescada por la vertiente.
Sí. A los veinte creíamos ser eternas.
A los cuarenta y cinco deseo conocer incluso nuestros límites.
Te acaricio ahora, y sé que no nacimos mañana,
y que de algún modo tú y yo nos ayudaremos a vivir,
y en algún lugar nos ayudaremos tú y yo a morir.

1974-76

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Un atlas del mundo difícil, II

He aquí un mapa de nuestro país:
aquí está el Mar de la Indiferencia, barnizado de sal
Este es el río maléfico que fluye de la frente a la ingle
agua que no nos atrevemos a probar               
Este es el desierto en el que se han plantado misiles como bulbos               
Este es el granero de las granjas hipotecadas
Este es el lugar donde nació el chico rockero              
Este es el cementerio de los pobres
que murieron por la democracia        Este es el        campo de batalla
de una guerra del siglo diecinueve        el sepulcro es famoso:
Esta es la ciudad marina de mito e historia cuando las      flotas pesqueras se arruinaron             aquí es donde había trabajo         en el muelle               
congelando pescado en trozos paga       por horas sin dividendos
Estos son otros campos de batalla        Centralia  Detroit
aquí están los bosques primitivos los filones       de cobre de plata
Estos son los suburbios del consentimiento        el silencio se eleva como el
                                                                      humo de las calles
Esta es la capital del dinero y del dolor; sus pináculos
estallan en el aire caliente, sus puentes se desmoronan
sus hijos van a la deriva por ciegos callejones confinados
entre alambres de espinas enrollados
Prometí mostrarte un mapa y dices pero esto es un mural
entonces bien, déjalo estar son         pequeñas diferencias
la cuestión es desde dónde lo miramos


1990-91 Versión de María Soledad Sánchez Gómez

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