27/2/18

María Salgado en Nueva Cultura

POETICAS del DISTURBIO

V.M: En Hacía un ruido, que tú misma defines como zona de investigación más que obra cerrada, exploras los límites del lenguaje y juegas con la disposición textual. Esto se está convirtiendo en un gesto cada vez más frecuente en la poesía contemporánea, a veces con un componente de transgresión que no termina de estar muy claro. No es el caso de tu obra, donde la ruptura del lenguaje- el lenguajeo- y el propio espacio de escritura no solo son significativos sino que son fundamentales para comprender tu trabajo. En este sentido, ¿podemos hablar de un giro en la poética de Hacía un ruido respecto de obras anteriores como ferias o 31 poemas? ¿Cómo se relaciona esto con el 15M? ¿Existía una voluntad de transformación social a través de tu poesía antes del 15M?
M.S: El proyecto de Hacía un ruido es bastante marcado en su forma respecto a mis trabajos anteriores, si bien cierta experimentación tipográfica y de disposición de la página ya se anunciaban en ready de alguna manera -como por ejemplo, en el último texto, el de la lista de ciudades, que estaba pensado como un desplegable que no se hizo hasta que me invitaron a participar en un catálogo de arte, y que en el libro apareció dividido en páginas. Temáticamente, ready también contiene una pregunta por la significación política de los disturbios, pero a partir de una forma de poema diferente. Para mí esta pregunta se remonta incluso a 31 poemas, al texto que se titula “poética de la tecla insert y que habla de los disturbios de 2005 en Francia. La matriz de esta línea semántica es ¿qué pasa cuando se hace arder todo?
Pero, formalmente, el salto lo doy con Hacía un ruido, donde me hago cargo de la práctica del collage y de la doble página pensada como un espacio y un tiempo diferentes al del típico poema alineado al margen izquierdo. Es en 2011 cuando me ocupo de estos dos gestos, muy especialmente a partir del 15M, como una experiencia subjetiva tan fuerte y tan irreversible que hace que ya no me sirva la forma de mis poemas. Para hacerme cargo de aquella experiencia y poder transferir aquel mundo, que era, para mí, básicamente, el mundo de la asamblea, horizontal y desconfiados de la portavocía, problematicé mucho el “yo”. Según van pasando los años, la experiencia del 15M está más relatada y cerrada, pero cuando estábamos sumergidas en ella, era desbordante pensar en cómo contarlo. Esto fue una gran pregunta hacia la forma: cómo contamos la experiencia de ruptura y las tensiones políticas novedosas que están apareciendo -no las previas, sino los nuevos debates acerca de la organización o la idea de pueblo-. Hacía un ruido sirve también como documento, como atesoramiento de unas frases que estaban en el aire y que había que guardar, porque su ciclo estaba terminando. Es, por todo ello, un texto hecho a partir de frases de otros, y de frases mías insertas entre las frases de los otros.

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