26/12/10

Princesa Inca. Codex de Poetas

(Cristina Martin) Barcelona

Poeta y miembro del colectivo Radio Nikosia, colaboradora durante algún tiempo de La Venta (con Gemma Nierga) en La SER. Recita ocasionalmente y escribe en su blog:
http://www.laprincesainca.blogspot.com/




y nuestro cuerpo desnudo esperando una palabra,
y nuestros ojos inconformes vomitando el vértigo,
y la sabiduría de vivir a tientas, ciegos y en silencio,



y la espera enredando la lluvia en el paladar de sombra
y la amonestación con forma de golpe por vivir al límite de mil bocas
y la tierra bajo los pies chicos y mortalmente fríos
y la tortura del ser, y la ceguera de un mundo-espejismo
y la prisa agarrada a las manos, a la saliva viciada de dar a otros

y el suelo y el discurso de un loco, y los pechos caídos de dar de mamar
una y otra vez a niño inexistente
y el garabato del cuerpo cada noche ausente bajo las sábanas
y el sabor de la agonía y el placer de la bienvenida mañana, azul, rara,
espléndida, llena de sonidos, de café, de mejoras en la piel triste...

y el nerviosismo de la búsqueda y la verdad ajena de los edificios
y de las sombras de los mismos edificios y de los que habitan en los edificios
como pájaros helados dentro de su nido,

y el traqueteo de la lluvia en la espalda
y la parsimonia de mirarse a las pupilas dilatadas
y las exactas pupilas reflejando el mundo

y el mundo
y el mundo 
y el mundo crispado cerca de las venas azules,
el mundo,
sí,
el mundo.
alrededor de un circo de rostros
cerca de un laberinto de ojos

como una muñeca deshilachada
que ríe y canta desde sus dientes

como un prospecto blanco y negro
de pastillas deshechas en la boca

como un crucigrama absurdo e inútil
que guarda el sabor del aburrimiento...

las manos erráticas,
el cerebro buscando horizontes agudos,
el cuello cerca del océano de nadie,

porque llegar a se nadie es la meta
bajo la vastedad inclasificable del miedo
escarbando en los huesos.
sólo tengo lágrimas
y un ascensor que no sube hasta tu boca

sólo tengo lágrimas
y un espejo que me devuelve la saliva y el olvido

sólo tengo un frío en las manos
y un poema que no te llevare

sólo tengo un miedo de ojos vidriosos
y una habitación muda de no tenerte
quisiera volver a la matriz-paraíso
quisiera encontrarme desnuda en el mar cada mañana
despertando con la luz de un amanecer indescriptible
quisiera tirarme desde mi ventana y volar hasta tu cuerpo
quisiera servir de guia en alguna ruta
quisiera ser la sal o la saliva
quisiera pisar el fuego y ver más allá de las cosas
quisiera amamantar a un lobo
quisiera mamar de unos pechos grandes y suaves
quisiera el ahora o el nunca
quisiera la luz o la palabra 
quisiera desbancar el miedo y la prisa
quisiera conocer la ruta o el espacio
quisiera comer chocolate a todas horas
quisiera mover la materia y el tiempo
quisiera ser invisible y eterna
quisiera conocer la respuesta 
quisiera caminar encima de las brasas
quisiera ir siempre desnuda
quisiera comunicar sin palabras
quisiera cambiar algo del universo 
quisiera amar con los huesos y la fiebre
quisiera conocer mi alma o mi origen
quisiera no tener miedo
quisiera ser una gata o un pájaro
quisiera entrar en una célula o un átomo
quisiera ser una bruja o un hada
quisiera encontrar mi camino
quisiera creer realmente en algo
quisiera llorar poco
quisiera resucitar a mi padre y a mi abuelo
quisiera decirles que les amo grandiosamente
quisiera ser la niebla la lluvia o el viento
quisiera viajar muy lejos
quisiera soñar, soñar, soñar hasta el infinito.
te quiero ver como un viento atenuado
buscando tu lugar en el mundo

no llores solo,
intentaremos cuidar de ti un poco
lo poco que se pueda
porque yo también vago perdida
errante de mí

y este universo está hecho de trozos de dolor
y este lugar esta hecho de trozos de dolor

pero al final de túnel hondea una luz
llena de nubes y previsión hermosa de lluvia

golpearemos los charcos con los pies
y nos reiremos de la tormenta

y volveremos a soñar
otra vez, otra vez,

Hablábamos a los árboles, hicimos el amor a los árboles, besábamos a los árboles. Una ambulancia vino a buscarnos, nos ataron. Ellos siguieron hablando a sus dioses, de rodillas en las iglesias, masturbándose ante una tele. Nosotros seguimos atados y pinchados con Haloperidol mientras leían y creían sus cartas astrales por internet...Pero sí, los locos, los paranoides éramos nosotros.. Porque hablábamos a los árboles y porque les hacíamos el amor. Ellos eran los cuerdos

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